PABELLÓN DE SAN FEDERICO, HOSPITAL DE SANT PAU, BARCELONA

El pabellón se encuentra detrás de la Iglesia de San Pablo, entre los pabellones de San Rafael y Santa Victoria. Fue proyectado por Lluís Domènech i Montaner cuando a principios del XX, soñaba construir la nueva ciudad hospitalaria en las afueras de la ciudad. Pero las ilusiones y el trabajo realizado por Domènech i Montaner, se vio paralizado en 1918, cuando las finanzas para la construcción del recinto, se vieron paralizadas por la falta de liquidez, al haberse agotado el dinero aportado por el mecenas Pau Gil.

Pasaron muchos años para que se volviera a pensar en agilizar nuevamente la construcción del pabellón de cirugía infantil de San Federico.

La financiación no llegaría hasta 1928 con Lluís Domènech i Montaner, fallecido. Tomó el relevo su hijo Pere Domènech i Roura.

SE LEVANTÓ GRACIAS A LA DONACIÓN DE FREDERIC BENESSAT

Pero pese a la combatividad de Domènech i Roura, el dinero no llegaba a los administradores para empezar con la construcción y decoración del pabellón. Fue en esa fecha que llegó la aportación de Frederic Benessat i Folch, científico sabadellense, (que en 1875 había conseguido el real privilegio para poder extraer el aceite de orujo de la aceituna). Gracias a su aportación, se pudo lograr la construcción del nuevo pabellón de San Federico.

Su construcción, aunque de menores dimensiones que los otros pabellones, tenía una estructura distinta y una estática bastante más sobria, producida por el cambio del modernismo al novecentismo y también por las dificultades financieras de los administradores encargados de la construcción del recinto hospitalario.

La estructura se componía de un piso dividido en tres cuerpos con cubierta plana. Dos bloques en los extremos más altos y largos cubiertos a dos aguas, que alojaban las salas. Los dos bloques exteriores disponían de las fachadas principal y posterior y de las salas de enfermería con las dos terrazas.

Como sucedió con todos los pabellones de esa zona, la inclinación del terreno obligó a Domènech i Roura a realizar la fachada posterior del piso semi-sótano al descubierto, tal como hizo su padre anteriormente, en los pabellones de hombres. Su construcción iba relacionada con las aportaciones de las donaciones que llegaban a los administradores, que en un tiempo de estrecheces, no dejaban invertir el dinero en decoraciones costosas.

En su desarrollo, Frederic Benessat solo permitió la construcción de la torre de agua decorada con la clásica cerámica, que decoraba los pabellones modernistas.

El único detalle decorativo empleado por Pere Domènech i Roura se limitó a colocar la imagen de San Federico en la fachada principal y una imagen de un santo con hábito no identificado en la fachada posterior.

Lejos quedaban los posteriores sinsabores y quebraderos de cabeza, cuando con el transcurso del tiempo, el mecenazgo de Pau Gil llegó a su fin. Padre e hijo tuvieron que paralizar las obras y buscar nuevos mecenas para poder continuar con la construcción de la gran obra.

El nombre del Pabellón fue dedicado a San Francisco como agradecimiento a Frederic Benessat, por su ayuda en la construcción del pabellón.


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Si te interesa la historia de Barcelona no dudes en consultar algunas páginas de referencia:

EL HOSPITAL DE SANT PAU: PABELLÓN INFANTIL DE SAN FEDERICO

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