plaza y calle Basea, Barcelona.

Victor Balaguer

Para conocer mejor las antiguas calles y plazoletas que tuvo la ciudad en su antigüedad, nada mejor que leer los dos tomos de «Las calles de Barcelona», editados en 1865 por Salvador Manero y escritos por Víctor Balaguer i Cirera, nacido en Barcelona el 11 de diciembre de 1824, escritor, periodista y político fue una de las figuras de la Renaixença conocido como “el trovador de Montserrat”. Balaguer fue ministro de Ultramar y ministro de Fomento por tres veces. Pero por esto no aparece aquí sino como la persona escogida por las autoridades municipales para crear la nomenclatura de las calles del Ensanche dando nombre a los números realizados por Cerdá al proyectar el primitivo Ensanche.

LA PLAZA BASEA

La plazoleta de Basea, según Balaguer, se encontraba entre las calles de Jupí y Pom d’or, y era el lugar donde se ubicaba la escuela pública de tiro de ballesta. En una época en la que las armas de fuego no existían, los ejércitos y los aspirantes a entrar en las compañías de ballesteros practicaban allí su manejo.

Originalmente, el Consejo de Ciento destinó este lugar para entrenar a los ballesteros en el uso de la ballesta. Con el tiempo, el lugar acogía las actuaciones de los mejores tiradores de ballesta. Se le llegó a conocer como la plaza de la bassetja o lloch de la bassetja, que era el campo donde se realizaban estos ejercicios.

plaza Basea, Barcelona
plaza Basea, Barcelona

Balaguer relataba que cada año se celebraban juegos públicos en este lugar y que los arqueros ganadores recibían una copa de plata.

Además, escribió que después de conquistar la ciudad de Valencia, el rey don Jaime creó una compañía de arqueros conocida como “Centenar”, formada por cien individuos, todos ellos paisanos, menestrales y de buena conducta.

plaza Basea

LA CALLE BASEA

La calle Basea, hoy vestigio de un pasado remoto, guarda entre sus muros la memoria de una Barcelona muy diferente a la actual. Su trazado original, que se extendía desde la calle Argenteria hasta la Plaza del Ángel en forma de ángulo recto, dista mucho de la configuración actual.

calle Basea

En su recorrido, la primitiva Basea se encontraba con la calle de la Baixada del Caçador, conduciendo al visitante hacia la iglesia de Sant Just. En este punto se ensanchaba, creando una plazoleta conocida como «Plazoleta de Basea». Esta plazoleta, adornada con una fuente central protegida por cuatro piedras de límite, fue rebautizada como «Plazoleta de María Isabel» en honor a la primera esposa de Fernando VII.

ORIGEN DEL NOMBRE

calle Basea

El origen del nombre «Basea» ha generado diversas teorías entre los historiadores. Algunos, como Carreras Candi, lo ubican en el siglo XIV, asociándolo a la presencia de balsas en el lugar, desaparecidas con la construcción de la Via Laietana en 1909.

Otras investigaciones, como las recogidas en las Rúbricas de Bruniquer, apuntan a la existencia del callejón «Baixada de Bosot», que partía de la plazoleta y desapareció en el siglo XVII. La teoría se basa en la descripción de la ciudad desde 1249 hasta 1714.

También se ha sugerido que «basea» deriva de la cantidad de balsas de agua existentes debido a la actividad de los curtidores de pieles que habitaban la zona. Incluso, algunos estudiosos creen que un callejón en la zona comunicaba con el palacio Requesens, sirviendo como puerta de escape secreta.

LAS HUELLAS DE LA CALLE BASEA EN LA ACTULIDAD

Si paseamos por el final de la calle de Lladó y seguimos por Obispo Cazador, podemos observar que las casas al final de Lladó se asientan sobre la primitiva Basea. La construcción de la Via Laietana truncó una parte de la calle, dando lugar a la configuración actual. La calle del Subteniente Navarro, paralela a la antigua muralla, marca el límite de lo que una vez fue esta callejuela llena de historia.


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LA PLAZA BASEA Y LA CALLE BASEA

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