Uno de los muchos cabarets de principios de la Barcelona del siglo XX fue el Villa Rosa, ubicado, en la calle Arco del Teatro 3, justo al dejar la célebre Rambla.
LA SAGA FLAMENCA DE LOS BORRULL
Su propietario, Miguel Borrull, había visto en el antiguo local de Cal Macià, taberna frecuentada por él frente al prostíbulo de Madame Petit, el lugar apropiado, para después de adecuarlo, convertirlo en un local en el que se celebrasen con preferencia espectáculos aflamencados.
Miguel Borrull, fue un guitarrista que había nacido en 1866 en Castellón y el fundador de una saga de artistas cuyos principios, fueron las actuaciones, en los cafés y los colmaos madrileños. Borrull había, destacado como el tocaor preferido de don Antonio Chacón, pero sus inquietudes artísticas lo trasladaron a Barcelona en 1915.
Un año después ya asentado en la Ciudad Condal, abrió en el Arco del Teatro, el célebre Café Cantante Villa Rosa, que pronto se convirtió, en uno de los locales referentes de aquella zona de las Ramblas.
EL TABLAO
Al local se accedía por una puerta de cristal que daba paso al guardarropía y a una primera barra donde se servía buen jamón y el típico pescadito frito. Sus clientes eran diversos, desde turistas a personas acomodadas y representantes de la burguesía barcelonesa.
Pasado el guardarropía y la barra de degustación, se encontraban dos salas decoradas con motivos típicos andaluces de corte taurino, una sala pequeña con una columna y una sala grande con un escenario y unas mesas y sillas en su entorno.
También tenía un piso superior, donde se comentaba que era un lugar, escogido por algunas personas donde se empezó a consumir la cocaína, en la ciudad.
En el local actuaron grandes artistas del baile flamenco entre los que se encontraron, sus hijas Concha y Julia Borrull y una joven artista que en aquellos momentos, daba sus primeros pasos en el mundo del baile la inconmensurable Carmen Amaya y su padre El Chino.
Miguel Borrull, murió en febrero de 1926, dejando el negocio en manos de su hija Julia, ayudada en la parte artística por su hermano Miguel Borrull (hijo).
El 4 de abril de 1928 la revista Mundo Gráfico, Publicaba en sus páginas una fotografía que decía “En el Arco del Teatro, pórtico del barrio chino, que se abre sobre la Rambla, unos lisiados piden caridad a los juerguistas que van a Villa Rosa.
Con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1929, el Villa Rosa se abría paso entre los monumentos que hay que ver en Barcelona, nuevamente, Josep María Planes escribía: el turista no puede perderse la visita al Tibidabo, Montserrat, la Sagrada Familia, la Monumental, Montjuic, la casa Mila… y el Villa Rosa. Continuaba diciendo Planes que el Villa Rosa era una concesión magnífica que Barcelona hacía al extranjero.
El Villa Rosa poseía una atracción misteriosa tanto para los turistas como para la burguesía y era que aparte de los espectáculos con artistas de calidad, tenía el morbo de que en su local existía, una pequeña falta de confort y la suciedad en el justo grado para que el turista y los nativos, no se sintieran defraudados.
Un cuerpo de baile, donde las gitanas del cuadro flamenco poseían el punto justo de mala educación para no molestar excesivamente al espectador que asistía a los espectáculos.
El enclave con la situación de tener enfrente el mejor prostíbulo de la ciudad, Madame Petit y al lado la tienda de gomas La Japonesa, famosa entre otras cualidades por la variedad de lo que ahora llamamos dildos.
La llegada de la república en 1931, le llevo a una época brillante y de desmadre, por la falta de control y el desmadre que se observaban en los espectáculos y en especial en la zona en donde estaba ubicado. Con la llegada de la guerra al igual que todos los espectáculos de la ciudad, el local fue confiscado por la CNT/FAI, que convirtió el local en la sede del Sindicato Peninsular de Inválidos y el Sindicato Único de Inválidos con sede en Alicante, afiliado a la CNT., que tenía la prioridad de gestionar la petición de acceso a un trabajo remunerado, al Sindicato de Comercio, petición aceptada para 30 de los miembros del sindicato de inválidos.
En la asamblea celebrada el 15 de noviembre de 1936, se produjo un debate entre los dos sectores del sindicato. Uno, liderado por Juan Aljama que proponía manifestarse en defensa de sus intereses. El otro, cuyo portavoz era Antonio Muriana, consideraba que en periodo de guerra la manifestación tendría un carácter contrarrevolucionario. Esta segunda posición apoyada por el presidente del sindicato, Ángel Ruiz, rechazando la manifestación.
Finalizada la guerra civil, con la llegada de la dictadura, en principio se encontró con muchos impedimentos para desarrollar el negocio a consecuencia de los altercados que se producían en su interior. Se había perdido la esencia de baile flamenco y las copas de manzanilla y se había impuesto la bebida de garrafa y las peleas nocturnas… empezó su declive.
Villa Rosa se convirtió en un local de prostitución, estuvo en activo hasta 1996, año en que cerró definitivamente sus puertas. Posteriormente el grupo Mas i Mas adquirió el local para instalar la sala de música tecno Moog.
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