Posiblemente muchos desconozcan la posibilidad que tuvo Barcelona de poseer el primer rascacielos de Europa. Pero para conocer su historia deberemos trasladarnos al siglo XIX y conocer un poco su historia.
LA PROPUESTA DE PERE FALQUÉS
La primera oportunidad la tuvo con motivo de la celebración de la Exposición de 1888, con un proyecto realizado por uno de los arquitectos más conocidos que tuvo la ciudad, Pere FaLqués i Urpi, nacido en San Andrés del Palomar y que en 1881 había construido la iglesia de su pueblo. Farqués, presento un proyecto de rascacielos con una altura de 210 metros (58 metros más alto que el actual Hotel Arts), proyecto que presento como “Torre Condal”. Existe poca información sobre la construcción del edificio, la crisis económica de 1882, posiblemente su coste y la dificultad de conseguir una financiación, imposibilitaron su construcción. Farqués, no obstante, construyó para dicha exposición los pabellones del Palacio de las Ciencias y Palacio de la Agricultura.
Posteriormente fue nombrado en 1889 como arquitecto municipal de la ciudad, a él se bebe las antiguas farolas con banco del Paseo de Gracia, el antiguo mercado del Clot y el antiguo edificio de los Almacenes de Santa Eulalia de delante del Llano de la Boquería.
UNA FUENTE GIGANTESCA DE GAUDI
La fuente de Gaudí. En 1877 proyectó una enorme fuente que ocuparía el centro de la actual Plaza Catalunya.
UN PROYECTO NORTEAMERICANO, 1918
El proyecto arquitectónico, que acabó en eso, en proyecto, surgió a instancias de Ramón Selles Miró, que estaba al frente de un grupo de inversores catalanes, que se propusieron construir el edificio, en la plaza de Cataluña.
El nuevo rascacielos albergaría un hotel, galerías comerciales y una serie de oficinas en el centro de la ciudad. En el subsuelo, una estación de ferrocarril (estación del tren a Sarria), actuales ferrocarriles catalanes.
Para conocer la segunda, deberemos trasladarnos a 1918, fecha en que los norteamericanos John Mead Howells y James Gamble Rogers, diseñaron un proyecto de construcción de una torre, que podía haber sido en aquella fecha, la torre más alta de Europa y por lo tanto nuevamente, el primer rascacielos.
Ambos arquitectos, proyectaron un edificio de 130 metros de altura y 30 plantas, que debía construirse en la manzana de plaza de Cataluña, Pelayo y Vergara, donde hoy está el edificio del FNAC Triangle.
El proyecto fue seguido desde Estados Unidos por el “American Architect”, que el 29 de diciembre de 1920, bajo el título «España tendrá un rascacielos», publicó:
Nos cuesta hallar congruencia al juntar estas dos palabras, porque tenemos que pasar de un país de patios, edificios bajos y terrados planos….». Luego, la iniciativa fracasó y el silencio cayó sobre el proyecto.
Cuatro años después Howells, edificó (entre 1923 y 1925), junto a Raymond Hood, la sede del diario Chicago Tribune, una impresionante torre de estilo neogótico, de 141 metros de altura y 36 plantas.
Esta historia fue una sorpresa que se encontraron, los visitantes a la exposición “Cerdà 150 Anys de modernitat”. La presento Fernando Marzá, uno de sus comisarios, que supo de este proyecto en un viejo ejemplar de la revista American Architect.
Basándose en una perspectiva del alzado en dos plantas, Marzá hizo construir una espectacular maqueta que se presentó, por primera vez y que dio idea cabal de lo que hubiera sido esta construcción barcelonesa en una época en la que los rascacielos no habían llegado todavía a Europa.
EL PROYECTO AYMERICH
Pero la historia no acaba aquí, la tercera posibilidad, tuvo lugar en 1955 y fue a cargo de José María Bosch Aymerich, un arquitecto, ingeniero y empresario que había nacido en Gerona en 1917 (un año antes de la presentación del segundo intento), que presento un proyecto para construir el primer rascacielos moderno de Barcelona, su situación, como no, también estaba en la misma zona de la plaza Cataluña.
Bosch Aymerich, que había completado sus estudios en la universidad norteamericana de Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachussets (donde fue el primer español en graduarse), presento un proyecto que de haberse realizado, hubiera cambiado el paisaje de la plaza. El proyecto constaba de un edificio de 40 plantas y se hubiera edificado en el mismo solar que el segundo, Plaza de Cataluña, Pelayo y Vergara…
El proyecto fue presentado por Bosch Aymerich aprovechando la celebración de la III Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en 1955, por la que obtuvo el Gran Premio de Arquitectura. Un año después el proyecto fue galardonado con el Primer Premio del Salón Internacional de Arquitectura y Arte Monumental.
Desde la urbanización de la plaza, el triángulo en el que estaba situada la estación del ferrocarril de Sarria, siempre estuvo rodeada de polémica en cuanto a cómo debería edificarse la zona y la presentación del proyecto, fue nuevamente el centro de la polémica, por lo que el Ayuntamiento convocó un concurso para adjudicar la construcción del edificio, Bosch Aymerich fue el único constructor que se presentó al concurso para la realización de su construcción.
Las luchas de los propietarios y de los vecinos de la Plaza de Cataluña y calle Vergara y el ayuntamiento, acabó en los tribunales que después de un largo proceso judicial, acabó con el abandono del proyecto y la desilusión de Bosch Aymerich, que se quedó sin poder conseguir la edificación propuesta, en el solar más codiciado de la ciudad condal.
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