Con la llegada de los años 60 la plaza recibió un nuevo impulso y, aunque seguía la misma monotonía en sus edificios, la plaza había aumentado de una manera considerable los movimientos de vehículos y de personas, esto provoco la apertura de nuevas entradas publicas hacia los transportes subterráneos y una distribución del tráfico de superficie, tanto a nivel peatonal como de transporte.
Tras la guerra, los bancos se fueron apoderando de los edificios, lo que la hizo perder el poco encanto que tenía, ya que los locales de ocio fueron desapareciendo de ella, esto provoco que por las tardes, como los bancos cerraban, el público se desplazase a otras zonas.
Especialmente las aceras de los lados montaña y mar. Solo rompía con la monotonía, la esquina de la calle Pelayo. El café Zúrich arriba y La Avenida de la Luz, en el sótano fueron el centro de encuentro de las personas que se citaban. De todos los espectáculos que en su día tuvo la plaza solo sobrevivió el antiguo Salón Catalunya.
En 1955, el arquitecto, ingeniero y empresario José María Bosch Aymerich, presidente de la inmobiliaria Levitt Bosch Aymerich y presidente del consejo de administración de la estación de esquí de Masella (Girona), realizó un proyecto que hubiera cambiado nuevamente el paisaje urbano de la plaza: diseño un moderno rascacielos de 40 plantas para el famoso triangulo que hasta entonces tenía un solar inhabitado en los antiguos terrenos de la desaparecida estación y que afeaban aquella parte de la ciudad.
El proyecto generó una gran controversia y el Ayuntamiento que no había resuelto aún la utilización del referido lugar, convocó un concurso para adjudicar la construcción de un edificio singular en el solar más codiciado de la ciudad. La inmobiliaria Levitt Bosch Aymerich fue la única que se presentó, pero la iniciativa nunca se realizó y acabó en los tribunales, después de un largo proceso judicial se acabó por abandonar el proyecto.
EL CORTE INGLÉS LLEGÓ EN 1962
Se abrieron nuevas entradas a los subterráneos que con el tiempo quedaban obsoletas y se abrían otras nuevas. La apertura en 1962 del “Corte Ingles” y las ampliaciones sucesivas agravaron más todavía el problema, ya que arrastro mucho más movimiento a la plaza, lo que provoco la última reforma importante que se realizó en ella a nivel de estructura, no así en el del tráfico, que todavía tuvo sucesivos cambios.
El entonces alcalde José María de Porcioles, (uno de los peores alcaldes en temas de urbanismo que ha tenido la ciudad), a que se debe la desaparición de una gran parte del modernismo, cambiando los edificios históricos por edificaciones simples. Remodelo la parte central de la plaza, eliminando el suelo asfaltado y sustituyéndolo por otro de losetas mármol izadas, que dibujaba una gran estrella enmarcada en una circunferencia.
La afición (por aquel entonces) que era la de ir a dar de comer a las palomas, provoco problemas de estabilidad de las personas, ya que después de regar o en días de lluvia, era imposible cruzar la plaza sin exponerse a un resbalón, (provocado por los excrementos de las palomas con el agua provocan muchas caídas).
En el lado montaña se colocaron dos surtidores y un parterre que los unía en el que por el lado montaña había una entrada al subterráneo en lado mar se ubicó un espacio con césped, plantas y un “Reloj Floral”, que durante un tiempo fue una atracción turística.
Pero como en la mayoría de los casos los proyectos municipales tienen dos variantes: La primera cuando se proyecta y la segunda como se realiza su conservación, la falta de vigilancia provoco el deterioro paulatino del reloj, lo que motivo que fuera eliminado dejando únicamente el césped y las plantas.
En 1966 se comenzó la construcción de un aparcamiento subterráneos que con el tiempo ha llegado a colapsar el espacio subterráneo de la plaza, siendo realmente complicado moverte dentro de él.
El parking en forma de “L”, empezaba en la plaza desde Rivadeneyra en la acera mar hasta llegar al cruce del Paseo de Gracia con la Ronda de San Pedro y un pequeño desvío hasta los sótanos del Corte Ingles.
Se amplió al primer tramo de la Rambla Cataluña hasta la Gran Vía. Finalmente en 1990, se amplió con el único tramo que quedaba para ocupar de la Ronda Universidad a Canaletas cruzando por Vergara). Si uniésemos los Parkings y las estaciones, estableceríamos una nueva plaza en el subsuelo.
SE CONECTA EL METRO CON LOS FERROCARRILES CATALANES
En 1967, se realizó una obra en el subsuelo del cruce de Pelayo, Rambla y la propia plaza que vino a solucionar el gran número de personas obligadas a entorpecer el tráfico de la zona. Se proyectó una rotonda subterránea para unir las estaciones de la Línea 3 y de los ferrocarriles de la Generalitat, que junto con la unión que se había realizado entre las dos líneas de metro, evitaba en primer lugar el pago de otro billete a los pasajeros del transporte y en segundo lugar evitar el tráfico (espectacular) de esos viajeros por la superficie.
El 5 de octubre de 1983, Barcelona estuvo a punto de nuevo de sufrir el zarpazo de ETA, ya que fueron colocadas dos bombas que por suerte no llegaron a estallar, una colocada en un parterre en la Ramblas de Santa Monica frente al Gobierno Militar y otra en el tercer piso del Centro Cultural de los Ejércitos “Casino Militar San Jorge”, situado en la Plaza Cataluña nº 16, que estaba situada en una trampilla del servicio de caballeros. Los artificieros del ejército, lograron desactivar los dos artefactos.
En 1984, después de muchas discrepancias se llega al acuerdo que la plaza necesita un revulsivo, ya que poco a poco había ido degenerando, la Vanguardia del 29 de abril en un artículo, critica el deterioro que sufría la plaza, estaba mal iluminada y desprovista de aquellos locales que en su día le dieron vida: El American Soda, La Bodega Andaluza, El Bar La Luna, Café Zurich, Bracafé, Teatro Eldorado, Café Ribas, La Maisón Dorée, Restaurante La Cala, Cine Salón Cataluña (después Cine Cataluña), El Salón Rigat, Bar Lemans y la entrada de la Avenida de la Luz.
En 1991, el 21 de diciembre, La Vanguardia publicaba un artículo, en el que se comentaba la posibilidad de que el grupo francés Vandaele et Pierre Ier Proyectos, si hiciera cargo de la construcción de un edificio en la Plaza Cataluña y Vergara, lo que haría desaparecer los cines Cataluña y Vergara. En la misma página se comentaba que posiblemente en el solar de la antigua estación de los ferrocarriles Catalanes se realizase la construcción de un hotel y unas galerías comerciales. La operación nunca llego a buen puerto, no fue hasta 1997 que el grupo francés AXA-UAP, se decidió definitivamente a adquirir parte de la manzana del denominado “triangulo de Oro”, para edificar el conocido edificio del Triangle.
Desde entonces la plaza ha sufrido diversos cambios en sus edificaciones. El edificio FNAC- El Triangle, soluciono de una manera menos mala, la problemática de la manzana de la discordia, enfrente el edificio del Corte Ingles poco a poco se ha ido apoderando de la manzana lado Besos, la acera lado montaña con solo dos edificios, queda con pocas posibilidades pese ha haber aterrizado la empresa Appel.
Queda la acera lado mar, que aunque sin grandes despliegues comerciales, es la que tiene más ventaja en que se puedan producir grandes cambios y que sirve de puente entre la Puerta del Ángel y las Ramblas.