PATRONA DE BARCELONA
Cuando se habla de la patrona de Barcelona, ninguno duda en nombrar a la Virgen de la Merced, cuya festividad se celebra el 24 de septiembre, algunos los más mayores, a lo mejor comentan que anteriormente la patrona fue Santa Eulalia (Olalla), cuya fiesta se celebra el 12 de febrero, en honor de una niña, de 13 años, que vivió en las afueras de Barcino, por su martirio durante el período de persecución a los cristianos y su milagro durante el traslado de su cuerpo a la Catedral en el año 878.
Pero lo que ya será más difícil es que muchos conozcan que antes de esta Santa y esta Virgen, Barcelona tuvo una patrona otra Santa cuya fiesta se celebraba.
Para muchos ciudadanos no dudan en pensar en la Virgen de la Merced, que adquirió este honor tras haber destronado a la anterior patrona Santa Eulalia. Para los más mayores seguro que encontraremos a algunos que antes fue Santa Eulalia, cuya fecha se celebraba el 12 de febrero, pero a lo mejor desconocen que Santa Eulalia en su día destrono en su patronazgo a la primera patrona de Barcelona que fue Santa Madrona, cuya fiesta se celebraba el 15 de marzo y que fue Santa Madrona.
SANTA MADRONA, LA LEYENDA
En el mundo católico existen dos tipos de imágenes o templos dedicados al sexo femenino: las dedicadas a la Virgen María (en todas sus versiones según el lugar en que se apareció por primera vez) y la de las Santas que están dedicadas a premiar por parte de la iglesia a aquellas mujeres, que durante su vida realizaron obras humanitarias o perdieron su vida a costa de defender la fe.
Entre estas últimas que reciben el título de “Santa”, se encuentra la primera patrona de Barcelona Santa Madrona, cuyos hechos nos han llegado a través de la leyenda o realidad, que ha llegado a nuestros días por personas que en tiempos pasados al igual que hacemos nosotros hurgaron en la historia para ofrecernos lo que encontraron en su día.
La historia de la primera patrona y la más desconocida (no olvidada), es la de Santa Madrona. Como siempre se han encontrado varias versiones aunque la más conocida sea la del historiador Joan Amades i Gelats, nacido en Barcelona el 23 de julio de 1890.
Según Amades, Santa Madrona había nacido en la zona de Montjuic y tras la muerte de sus padres y quedarse huérfana, tuvo que ir a vivir a Tesalónica (Grecia) a casa de un tío suyo. Otra de las versiones dice que la verdad es que al quedarse huérfana fue a trabajar de criada a una casa, pero las dos versiones coincides en que Madrona, murió martirizada en Tesalónica a consecuencia de su fe.
Madrona pasó por un auténtico calvario, ya que la señora de la casa cuando se enteró de que era cristiana, le hizo la vida imposible, la ató y la golpeó para evitar que asistiera a misa y que un ángel la desatara y la acompañó a la iglesia. Al percatarse de este acto, la señora montó en cólera, y la golpeó nuevamente hasta que murió.
Tiempo después de su muerte, llegaron a Tesalónica, unos comerciantes franceses, para comprar artículos interesantes para revenderlos posteriormente en Marsella. Entre los que se encontraba el cuerpo de Madrona, que pese al tiempo que llevaba muerta se encontraba en perfectas condiciones (como si estuviera dormida), por lo que los mercaderes decidieron adquirir el cuerpo para poder revenderlo a los científicos para su estudio a su llegada a Marsella.
En la travesía de vuelta hacia a Marsella, una fuerte tormenta, les hizo refugiarse en el puerto de Barcelona, hasta amainar, pero cuando volvió la calma y pensaban continuar con el viaje, para sorpresa de todos cuando se disponían a zarpar, estalló una nueva tormenta, al repetirse el hecho en varias ocasiones, decidieron dejar el cuerpo de Madrona para ver si podían continuar con el viaje.
Los portuarios que conocían a Madrona, por ser vecinos de Poble Sec, viendo lo sucedido decidieron enterrar a madrona en una Ermita de Sant Fruitós, que estaba ya al principio de la montaña. La historia corrió entre los vecinos del barrio, que pronto empezaron a subir a la ermita para realizar plegarias, que determinaron que ante los milagros atribuidos a Madrona, la ermita cambiara de nombre y se convirtiera en Santa Madrona.
1563 LA PRIMERA ERMITA
La historia de la iglesia, empezó en 1563, cuando la ermita fue ofrecido a los padres capuchinos para establecerse a las afueras de la ciudad, los cuales en un principio, no la aceptaron por considerarla muy pequeña para su labor, no obstante en 1619, aceptaron instalarse con la condición de poder edificar una nueva iglesia donde venerarían las reliquias de Santa Madrona.
Como resultado de una batalla acontecida en 1642, el convento sufrió un ataque quedando muy deteriorado, por lo que el convento y la iglesia fueron abandonados.
En 1651, el convento fue ocupado militarmente por lo que al año siguiente, el edificio fue fortificado, para poder resistir los continuos ataques de los enemigos, ya que se encontraba lejos de la protección de la tercera muralla.
