Aunque durante el siglo XX Barcelona tuvo varias galerías comerciales, las más importantes y las que tuvieron mayor impacto entre la ciudadanía fueron las conocidas galerías del Boulevard Rosa. Sin embargo, antes de su construcción, en la zona estuvo situado un local conocido como el Salón Rosa, que durante un tiempo fue un lugar de reunión y de celebraciones de la alta sociedad barcelonesa.

1932 SE INAUGURA EL SALÓN ROSA

El Salón Rosa fue inaugurado el 30 de noviembre de 1932 en el número 55 del Paseo de Gracia. El local, de estilo art déco, estaba decorado con un elegante mobiliario y contaba con una sala de té, una sala de baile y un restaurante. 

La inauguración del Salón Rosa fue un evento importante en la vida social de Barcelona. El día anterior, el 29 de noviembre de 1932, el diario La Vanguardia publicó una noticia en su página 13 anunciando la inauguración del local. La noticia, titulada «Mañana, miércoles, a las seis de la tarde, tendrá efecto la inauguración del Salón Rosa», explicaba que el local se encontraba «instalado en un espacio anexo al local del Publi Cinema». También indicaba que el Salón Rosa era «una aristocrática sala de té de tono familiar, principalmente dedicada al elemento femenino».

La inauguración fue un éxito rotundo. El local se llenó de invitados, entre los que se encontraban figuras de la alta sociedad barcelonesa, como la marquesa de Casa Riera, la condesa de Godó y la marquesa de Foronda.

El Salón Rosa se convirtió rápidamente en un lugar de moda para la alta sociedad barcelonesa. Allí se celebraban bailes, fiestas y reuniones sociales. El local también era frecuentado por artistas, intelectuales y políticos.

 La sala de té, de tono familiar, estaba principalmente dedicada al elemento femenino. La sala de baile, más formal, se utilizaba para organizar bailes, fiestas y reuniones sociales. El restaurante, de alta cocina, era frecuentado por artistas, intelectuales y políticos.

El establecimiento se benefició de la escasez de locales elegantes en esa área de la ciudad, y se presentó como un espacio ideal para las charlas de los intelectuales. Sebastià Juan Arbó, un escritor nacido en la Rápita, socio de honor de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, ejerció de periodista en La Vanguardia y publicó en 1932 la novela Terres de l’Ebre, en la que retrataba la situación de los campesinos del delta del Ebro. Fue uno de sus clientes más asiduos, que se juntaba por las tardes con otros tertulianos para comentar los sucesos ocurridos durante el día anterior en nuestra ciudad.

Fue un lugar emblemático de la vida social, donde se reunían las familias más distinguidas para festejar sus acontecimientos más importantes, como las presentaciones en sociedad de las jóvenes que cumplían 18 años. Sin embargo, el terreno se convirtió en un objetivo codiciado por las constructoras, que finalmente compraron el local y lo demolieron en 1974.

En un artículo titulado «Adiós al Salón Rosa», el escritor Sebastià Juan Arbó relató en La Vanguardia del 24 de mayo de 1974, cómo su amigo Barín le había informado de la desaparición de este emblemático local de ocio y cultura. Según Arbó, el Salón Rosa era un lugar donde se podían ver películas, escuchar música, leer libros y revistas, y conversar con personas interesantes. Sin embargo, una operación urbanística acabó con él y con otros edificios de la zona, para dar paso a un gran complejo de oficinas y al nuevo Boulevard Rosa, donde se ubicaron los nuevos cines Publi-Cinema.

En 1974, el Salón Rosa fue clausurado para abrir el centro comercial Boulevard Rosa. Sin embargo, el nombre de Salón Rosa sigue asociado a la historia del Paseo de Gracia.

1978 SE INAUGURA EL BOULEVARD ROSA

En el año 1978, durante las fiestas navideñas, se inauguró el nuevo Boulevard Rosa, un proyecto de Enric Vives Valls. El Boulevard Rosa no era un simple centro comercial, sino un conjunto de tiendas interconectadas por tres accesos diferentes. Uno de ellos estaba en el Paseo de Gracia 55, otro en la Rambla de Catalunya 66, en el edificio de la Casa Salvador Andreu, y el último en la calle Valencia 270, donde también se encontraba el estacionamiento.

Muchos recordaremos con nostalgia el local que visitamos alguna vez, donde podíamos disfrutar de la plaza central, con su estanque lleno de peces, el restaurante con su ambiente de mar y el enorme ídolo de madera que representaba una figura femenina.

El edificio también tenía dos espacios muy distintos, en el primer piso el “El Bulevar de los anticuarios”, un lugar para los aficionados (con recursos económicos) de las antigüedades y en el subsuelo para los cinéfilos con las pequeñas salas del Publi.

LOS PROBLEMAS DEL BULEVAR

Con la entrada en el siglo XXI, los comerciantes del Bulevar Rosa se encontraron con dos problemas importantes:

  • La subida del alquiler. Los propietarios de los locales eran acosados por empresas que querían conseguir un local en el Bulevar, lo que había precipitado una subida exagerada del precio de los alquileres al finalizar los contratos.
  • El incremento de las ventas por internet. El auge de las compras online estaba reduciendo considerablemente la clientela de los comercios del Bulevar.

2004 EL PINK TANK

Sandra y Nacho Vives, hijos de Enric Vives Valls, propietario de una tienda de ropa en el Bulevar Rosa, vieron venir estos problemas y decidieron dar un golpe de timón al negocio.

En 2004, Sandra y Nacho lanzaron la iniciativa «Pink Tank», que consistía en traer cada tres meses la oferta de un diseñador europeo. La idea era ofrecer a los clientes del Bulevar una experiencia de compra única y exclusiva.

Pink Tank fue un éxito inmediato. Los clientes del Bulevar Rosa estaban encantados con la oportunidad de conocer las últimas tendencias de la moda europea. Sandra y Nacho lograron aumentar las ventas de su tienda y mantenerla a flote en un momento de dificultad para el comercio local.


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