matadero

Con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1888, la ciudad sufrió una total transformación no solo en la adecuación de servicios generales, sino también en los servicios de aglutinación de sectores, que hasta entonces estaban desaminados a lo largo y ancho de la ciudad.

Uno de los más problemáticos era el de la alimentación, ya que eran muchos los que realizaban las labores del sacrificio de los animales en sus propios lugares de venta, con un desconocimiento por parte de las autoridades sanitarias de unos controles de salubridad, que se suponían.

Las autoridades para poner un poco de orden en el plano de la alimentación decidieron aunar los servicios mayoristas de cada ramo en un solo punto para poder así controlar la calidad.

Tras un estudio exhaustivo con el cuerpo de inspectores, decidieron situarlos en tres zonas independientes: los productos agrícolas se situarían en el mercado del Borne. El pescado se instalaría en un local situado en la calle Wellington, ya que su situación cercana al puerto facilitaría la llegada del pescado de los barcos. El Mercado de la carne, lo situarían a las afueras de la ciudad en unos terrenos conocidos como La Viñeta, situados detrás de la Plaza de toros de las Arenas.

El nuevo matadero, ocupaba cuatro islas vacías situadas entre las calles, Diputación, Vilamari, Tarragona y Aragón, construyendo un único complejo que pudiera centralizar el sacrificio y distribución del ganado y las aves.

Hasta entonces el matadero del ganado vacuno y lanar situado en la calle Ocata cerca la estación MZA (actual estación de Francia), el porcino, en la calle Pujadas y las aves y conejos, los sacrificaban los propios comerciantes por lo que se desconocía por parte de los inspectores, las condiciones higiénicas de los establecimientos.

Con su construcción del matadero en las afueras de la ciudad, también se pretendía evitar el trasiego de animales vivos por el centro de la ciudad, como sucedía normalmente hasta entonces.

Matadero

Ambos arquitectos habían visitado anteriormente los distintos mataderos europeos existentes, que les llevo a introducir el agua corriente en todas las instalaciones, tomando una medida higiénica desconocida en los mataderos españoles.

Para la realización del proyecto, se contrató a los arquitectos Antoni Rovira i Trias y Pere Falqués i Urpí, que realizaron la primera parte del proyecto, construyendo una serie de pabellones paralelos la calle Aragón, empleando materiales procedentes del derribo de los palacios de la Exposición Universal de 1888.

Conforme la ciudad fue creciendo, el Matadero se fue ampliando construyendo nuevos pabellones. Cono era lógico, las formas y los acabados cambiaron, ya que en los techos se fue adoptando la teja rojiza, en vez de realizarse con la antigua uralita, con la que fueron construidos los primitivos y que con el tiempo, fueron desechados por ser muy contaminantes.

El matadero fue inaugurado el 28 de junio de 1891.

Café de la Pansa junto a Las Arenas

A la sombra del matadero su montaron nuevos negocios. En la calle Tarragona, se edificaron nuevos locales, en los que se guardaba el ganado equino, estos locales eran regentados por personas de etnia gitana que alquilaban los caballos a la plaza de toros de las Arenas, como en aquel entonces los caballos no llevaban peto (posiblemente los que morían), después de pasar la revisión veterinaria fueran higienizados y vendidos en el matadero.

Otro de los negocios que se establecieron estuvo en la calle Diputación, ya que a la sombra del complejo del matadero, fueron apareciendo los bares y restaurantes, que abrieron frente a la entrada principal del matadero.

Estos locales eran el lugar predilecto de los trabajadores del matadero y de las personas que conocían su existencia. Yo en mi época de trabajar en Muebles la Fábrica situada en la calle Rocafort, iba algunos mediodías con otros compañeros de trabajos a comer al mediodía y degustar los platos que cocinaban.

