plaza de Rovira i Trias Barcelona

La plaza Rovira, una de las más antiguas del antiguo municipio de Gracia, está dedicada a una persona que pudo haber cambiado radicalmente la fisonomía de la Barcelona que hoy conocemos.

Situada en el antiguo municipio de Gracia, anexionado a Barcelona en 1897, la plaza Rovira ha conservado su carácter de villa, pese a su adhesión a la gran ciudad.

La plaza ha sufrido algunas modificaciones para modernizarla, como la pérdida de su vía del tranvía, pero aún conserva su encanto original del siglo XX.

La plaza Rovira, situada en el barrio de Gracia, es un ejemplo de cómo un barrio puede conservar su carácter de villa pese a su adhesión a la gran ciudad.

La plaza, como el resto del barrio, ha sufrido algunas modificaciones para modernizarla, como la pérdida de su vía del tranvía, pero aún conserva su encanto original del siglo XX.

Está dedicada a Antoni Rovira i Trias, arquitecto que ganó el concurso para urbanizar la ciudad de Barcelona en 1859. Su proyecto, sin embargo, no se llevó a cabo, ya que el gobierno español lo desestimó en favor del plan de Ildefons Cerdá i Suñer.

Antoni Rovira i Trias proyectó en 1860 la plaza que lleva su nombre, siguiendo el deseo de los promotores y mecenas que la financiaron.

Manuel Torrente Flores, Miguel Massens y Ramón Rabassa fueron los principales promotores de la plaza, y en agradecimiento, el ayuntamiento les dedicó una calle que pasa por ella.

Tiene una superficie rectangular, seccionada transversalmente por la calle de la Providencia. Actualmente, las dos calles laterales norte y sur que había antiguamente han sido suprimidas, y la plaza está pavimentada con piedra hasta las actuales fachadas, formando dos isletas peatonales.

En uno de los bancos de la plaza, se encuentra la escultura en bronce de Antoni Rovira i Trias, arquitecto que proyectó la plaza y que, con actitud amable, contempla a sus pies una placa con el plano de su proyecto más ambicioso, que nunca se llevó a cabo.

LOS TRANVÍAS QUE PASABAN POR LA PLAZA

Durante muchos años, la plaza fue el origen y final de varias líneas de tranvía que comunicaban el barrio con la ciudad. En 1981, los tranvías desaparecieron, siendo sustituidos por trolebuses y autobuses.

Las líneas de tranvía que pasaban por la plaza Rovira eran las 30, 37, 38 y 39. Las más importantes eran las 30 y 39, que tenían un recorrido común hasta la plaza. La línea 30 iba desde Atarazanas a la plaza Rovira, sustituyendo a la línea 37, que iba desde la plaza Cataluña a la plaza Rovira.

La línea 30 dejó de funcionar el 31 de enero de 1965. Su recorrido fue absorbido por la línea 39, que se creó el 20 de marzo de 1944. La línea 39 iba desde la estación de Francia hasta la Barceloneta. En 1963, debido a la urbanización de la plaza Urquinaona, su recorrido ascendente se desvió por el Paseo de San Juan, la plaza Tetuán, la avenida de José Antonio (actual Gran Vía) y la calle Lauria.

El 5 de febrero de 1968, el Paseo Nacional, hoy Paseo de Juan de Borbón, dejó de tener servicio de tranvías. El recorrido fue sustituido por un servicio de autobús que ampliaba su recorrido hasta la calle Camelias.

El acontecimiento fue comentado por los periódicos de la ciudad, que se mostraron contrarios a la erradicación de los tranvías.

En el número 100 de la calle Torrente de las Flores, en la esquina con la calle de la Providencia, existió el cine Rovira, que estuvo en funcionamiento entre 1909 y 1965.

La plaza Rovira es un punto de encuentro y reunión para los vecinos del barrio. A pesar de su tamaño relativamente reducido, contiene una gran variedad de servicios.


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