El restaurante Granja Royal fue uno de los varios establecimientos que aparecieron a principios del siglo XX utilizando la palabra «Royal» en su nombre.
1911 ESTEVE SALA CANYADELL ABRE LA GRANJA RESTAURANTE
La abrió en 1911, Esteve Sala i Canyadell uno de los empresarios más prolíferos en el ramo de la restauración a principios del siglo pasado. Había encontrado un solar en la Rambla de los Estudios 8, consiguió convencer a Romeu y Aixelà, dos antiguos dependientes de Casa Esteve Riera una pastelería de las más famosas en aquel tiempo que aceptaran abrir una granja cafetería en aquella zona de la actual Rambla (hoy ocupada por el restaurante y Cafetería Moka).
El futuro local fue proyectado por Jaume Llongueras con tres espacios diferenciados: pastelería, sala de té con servicio de restaurante y un lujoso salón para fiestas y banquetes con una tarima en centro destinada a amenizar las comidas y banquetes en la que un piano esperaba a los músicos que amenizarían las comidas, banquetes y reuniones de clientes.
La sección de pastelería pronto consiguió acaparar gran parte de la clientela de Esteve Riera ya que Romeu y Aixelà conocedores de los productos más demandados en su anterior local se decantaron para ampliarlos y mejorarlos.
Otro de los frentes abiertos por la Granja Royal fue con el restaurante la Maison Dorée arrebatándole una parte de la clientela manteniendo un enconado enfrentamiento, promocionando a primera hora de la tarde los tés y cafés concierto que fueron muy bien acogidos por parte de la aristocracia barcelonesa que tuvieron gran aceptación y que se pasaban las tardes tomando un té o café escuchando las melodías de moda.
Otra de las ventajas que exploto la Granja Royal fue su ubicación en una acera muy transitada de la Rambla para instalar una terraza exterior a la entrada del local, en la que los clientes poco amantes de la música fomentaban el chismorreo de la alta sociedad y de los artistas.
Esto que en principio fue algo que gustaba a sus propietarios luego se volvió en contra ya que la voz fue corriendo y poco a poco se formaba delante de las mesas un grupo de mirones para observarlos que entorpecía el paso de los viandantes ajenos a los comentarios y mirones. Esta aglomeración de curiosos que entorpecían el paso de viandantes empezó a molestar a los propios clientes viéndose observados que obligaron a los responsables del local a reclamar la presencia de la policía para evitar altercados desagradables.
La fama alcanzada había tenido repercusión en la sociedad que había conseguido aglutinar una clientela heterogénea , que al inicio de la Primera Guerra Mundial en su Salón Imperial confraternizaban políticos, espías, personajes de la alta sociedad española e europea, empresarios y la prostitución de lujo extranjera, que estableció en el Royal su cuartel general.
El Royal al atardecer se convertía en una pasarela por la que desfilaban bellezas impresionantes con vestidos carísimos y abrigos de piel, buscando relaciones interesadas.
La fama del Royal se prolongó durante toda la década de los años 1920’s y el espíritu de innovación posteriormente a su inauguración Barcelona conoció nuevos locales que adoptaron el nombre de Royal en el centro de la ciudad para sus establecimientos y que no tuvieron ningún tipo de vinculación con el Café Restaurante Royal.
La Granja Royal instalada en los bajos del Hotel Oriente y la Granja Royal, en Pelayo 58, propiedad de Esteban Sala, un establecimiento de lujo realizado por Antoni Utrillo que consiguió el primer premio de decoración en 1919 y que su principal dedicación fue la venta a granel de la leche y sus derivados.
1933 CIERRE DEL LA GRANJA RESTAURANTE
Esteva Sala cerró el Café Restaurante Royal a final de 1933 pocos meses después fue sustituido por el antiguo Café Moka, un local que escribiría otra página en la historia de los cafés de la Rambla.
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