VINÇON,

La historia de la Casa Ramón Casas, ubicada en el número 96 del Paseo de Gracia de Barcelona, comienza con un flechazo. El célebre pintor catalán se enamoró del lugar, que en 1881 albergaba la farmacia del doctor Masot, y decidió convertirlo en su residencia particular.

Para hacer realidad su sueño, el padre de Ramón Casas compró el edificio y la vecina casa Codina, propiedad de la familia Ferrer. De esta manera, se unificaron dos espacios para dar vida a la majestuosa residencia familiar.

EL ARQUITECTO: ROVIRA I RABASSA

Casas, perteneciente a la alta burguesía catalana, confió el proyecto al arquitecto Antoni Rovira i Rabassa, hijo del reconocido Antoni Rovira i Trias. La idea era construir un edificio multifuncional, siguiendo la tónica de la época: el piso principal sería la vivienda familiar, mientras que los bajos y el resto de plantas se destinarían al alquiler.

Rovira i Rabassa diseñó una fachada imponente, labrada en piedra. En el bajo, cuatro puertas con arco de medio punto dan acceso a los locales comerciales. La entrada principal a los pisos, ubicada en el centro, es de madera y está rematada con adornos de forja y metalistería dorada.

La joya de la corona de la Casa Ramón Casas es sin duda el piso principal. Rovira i Rabassa diseñó un espacio lleno de detalles y elementos decorativos que reflejan el gusto exquisito del artista.

En la parte central del piso encontramos un balcón corrido de piedra labrada que se extiende a lo largo de las tres salidas. Este balcón está rematado en los extremos por dos miradores cubiertos, creando una composición elegante y armoniosa. Los balcones superiores se apoyan sobre el techo de estos miradores, lo que aporta un toque de originalidad al diseño.

En los dos pisos superiores, Rovira i Rabassa optó por construir balcones individuales con barandilla de piedra. En el caso de los dos balcones extremos, se utilizó el techo del mirador inferior como suelo del mismo, creando una especie de terraza con vistas al Paseo de Gracia.

El tercer piso se caracteriza por una serie de ventanas estrechas con una parte superior adornada con elementos que funcionan como respiraderos. El edificio se remata con un cerramiento de piedra con una barandilla recta y una serie de figuras decorativas.

LA ESCALERA Y LA DECORACIÓN

Para acceder al piso principal, se construyó una majestuosa escalera de piedra que destaca por su belleza y elegancia. Toda la decoración del recinto fue realizada por reconocidos artistas de la época:

  • Cerámica: Josep Orriols
  • Forja: Hermanos Flinch
  • Salón: Josep Pasco i Mensa

En el salón, obra de Pasco i Mensa, encontramos una de las piezas más llamativas de la casa: una chimenea que combina el hierro forjado con la piedra tallada. La chimenea está decorada con elementos vegetales y animales, lo que le da un aire naturalista y a la vez sofisticado.

Ramón Casas no habitó solo el piso principal de su majestuosa residencia, sino que lo compartió con su gran amigo y compañero de aventuras, Santiago Rusiñol. Ambos artistas frecuentaban la tertulia del antiguo bar Olimpic, rebautizado como «La Punyalada», donde se reunían con otros intelectuales y artistas de la época.

Tras la muerte de su padre, Casas y su madre, Elisa Carbó, se quedaron viviendo en la casa. El artista, ya con 32 años, decidió instalar su taller de pintura en el jardín interior de la finca, creando un espacio de trabajo rodeado de naturaleza y paz.

Sin embargo, el fallecimiento de su madre en 1912 marcó un punto de inflexión en la vida de Casas. Consciente de que su relación con Júlia Peraire, una vendedora de lotería 22 años menor que él, generaba habladurías, decidió romper con el pasado y mudarse con ella. A pesar de las críticas sociales, su amor era más fuerte, y finalmente se casaron diez años después.

OTROS INQUILINOS DEL INMUEBLE

Los bajos de la Casa Ramón Casas han sido testigos de una fascinante historia comercial desde su construcción. A lo largo de los años, han albergado una amplia variedad de empresas que reflejan los cambios sociales y económicos de Barcelona.

  • 1914: Jahr y Compañía, Distribuidor de bañeras de agua caliente JAJAG.
  • 1924: Xifré, Dulcería y Licorería, inaugurada el 20 de enero.
  • 1927: Horno, Pastelería, Bombonería Montserrat.
  • 1928: Llusá S. A. Concesionario de automóviles Benova.
  • 1930: Juan Rosinach, automóviles.
  • 1935: Modas Mases.
  • 1958: Asunción Bastida instala su taller de moda en Barcelona.
  • 1959: Se instala el Instituto de Estudios Norteamericanos.
  • 1977: Se instala la formación política UCD Unión del Centro Democrático.

LA ERA VINÇON

1941: Un nuevo capítulo se escribe en la historia de la Casa Ramón Casas con la llegada de Enrique Levi y su cuñado Hugo Vinçon.

Juntos fundan la primera tienda de regalos importante del Paseo de Gracia: «Hugo Vinçon».

La tienda rápidamente se convierte en un referente de elegancia y distinción, atrayendo a la élite barcelonesa y a visitantes de todo el mundo.

1957: La familia Amat adquiere la empresa y emprende una ambiciosa remodelación. Se realizan cambios importantes en el local, modernizando su estética y adaptándolo a las nuevas necesidades del mercado. La esencia de «Hugo Vinçon» se mantiene intacta, conservando su espíritu original de exclusividad y buen gusto.

1973: Un nuevo espacio cultural se abre paso en la Casa Ramón Casas: la «Sala Vinçon». Esta galería de arte se convierte en un punto de encuentro para artistas, intelectuales y amantes del arte, impulsando la escena cultural de Barcelona.

2015: Tras más de siete décadas de exitosa trayectoria, «Hugo Vinçon» cierra sus puertas definitivamente. El local es adquirido por la cadena de moda Massimo Dutti, que se encarga de darle un nuevo aire al espacio, respetando su legado histórico y arquitectónico.

RESTAURACIÓN

Tras años de abandono, los patios de la Casa Ramón Casas, incluyendo el antiguo estudio del pintor, fueron objeto de una meticulosa recuperación. El proyecto estuvo a cargo del reconocido estudio paisajístico galés Harry y David Rich».

El patio de la esquina de la Casa Ramón Casas, convertido en un rincón asilvestrado, se alza como un oasis secreto.

En el muro del patio se despliega un tapiz vegetal compuesto por una selección de azucenas, hibiscos, tributinas, magnolios, arces y grevilleas.

Unas macetas de terracota adornadas con cerámica modernista obra del artista Josep Orriols completan el diseño del patio. Estas macetas, réplicas de las originales que existieron en el pasado, aportan un toque de autenticidad y nostalgia al lugar.


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