Barcelona siempre ha estado vinculada a la cultura, lo que a lo largo de su historia le ha llevado a ser pionera en acontecimientos culturales: ópera, zarzuela y teatrales. La falta de apoyo financiero estatal obligó a los prohombres de la ciudad a ser ingeniosos. Construyeron los teatros del Liceo, el Principal Palacio, el Tinola y el Palacio de la Música con sus propios recursos..
Esta afición por la cultura empezó en 1603 con el primer teatro construido en la ciudad, por el “Hospital de la Santa Cruz, que aparte de ofrecer obras teatrales, conciertos y audiciones musicales, destinaba los beneficios para ayudar a la supervivencia del antiguo Hospital.
Unos años más tarde fue construido el “Liceo” con las aportaciones particulares. Al no tener el patrocinio de la “Monarquía” fue la causa que sea el único teatro de Ópera que no tiene “Palco Real”.
Pero Barcelona, que aparte de un teatro de ópera, deseaba tener un auditorio en el que se pudiera escuchar buena música, disponer de un espacio para que los melómanos pudieran escuchar a las mejores voces liricas y, sobre todo, grupos corales que tan en boga puso Anselm Clavé.
EL ORFEÓ CATALÀ, EL IMPULSOR
El Orfeo Catalá, de la mano de Lluis Millet había cogido un gran renombre y fama mundial.
Lluis Millet, que en 1891 había sido junto con Amadeo Vives el fundador del Orfeo Catalá, quería dotar a la coral de un lugar para que fuera la sede central de la coral y donde poder realizar los ensayos y los conciertos. Para ello busco la colaboración de industriales y financieros catalanes, amantes de la música.
Millet busco un lugar en la parte antigua de la ciudad para construir el nuevo edificio y tras una larga búsqueda, encontró un lugar que en principio le pareció idóneo, máxime cuando parecía que los frailes lo tenían medio abandonado. La parte del convento de la iglesia de San Francisco de Paula en la calle Alta de San Pedro.
Millet se puso en contacto con la el prior de la iglesia cuyos frailes querían desprenderse del Claustro y lo tenían a la venta y consiguió rápidamente concretar la operación. Acto seguido se puso en contacto con Lluís Domènech i Montaner para que realizara un proyecto que fuera digno de acoger un recinto de esa categoría.
CONSTRUCCION (1905-1908)
La construcción se llevó a cabo entre los años 1905 y 1908 con una estructura con la aplicación de grandes muros de cristal y la integración de todas las artes: escultura, mosaicos, vitrales y forja. Tres años después del inicio de las obras, el 9 de febrero de 1908, se celebró su inauguración. El auditorio fue destinado a conciertos de música orquestal e instrumental, así como a interpretaciones corales y a recitales de cantantes. En el Palacio también se celebraron actos culturales, políticos, obras teatrales y por supuesto las más variadas actuaciones musicales.
El aforo de la sala de conciertos es de 2049 espectadores distribuidas en:
- Platea, 688
- Anfiteatro, 321
- Segundo piso, 910
- Galerías del órgano, 82
- Reservadas, 48
La boca del escenario tiene once metros de anchura y está decorada con un grupo escultórico de Diego Massana que representa en la parte derecha el busto de Beethoven debajo de la cabalgata de las Valquirias y la representación de la música popular catalana en el lado izquierdo, con el busto de Josep Anselm Clavé, debajo de un gran árbol a los pies del cual se encuentra un grupo de cantores.
La iglesia del antiguo convento de San Francisco de Paula, reconvertida en parroquia, sobrevivió hasta que fue demolida para emprender una ampliación del Palau, que corrió a cargo del arquitecto Oscar Tusquets que proyecto en el solar una plaza para poder admirar la inmensa vidriera que había quedado escondida por la iglesia. Flanqueo la misma por dos torres de ladrillo rojo y construyo en el subsuelo de la plaza la sala del Petit Palau, con una capacidad de seiscientas personas.
Pero el Palau tiene una historia desconocida como cine que conoceremos en otro capítulo.