La situación de la escuela pública en los primeros años, del siglo pasado era lamentable, la falta de escuelas y de recursos que tenía la ciudad, hizo que el Ayuntamiento en 1914, creara una Comisión de Cultura, para establecer un departamento que se cuidara de vigilar el sistema educativo con el fin de crear nuevas escuelas.
Josep Goday i Casals arquitecto que entre otros, había construido el edificio de correos de la Vía Layetana, fue contratado por las autoridades municipales, para que diseñara y construyera el edificio de La Escuela del Mar, un colegio situado, al final de la calle de la Concordia, junto a los antiguos baños Orientales, en el barrio de la Barceloneta.
El edificio fue construido en madera por la empresa Ribas-Pradell. Estaba asentado sobre pilares de cemento armado, constaba de dos plantas. La planta baja destinada a albergar el despacho de Dirección, enfermería y dos salas auxiliares, una dedicada a los alumnos de parvulario y otra como comedor. Completaba la planta, una habitación en la que se encontraba la máquina para el lavado de la ropa y un apartado donde estaba ubicada la cocina.
En el primer piso había cuatro aulas, dos para niños y otras dos para niñas, capaces para cincuenta alumnos en cada una, completaba la planta una gran sala central que estaba destinada a la realización de conferencias, proyecciones, audiciones. Tanto la planta baja como el primer piso están dotados de un servicio completo de servicios y lavabos, en el hueco formado por los pilares que sostenían el edificio se habían instalado el servicio de duchas.
Si hasta aquí su historia no tiene ningún problema, la controversia grande empieza con la fecha de inauguración del colegio, ya que en la mayoría de las informaciones de la escuela e incluso en la placa, situada en la fuente que recuerda su existencia, dan como fecha de inauguración el 26 de enero de 1922, cuando en realidad tuvo lugar el 3 de agosto de 1921.
Ese día La Vanguardia en su página 3, publicaba el siguiente artículo:
Esta mañana a las nueve, se inaugurará oficialmente el pabellón construido por el ayuntamiento en la playa de la Barceloneta, final de la calle Concordia, destinado a la Escuela del Mar.
Al día siguiente por si había alguna duda, otro artículo escrito a dos columnas en la página 6 de La Vanguardia, empezaba por el siguiente párrafo:
A las nueve de la mañana de ayer fue inaugurada oficialmente la Escuela de Mar, establecida por el Ayuntamiento y cuya iniciativa corresponde a la Comisión de Cultura.
Le seguían dos columnas en la que glosaba todas las ventajas que se esperaba de la escuela, así como también de las personas que habían asistido al acto. Terminando con el siguiente párrafo: Con motivo de la inauguración de la Escuela, el señor Nicolau d’Olwer (presidente de la Comisión de Cultura), al finalizar el acto dijo: Ayer se ordenó que con motivo de la inauguración de la escuela, se abonara un jornal doble, a todos los obreros que han trabajado en la construcción de la escuela.
Al finalizar el artículo, en la página, se leía el siguiente texto: “El presente número ha sido revisado por la censura gubernativa”.
Durante mucho tiempo ha tenido una controversia grande, con personas que incluso me han remitido a la placa de la fuente. Alguien, me ha llegado a decir que fue el primer día que entraron los alumnos en la escuela. Técnicamente me parece difícil, ya que si hubiera sido después de Reyes, podía tener alguna posibilidad, si se hubiera inaugurado sin estar completamente acabada, pero el 26 de enero del 1922, fue viernes y parece difícil, esa coincidencia.
La responsabilidad del proyecto educativo recayó en Manuel Ainaud Sánchez, presidente del Ateneo Enciclopédico Popular, que organizó a través de la prensa, una campaña en favor de la escuela pública, gratuita y de calidad, viendo en la nueva escuela, construida cerca del mar, un beneficio para aquellos niños que sin estar enfermos tenían, una educación al aire libre, cerca del mar.
Su primer director fue Pere Vergés, el cual junto con sus profesores creía en los beneficios que tenía para los niños el aire libre y el mar, así como la participación de estos en las actividades culturales como en la de los juegos, siendo protagonistas de su proceso de aprendizaje.
El inicio de la guerra civil, no fue óbice para que la escuela siguiera desarrollándose de una manera ejemplar, no obstante la noche del 7 de enero de 1938, la escuela fue bombardeada y destruida por la aviación italiana. El miércoles 12 de enero de 1938, La Vanguardia edito un artículo, firmado por Gabriel García Maroto, titulado ¡Han quemado una escuela!.
La escuela tuvo que trasladarse a la montaña de Montjuich , donde tuvo su continuidad