1661 LA ERMITA SE RECONSTRUYE
En 1661 se iniciaron las obras de reconstrucción de la iglesia, que se inauguró en 1664. En 1697, cuando el ejército francés sitió la ciudad, los capuchinos para proteger las reliquias de Santa Madrona, como medida de precaución, las llevaron a la catedral de Barcelona, para que estuvieran mucho más protegidas.
Con motivo de la Guerra de Sucesión (1705-1714), la iglesia y el convento, en 1706, sufrió los efectos bélicos, al ser ocupado el convento por el ejército sirviendo de base para el ataque a Montjüic, ya que por su situación el convento era un lugar estratégico, desde el que se podía atacar la ciudad.
En 1713 los capuchinos lo evacuaron y el lugar sirvió para la defensa de Barcelona. Hasta que cayó en manos de las fuerzas borbónicas, que lo destruyeron a cañonazos.
Finalizada la guerra los capuchinos intentaron en varias ocasiones, reconstruir el convento, pero nunca se autorizó su reconstrucción, ya que era un edificio levantado fuera de la muralla, que podía dificultar el control de la ciudad, ya que lo veían más a un cuartel que a un lugar de culto.
En 1717, consiguieron que Felipe V, les autorizase la compra de unos solares, en el antiguo Huerto del Vidrio “Hort del Vidre” que estaban ubicados cerca de las Ramblas en la actual calle Fernando, lugar en que hoy se encuentra ubicada la Plaza Real, para que edificaran su convento.
1718 EL CONVENTO CAPUCHINO JUNTO A LA RAMBLA
La colocación de la primera piedra tuvo lugar en 1718 y la inauguración del convento se realizó en 1723, la apertura del nuevo convento, sirvió para el retorno de las reliquias de Santa Madrona a la sede de los capuchinos.
La iglesia del convento se encontraba en el actual cruce de la Rambla y la calle Fernando y estaba situado perpendicular a la primera. El claustro y dependencias conventuales estaban al lado de la iglesia (en el lado mar), a continuación se encontraba el huerto. En 1822 el lugar fue expropiado y pasó a manos del Ayuntamiento, que lo derribó en 1823.
En 1824 se tomó la determinación de reedificarlo de nuevo en la ladera de Montjüic, al mismo tiempo que se urbanizaba su entorno. Los capuchinos vendieron una parte de los terrenos para hacer frente a los gastos de la construcción de la nueva iglesia que situó en la calle Fernando.
1835 EL CONVENTO ES INCENDIADO DURANTE UNA BULLANGA
En 1835, después de los motines anticlericales contra las órdenes religiosas, los capuchinos abandonaron los edificios. El convento fue utilizado como escuela y la iglesia se convirtió en teatro, lo que evitó su derribo. Finalizadas las revueltas y una vez lograda la calma social, se derribó el convento. En su solar se empezó a construir, en 1850, una plaza de tipo neoclásico proyectada por Francesc Daniel Molina i Cascamajó, que es la actual Plaza Real de nuestros días.
1888 LA IGLESIA DEL FUTURO POBLE SEC
Finalizado su periplo en la calle Fernando, los capuchinos decidieron reconstruir nuevamente la iglesia y convento de la calle Tapioles, en su construcción fue colocada una puerta falsa por la calle Margarit, que había pertenecido al antiguo monasterio de San Juan de Jerusalén derribado en 1882, que el obispo de Barcelona Jaume Catalán, mando salvar del derribo del convento.
La iglesia se abrió a los feligreses en 1888, acto que resulto un acontecimiento para el barrio del “Poble Sec”, ya que a la ceremonia asistió la reina regente María Cristina y su hijo Alfonso XIII.
Originalmente la iglesia no tenía campanario, por lo que a principios del siglo XX se decidió construirlo sobre el pórtico de entrada con una altura total de cincuenta metros, para que pudiera ser visto por los vecinos del barrio.
El viernes 22 de junio de 1899, La Vanguardia en su página 2, escribía:
La parroquia de Santa Madrona (iglesia nueva), celebrará el domingo, festividad de San Juan Bautista, un oficio solemne en honor del glorioso Precursor, cuya antigua imagen y Santa Reliquia, procedentes del derruido convento de San Juan de Jerusalén, se veneran en la misma.
En 1909, con motivo de los sucesos de la Semana Trágica, la Iglesia de Santa Madrona, al igual que otros conventos e iglesias, sufrió los ataques de los anarquistas, que la dejaron muy dañada. Posteriormente, el interior fue reconstruido.
Durante la Guerra Civil, en 1936, el campanario fue descabezado, ya que su cúpula (de piezas de cerámica oscura), le hacía objetivo fácil para los bombardeos de las fuerzas rebeldes, cuyas obras de demolición del campanario respetaron el resto del edificio.
Confiscado por la Comisaría de Orden Público, formó parte del proyecto educativo CENU (Consell de l’Escola Nova Unificada), racionalista y laico. No obstante, el Consejo Económico de la Madera Socializada consiguió apoderarse del edificio, que lo convirtió en garaje, taller de reparación de vehículos (en su interior realizaron un hueco que permitía reparar camiones) y almacén, con el propósito de crear una industria autosuficiente.
En 1938, el Consejo Económico de la Madera Socializada firmó una cesión temporal de los talleres al Ministerio de Defensa por necesidades bélicas.
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