A mediados del siglo XX, Alfred Borràs i Castells, propietario de un solar situado en el Paseo de Fabra y Puig 141, entre las calles Velia y Malgrat, decidió construir un cine en la zona, que todavía estaba en proceso de urbanización.
El cine se llamaría Astor y estaría situado por encima de la Avenida Meridiana, que en aquel momento era un paseo con árboles en proceso de urbanización, el metro no llegaría hasta el paseo Fabra i Puig hasta 1954.
1856 SE CONSTRUYE EL CINE EN EL PASEO FABRA I PUIG
Alfred Borràs viendo la progresión del barrio, decidió solicitar el 12 de julio de 1956, un permiso para construir una sala de espectáculos, posteriormente contactó con el arquitecto José María Jordán Casaseca, para que le realizara una sala cinematográfica con capacidad para dar servicio a los habitantes del barrio.
LA SALA
Jordán Casaseca proyecto un local con una fachada moderna de tono amarronado medio, en la que destacaban dos ventanales de cristal verticales que dieran luz a las escaleras que llevaban a los espectadores al anfiteatro, con un frontal central superior de color beige, con dos ventanas laterales de cuatro hojas que servían para ventilar el vestíbulo superior y en el centro una pared de cristales gruesos para iluminar el recinto interior.
El cine tenía una fachada moderna, de color amarronado medio, con dos ventanales de cristal verticales que daban luz a las escaleras que llevaban al anfiteatro. El vestíbulo no era muy grande, pero albergaba dos taquillas, dos escaleras en los extremos para subir al anfiteatro, una pequeña cafetería y una salida por la calle Malgrat.
La platea estaba decorada sin demasiadas florituras, aunque con unas butacas confortables. El suelo tenía una pequeña inclinación para favorecer la visión del espectador. La pantalla ocupaba casi la totalidad del ancho del cine, y se podían proyectar películas en Cinemascope con un sonido que no envidiaba a los cines de estreno.
El cine contaba con un sistema de calefacción y refrigeración que hacía confortable el local. Tenía un aforo total de 1.200 espectadores repartidos entre la platea y el anfiteatro.
Como la inmensa mayoría de los cines de barrio, el Astor hacía una programación semanal de jueves a domingo y días festivos. Los inicios de semana en aquel tiempo permanecían cerrados los cines de barrio.
1959 INAUGURACIÓN
Fue inaugurado el 20 de diciembre de 1959, con un programa doble que incluía: el obligatorio NO-DO, y las películas “Francisca”, en Afgacolor y “Me enamoré de una bruja” con James Stewart, Kim Novak y Jack Lemmon y un documental en color.
El sábado 16 de mayo de 1964, anunció a bombo y platillo para el día siguiente domingo, la Celebración de un “Gran Festival de Jazz” con la proyección de la película «Jazz en un día de verano» y la actuación de magnificas orquestas de instrumentos eléctricos y de jazz.
En febrero de 1976, Alfred Borràs, realizo un cambio de las butacas Skay, que hasta entonces había utilizado por otras tapizadas en tela. Con el fin de aliviar el coste que suponía la compra de las nuevas butacas, Alfred, el día 7 del mismo mes inserto un anuncio en La Vanguardia, anunciando la venta de 1.300 butacas.
Aunque desde la finalización de la guerra, al no existir partidos políticos no se celebraban en los cines, mítines políticos ni asambleas sindicales, el 27 de octubre de 1974, se celebró en el Astor una mesa redonda, para comentar la situación de la Enseñanza Media en el Distrito.
Tras la muerte en 1991, de Alfred Borràs tomo la dirección del cine, su hija Gisela, que inicio una colaboración de programación, con varios cines de Barcelona: Texas, Ducal, Céntrico, Provenza, Rialto y Arenas.
Fue una de los cines de barrio que más tiempo aguantó el cierre masivo de locales de reestreno, que se produjo en la década de los ochenta.
1993 SE CERRÓ EL CINE
El auge del vídeo y las nuevas formas de ocio, terminó por llegar al cine Astor que cerró definitivamente el domingo 1 de agosto de 1993, con la proyección de “SisterAct” y “Los cerros de desierto”. Al día siguiente lunes 2 de agosto, en la cartelera de La Vanguardia aparecía como “Cerrado por Vacaciones”.
Posteriormente, después de unos años de abandono, el edificio fue derribado y en su solar fue construida una residencia geriátrica.