Estos locales hacían por las mañanas el «Esmorzar de forquilla i ganivet» (Desayuno de tenedor y cuchillo), “desayunos de plato” en los que servían productos recién salidos del matadero. Era tal el éxito conseguido, que era difícil encontrar por las mañanas una mesa libre si no eras, trabajador de dentro del matadero.

matadero municipal

La puesta en marcha del nuevo matadero, pronto planteo su primer conflicto. ´Hasta aquel momento el sacrificio de los animales, estaba realizado por matarifes particulares, los cuales después de sacrificarlos, debían despiezarlos y prepararlos para ser enviados a los establecimientos

En 1893, Manuel Enrich, alcalde de Barcelona, tuvo que crear el Cuerpo Municipal de Matarifes, que ponía fin a las disputas entre ellos por las contratas realizadas. Había nacido la profesión de matarife profesional, debidamente preparado. Desde aquel momento, los matarifes barceloneses realizaron una intensa vida social. Conforme las necesidades de la ciudad fue aumentando el interior también fue creciendo, pero la cantidad de animales que llegaban a diario, ocasionaban un problema de tránsito y lo que era peor, un olor a ganado, insoportable en todo el barrio.

El domingo17 de marzo de 1963, La Vanguardia, publicaba un artículo, por el colapso producido en su funcionamiento a raíz de las nevadas de diciembre de 1962 con la siguiente pregunta ¿Está nuestro centro único de sacrificio de carnes adecuado a las necesidades de la ciudad?, refiriéndose a las palabras del concejal Pedro Chías.

El concejal había expresado en los medios de información, su inquietud por que había quedado demostrado que cada día las instalaciones del Matadero había quedado desfasada y que amenazaban con no poder dar abasto a las necesidades de la ciudad.

A raíz de esas declaraciones se realizó una reunión consultiva en el ayuntamiento, presidida por el alcalde, para adoptar una solución de carácter inmediato. Bien realizar una transformación tecnológica, o estudiar el proyecto del traslado del Matadero a un lugar más idóneo cuando se pudiera realizar.

Ante las continuas quejas del vecindario las autoridades municipales, tomaron la decisión de abandonar el proyecto de modernización del edificio y construir el nuevo Mercabarna, en la Zona Franca, que aglutinaría no solo local, matadero, sino también el mercado central del Pescado y el Borne.

La nueva instalación favorecería a aquellos comerciantes, que debían desplazarse a más de uno de los centros mayoristas al centralizar en un solo lugar la compra de mercancías.

Aunque Mercabarna empezó a funcionar en 1971, las instalaciones del matadero fueron las últimas en ser acogidas en el recinto, ya que había que ir adaptando su incorporación ya que varias instalaciones sufrieron retrasos por problemas de las empresas contratadas para su construcción, todo eso llevo a un retraso de más de un año.

Su instalación total, se produjo a principios de agosto de 1979 y aunque el ayuntamiento anunciaba con inserción de una fotografía el del comienzo del derribo del antiguo matadero el 12 de agosto de 1979, el miércoles día 12 de agosto volvía a anunciar que hasta final de mes, las instalaciones no quedarían vacías.

EL NUEVO MATADERO, A MERCABARNA

Las nuevas instalaciones en Mercabarna habían costado a la ciudad la friolera de mil cien millones de pesetas. Tenían una capacidad calculada de sacrificio de 40.000 toneladas anuales, que englobaba: dos cadenas de vacuno, de 40 cabezas-hora; 3 de ovino, de 600 cabezas hora, y una de porcino de 250 cabezas-hora. Cifras que podrían ser ampliadas posteriormente. La capacidad de los frigoríficos, de dos plantas era de 14.000 metros cuadrados. Cada frigorífico tenía 3.500 metros cuadrados de superficie.

Una vez cerradas sus puertas el viejo matadero, el ayuntamiento empezó el derribo, de las instalaciones y convirtió el espacio en el Parque “Joan Miro”, en el que se colocó una estatua diseñada por el artista, de 22 metros de altura. El parque pronto consiguió ser bautizado por la ciudadanía como “Parc de l´Escorxador”.

En 1980 el Colegio de Arquitectos de Barcelona, hizo público su disconformidad con el Ayuntamiento por su falta de sensibilidad, al haber realizado las obras de remodelación del lugar sin haber conservado en el espacio alguna pieza original como recuerdo de la instalación para dar testimonio de lo que había ocupado el lugar en el pasado.

En el subsuelo del parque, hay construido un gran depósito de aguas pluviales, que sirve para evitar inundaciones y son aprovechadas para el riego y limpieza de la ciudad.

Depósito de aguas subterraneo.

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EL ANTIGUO MATADERO MUNICIPAL

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