Muchos socios del FC Barcelona, desconocen la fascinante historia que une al club con el Pasaje Méndez Vigo. Entre 1941 y 1975, durante la dictadura franquista, las oficinas del equipo se encontraban en este singular enclave barcelonés. El Pasaje Méndez Vigo, levantado en 1868, emulaba el estilo de los pasajes londinenses. Sus propietarios, deseosos de construir sus palacetes, cedieron parte de sus terrenos para crear una calle de servicio comunal. Las rejas de hierro forjado separaban las parcelas y el pasaje se cerraba por la noche con dos puertas, garantizando la privacidad de este pequeño círculo vecinal.
En el número 1 del pasaje se encuentra uno de los primeros chalets construidos, en 1870. Pertenecía a la Sociedad Catalana General de Crédito y refleja la elegancia y el estilo de la época. En 1886, la Casa de los Italianos se estableció en el pasaje, albergando la Scuola Italiana y el Istituto Italiano. Esta edificación representa la fuerte presencia de la comunidad italiana en Barcelona.
EL PASAJE BARCELONISTA
A principios de la década de 1940, el FC Barcelona buscaba un nuevo espacio para sus oficinas de atención al socio. La sede en la Gran Vía de les Corts Catalanes, número 629, ya no era suficiente para atender la creciente demanda.
El chalet del Pasaje Méndez Vigo se convirtió en la solución ideal. Su ubicación céntrica y su amplitud satisfacían las necesidades del club. Un empleado del club, Josep Cubells i Bargalló, fue quien descubrió que la propiedad estaba en venta.
La decisión de adquirir el chalet se tomó en un periodo complejo para el FC Barcelona. La sombra de la dictadura franquista y la muerte del presidente Josep Suñol i Garriga en 1936 pesaban sobre el club. Suñol, diputado por Esquerra Republicana de Catalunya, había sido fusilado por las fuerzas franquistas al inicio de la Guerra Civil.
JOSEP SUÑOL, EL PRESIDENTE DEL BARÇA ASESINADO
Un episodio significativo de la vida de Suñol ilustra su compromiso con la República. En 1936, al enterarse de la toma del Alto del León por parte de las fuerzas republicanas, se dirigió al frente con 50.000 pesetas para donarlas a los combatientes.
El viaje de Josep Suñol al frente de batalla en 1936, junto al periodista Pedro Ventura Virgili, un oficial de escolta y el chofer, terminó en tragedia. Un error de cálculo los llevó a rebasar las líneas republicanas y adentrarse en territorio enemigo, lo que derivó en su detención y posterior fusilamiento el 6 de agosto de 1936.
Tras la Guerra Civil, el régimen franquista impuso como presidente del FC Barcelona a Enrique Piñeyro Queralt, marqués de la Mesa de Asta. Reconociendo el potencial del chalet del Pasaje Méndez Vigo, Piñeyro autorizó la compra y el traslado del club a esa ubicación en 1941.
Las nuevas oficinas se convirtieron rápidamente en el lugar predilecto de los socios para la renovación de sus carnets y la compra anticipada de entradas. Su céntrica ubicación facilitaba el acceso y evitaba el largo desplazamiento al estadio de Les Corts. El pasaje se convirtió en un símbolo de la resistencia del FC Barcelona durante la dictadura. A pesar de las dificultades, el club mantuvo viva su pasión por el deporte y su compromiso con la sociedad.
Pronto, el local se convirtió en el lugar preferido de los socios para renovar sus carnets y de todos los espectadores para comprar entradas anticipadas. Su ubicación evitaba el desplazamiento hasta el campo de Les Corts.
Las oficinas del Pasaje Méndez Vigo fueron el hogar del FC Barcelona durante más de tres décadas.
TRASLADO DE LA SEDE A LA VÍA LAYETANA
En la década de 1960, durante la presidencia de Francesc Miró-Sans, las oficinas se trasladaron a la antigua Via Laietana, hoy conocida como Pau Claris, número 180.
Inicialmente, las oficinas del pasaje permanecieron abiertas para los socios y espectadores hasta el 26 de octubre de 1975. Dos días después, el Barcelona inauguró las nuevas taquillas en Travessera de les Corts.
El club aprovechó una oferta de la Federació Catalana de Futbol y vendió el chalet a dicha federación por 12 millones de pesetas. Posteriormente, el chalet fue demolido y en su lugar se construyó un nuevo edificio que no guarda relación con los principios de construcción de los pioneros.
En este rincón de la ciudad, la modernidad también ha borrado otro edificio histórico que solo vive en la memoria de los nostálgicos de las construcciones clásicas y de los aficionados culés que tuvieron la oportunidad de conocerlo al tramitar su vinculación con el club.
Aunque el pasaje aún conserva parte de las construcciones originales de los antiguos chalets de planta y piso, algunos chalets han cambiado su apariencia para adaptarse a las necesidades de la época, perdiendo un poco del antiguo encanto que ofrecían los pasajes londinenses.
El antiguo pavimento de piedra ha sido reemplazado por uno de basalto negro más moderno, unificando el aspecto del recinto que, a lo largo de su historia, había acumulado diferentes parches que le daban un aspecto poco presentable.
Los muros de las entradas han sido restaurados, corrigiendo los desconchados causados por el paso del tiempo y las divisiones entre la parte comunitaria y los solares particulares. Estas divisiones se realizaron mediante vallas con base de obra, rematadas por rejas de hierro forjado. Además, se ha llevado a cabo una restauración completa de las dos puertas de hierro que dan acceso al pasaje. Estas puertas siguen cerrándose al público por las noches para preservar la tranquilidad de la zona y prevenir posibles actos vandálicos.
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