Hoy díada de Sant Jordi “Día del libro”, me gustaría dedicar este artículo a recuerdo de Darius Romeu i Freixa (Baró de Viver), por su implicación en fomentar la lectura, con la inauguración el domingo 9 de febrero de 1930, de los primeros Bancos librería de la ciudad.

Con ocasión de la Exposición Internacional de Barcelona​ de 1929, el alcalde Darius Romeu i Freixa (Baró de Viver), tuvo una idea para fomentar la cultura entre los habitantes de los barrios, (especialmente la lectura), sugerencia que fue bien acogida por todos los miembros de los diferentes partidos municipales.

banco biblioteca

La prueba piloto se realizaría en la parte superior del Paseo San Juan, desde la Diagonal a la Travesera de Gracia, que tenía adjudicado el proyecto de un paseo central para el paseo de los vecinos, colocando en sus laterales, unos bancos de cerámica, parecidos a los instalados en la Plaza España de Sevilla.

1930 bancos biblioteca en el Paseo San Juan

Estos bancos tendrían una curiosa y poco conocida funcionalidad, sobre el respaldo central dispondrían de una especie de vitrina con puertas de vidrio, en cuyo interior se instalarían unos estantes para colocar los libros de lectura.

1930

Con ello aparte de adornar el nuevo paseo crearían una afición a la lectura, si la experimentación tenía éxito, se podría exportar a otros barrios extremos de la ciudad. Para ello se construyeron unos bancos con una ligera forma curva, colocando en la parte superior, las vitrinas con puertas, que serían usadas como librerías.

Bendición de un bibliobús de la plaça Sant Jaume 1957

La inauguración tuvo lugar el domingo 9 de febrero de 1930. Ésta fue la primera biblioteca pública al aire libre de la ciudad. Un empleado municipal identificado con la palabra Lectura en su uniforme era el encargado de abrir las taquillas y entregar los libros solicitados.

En verano era bastante habitual ver a muchos barceloneses ejercitando el noble arte de la lectura. Al llegar la hora del cierre el mismo empleado recogía los libros, los cerraba en las taquillas donde quedaban depositados todas las noches y hasta el día siguiente.

La experiencia calo rápidamente no solo entre los vecinos sino que consiguió que algunos amantes de la lectura residentes en otros barrios se acercaran a leer todos los días, superando con creces las previsiones efectuadas.


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LOS BANCOS BIBLIOTECA

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