Mercat de Sant Antoni, Barcelona.

EL PRIMER MERCADO DEL EIXAMPLE

Rovira i Trías

La construcción del Mercado de San Antonio, entre 1872 y 1882, fue una respuesta a la necesidad de los habitantes de la zona cercana al antiguo Baluarte de San Antonio de contar con un mercado de productos frescos.

El ayuntamiento de Barcelona, tras la demolición de las murallas y el inicio de la urbanización de la ciudad, se percató de que esta zona tenía una deficiencia en el abastecimiento de alimentos frescos. Por ello, contrató a Antoni Rovira i Trias para que diseñara el primer mercado del Ensanche, en la manzana creada por el Plan Cerdá entre las calles Conde de Urgel, Tamarit, Conde de Borrell y Manso.

Antoni Rovira i Trias ganó el concurso de 1859 para diseñar el plan de urbanización del Ensanche de Barcelona. Sin embargo, su proyecto no se llevó a cabo, ya que el gobierno español prefirió el plan de Ildefons Cerdá i Suñer.

UN DISEÑO DE ANTONI ROVIRA I TRIAS

El Mercado de San Antonio, diseñado por Antoni Rovira i Trias, se construyó con una estructura metálica y un techo de cerámica. Este diseño tenía dos ventajas principales: en verano, el sol refractaba en la cerámica, haciendo que el mercado fuera más fresco; y en invierno, la cerámica conservaba el calor. Además, el techo de cerámica era muy fácil de limpiar. El agua de lluvia arrastraba el polvo acumulado, manteniendo el mercado limpio y ordenado.

1882 INAUGURACIÓN

El mercado se inauguró el domingo 24 de septiembre de 1882, a las 5 de la tarde. Su construcción supuso un hito para el barrio, ya que lo convirtió en un lugar más moderno y próspero.

Al día siguiente La Vanguardia en su página 5, realizaba un comentario de su inauguración en el que decía:

Gran concurrencia llenaba ayer tarde, desde las primeras horas de la misma, las avenidas y plaza de San Antonio, atraída por la inauguración oficial de la nueva plaza-mercado de San Antonio. Tanta era la concurrencia, que la guardia municipal de a caballo que guardaba las cuatro entradas de la plaza, tenía que hacer grandes esfuerzos para contener a la multitud. A las cinco y media los acordes de la banda municipal indicaron la llegada de las corporaciones invitadas al acto.

Los invitados eran tan numerosos que fue muy .difícil oiría los discursos que se pronunciaron. El delegado del Excmo. Ilmo. señor Obispo bendijo la nueva plaza; y el Excmo. señor Alcalde pronunció un corto pero elocuente discurso, felicitándose de la inauguración de esta plaza, cuya necesidad era de todos sentida, de que se debiera a la iniciativa catalana, y que todos sus materiales fuesen catalanes, como asimismo el director, constructor, etc., etc. Después las comisiones recorrieron las dependencias de la plaza y todas merecieron elogios, tanto por el gusto, como por su buena construcción. La concurrencia se retiró del edificio a las seis y media de la tarda. La banda del Ayuntamiento amenizó el acto, ejecutando las más escogidas piezas de su repertorio.

La afluencia de gente al Mercado de San Antonio propició su expansión a la venta de productos no alimenticios, como ropa y artículos para el hogar. Esto llevó a la instalación de paradas en el exterior del mercado, que contaban con toldos para proteger a los vendedores y clientes de las inclemencias del tiempo.

Una de las actuaciones del ayuntamiento de la época fue la publicación semanal de una lista de las tiendas que no cumplían con la normativa vigente. Estas listas se publicaban en el periódico La Vanguardia y lograron que muchas de estas tiendas desaparecieran, ya que los comerciantes que aparecían en la lista veían peligrar su negocio.

interior del mercado de Sant Antoni

1965 SE SUSTITUYERON LOS AZULEJOS DE LA TECHUMBRE POR URALITA

José María de Porcioles Colomer, alcalde de Barcelona entre 1957 y 1973, fue el responsable de un cambio radical en el techo del Mercado de San Antonio. En 1965, ordenó la sustitución de los azulejos originales del techo por placas de fibrocemento, conocidas como uralita.

El cambio de los azulejos por la uralita fue muy criticado por los defensores del patrimonio arquitectónico. Alegaron que se estaba destruyendo un elemento histórico y artístico de gran valor. También se acusó a Porcioles de haber aprovechado la sustitución de los azulejos para llevarse algunos de ellos a Andorra, donde estaba construyendo una residencia particular. Porcioles negó estas acusaciones, pero nunca se pudo probar su veracidad.

Porcioles

En 2013, el Ayuntamiento de Barcelona decidió restaurar el techo del Mercado de San Antonio. Los azulejos originales fueron recuperados y colocados de nuevo en su lugar. Sus admiradores ensalzan su capacidad de compatibilizar el franquismo y el catalanismo para ofrecer una imagen más suave del régimen franquista con el propósito de lograr mayores y mejores inversiones para Barcelona.

2008 RESTAURACIÓN DEL MERCADO

En 2008, el Ayuntamiento de Barcelona decidió modernizar el Mercado de San Antonio, siguiendo el ejemplo de los mercados del Clot, Concepción y Santa Catalina. El proyecto fue adjudicado a los arquitectos Ravetllat, Ribes y Schmidt, que propusieron un diseño que respetaba la estructura original del mercado, pero que lo actualizaba a las necesidades actuales.

Se instalaron unas carpas en la Ronda de San Antonio para sustituir al mercado durante las obras. Estas carpas suprimieron el tráfico rodado por la zona. Otra obra que se llevó a cabo en ese tiempo fue la construcción de una cubierta en la calle Urgel para instalar las paradas de los domingos en la zona. Las obras del Mercado de San Antonio debían haber finalizado en 2014, pero la aparición de restos arqueológicos retrasó el final de las obras.

EL MERCADO DE LIBROS USADOS

La versión más creíble sobre el origen del Mercado del Libro Usado de Barcelona es que se trata de una feria que se empezó a celebrar en 1920 al aire libre en la Avenida del Marqués del Duero. Los vendedores se instalaban en las aceras y ofrecían sus libros a los transeúntes.

En 1931, el mercado de libros de ocasión, que contaba con unos 300 paradistas, fundó su primera agrupación. En 1934, esta agrupación fundó el boletín de la asociación, en el que solicitaban al Ayuntamiento el traslado de sus paradas debajo de la marquesina que rodeaba el Mercado de San Antonio.

La solicitud de los paradistas se debió a que, especialmente en invierno, las inclemencias del tiempo dificultaban la venta de libros y ocasionaban problemas de salud.

El acuerdo con el Ayuntamiento no llegó hasta 1936. Con motivo de la remodelación del mercado, el Ayuntamiento realizó una cubierta en la calle Urgel para instalar los domingos por la mañana las paradas de los vendedores.


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