can Ravell, Barcelona

1929 SE ABRE EL RESTAURANTE CAN RAVELL

La historia de la desaparecida charcutería y restaurante Can Ravell, empieza en 1929 cuando el ciudadano Ignasi Ravell decidió adquirir en régimen de alquiler el viejo colmado Estrada situado en la calle Aragón 313, justo al lado del mercado de la Concepción.

Su ilusión fue después de realizar una gran limpieza convertirlo en un colmado moderno que aprovechando su situación a la entrada del mercado de la Concepción ofreciendo productos de calidad consiguiese acaparar alguna clientela a los clientes del mercado.

Su apertura abarcaba un horario superior a el horario del mercado y este hecho provocó un cambio radicar a la hora de modificar el negocio. Un día en el que el mercado estaba cerrado un cliente entro para si por casualidad tenían lejía.

En aquel momento Ignasi, comprendió que si quería que el colmado se consolidase debería realizar un cambio radical en el negocio y aprovechar su horario de apertura del negocio para ofrecer a los clientes los productos dentro del ramo de los comestibles que pudieran ser necesarios y decidió convertir el colmado en la charcutería de Can Ravell.

En el nuevo Can Ravell, los clientes encontrarían aparte de los productos que los clientes podrían encontrar en el mercado encontrarían otros productos de calidad que no ofrecerían los comerciantes del interior del mercado escasos de espacio en sus reducidas paradas.

El nuevo proyecto era arriesgado pero podía convertirlo en una referencia de cara a captar nuevos clientes que encontraran unos productos más selectos que los normales del interior del mercado. El tiempo y la firme convicción del propietario consiguieron hacer realidad su sueño.

RESTAURANTE-CHARCUTERÍA

En principio junto a los productos clásicos empezó ofreciendo algún producto cocinado que fue bien admitido por la clientela por su buena preparación. Esta aceptación hizo preparar un pequeño espacio con una gran mesa en la parte trasera en la que los comerciantes del mercado empezaron a degustar los productos preparados.

comedor e interior de la charcutería.

Lo que en principio fue degustación se convirtió en la compra de los productos para llevarlos a casa y así nació la charcutería que los domingos y festivos empezó a vender comida ya condimentada.

Con el inicio de la guerra civil debió de reducir su actividad a causa de su proximidad con un una fábrica de armas y el insistente bombardeo del acorazado Canarias.

El negocio poco a poco fue consolidándose, por la progresión que Ignasi Ravell fue realizando en el establecimiento al introducir no solo productos de calidad sino productos extranjeros difíciles de encontrar en la mayoría de tiendas de la ciudad.

El 20 de noviembre de 1994, marcó un antes y un después en el negocio con el fallecimiento de Ignasi que obligo a su hijo Josep de olvidarse de su primitiva labor de repartidor de casa en casa de los productos elaborados en la cocina en especial de unos extraordinarios canalones para ponerse al frente del negocio.

Josep Ravell

Josep consiguió en poco tiempo convertir el pequeño comedor del interior en un lugar de citas de personajes importantes de la vida social y la política sentados alrededor de una gran mesa, convertida en un templo de la gastronomía.

Josep Ravell con un plato de Guisantes en Can Ravell fotografía de Violeta Palazón

En tiempos en que Carmen Ruscadella gestionaba junto a su marido su restaurante de San Pol de Mar, los lunes que ellos estaban cerrados, se acercaba a comer con su marido Toni Balam, en julio de 1988, el restaurante Sant Pau de San Pol de Mar, los lunes al mediodía los podías encontrar en su local.

Can Ravell fue es uno de los comedores de cabecera para pequeñas comidas sin el protagonismo de los locales de muchas estrellas pero con el halo enigmático de comer en un colmado, cuya protagonista eran las materias primas y la preparación que se utilizaba en su preparación.

Era un local de las pequeñas comidas y de los grandes negocios en su mesa los negocios se hacían con pocas personas ya que los encuentros eran de comidas selectas no de banquetes multitudinarios.

En sus comidas podías degustar de unas angulas recién llegadas o de un caviar exquisito, regado con un vino Burdeos reserva o con un champagne francés de los más caros, sin desmerecer los grandes vinos gran reserva o los cavas españoles.

La mítica Charcutería llego a entrar en el catálogo de los Establecimientos Emblemáticos de Barcelona elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona en el 2016 como establecimiento de interés.

En el tiempo en que las cosas no iban mal realizo un blog en el que deseaba hacer participar a sus clientes de las historias y de las amistades aunque con el cierre a quedado sin movimiento solo se ven las pequeñas historias de Josep Ravell.

Borja Beneyto autor del Cuaderno Matoses especialista gastronómico tuvo comentarios para la célebre Charcutería:

«Can Ravell es uno de mis establecimientos de cabecera por muchos motivos: el halo enigmático de comer en un colmado, el protagonismo de las materias primas, el nivel de sus preparaciones, la bonhomía de Don Josep Ravell, la complicidad de Lucas Díaz Corbalán y su equipo de sala… En definitiva, por sentirme como en casa».

En los últimos tiempos y cuando la sombra del cierre del establecimiento pendía de un hilo Josep recordaba en el año 2006, cuando en su establecimiento el segundo tripartito del gobierno catalán José Montilla, Joan Saura y Josep Lluís Carod-Rovira, se reunían en una comida secreta para negociar sin ser vistos por la prensa.

La mala suerte de ser descubierta por parte de la prensa la tuvo la coincidencia de que en aquellas fechas se celebraba una jornada sobre la trufa blanca. Todo tenía la una normalidad que se buscaba hasta que en un momento de la comida en Can Ravell, entro un periodista gastronómico que llego al local con el fin de realizar unas preguntas a Josep con el fin de realizar un artículo sobre la trufa y se encontró a los tres políticos sentados a la mesa.

La deuda con la Seguridad Social hizo naufragar la nave y Can Ravell ha pasado de ser un colmado histórico a ser historia para aquellos que un día pudieron disfrutar de sus productos

2016 CIERRA CAN RAVELL

Can Ravell cerró sus puertas el 7 de diciembre de 2016.


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