Barcelona, que hasta entonces había carecido de eventos internacionales, carecía de plazas de calidad para albergar a los visitantes ilustres. Con motivo de la Exposición Universal de 1888 el gobierno en previsión de la llegada de visitantes a nuestra ciudad, decidió edificar un nuevo hotel, ante la necesidad de aumentar la capacidad de las plazas hoteleras de calidad, por lo que pidió consejo al hostelero suizo Cesar Ritz, el cual conocedor del tipo de hoteles de calidad, propuso la idea de hacer un hotel diferente de lo que se conocía en aquellos tiempos.
Para ello el Ayuntamiento público un concurso con las siguientes condiciones:1ª. El Excmo. Ayuntamiento cederá gratuitamente el terreno en donde deberá emplazarse el edificio, por durante todo el tiempo que se señale, pudiendo disponer de un solar regular cuyas dimensiones son de 150 metros de longitud por 35 de profundidad.
2ª. Será preferida la proposición que, en igualdad de condiciones, se obligue a su autor a construir el edificio de mayor capacidad, mejor gusto arquitectónico, mejor mobiliario y más económico el servicio.
3ª. Podrá o no concederse subvención, según las circunstancias, siendo preferida la que no la solicite y ofrezca cumplir las condiciones indicadas en la anterior.
4ª. La subvención, en caso de otorgarse, se entregará en cuatro plazos escalonados de dos en dos”.
El 26 de septiembre fecha final de presentación de las proposiciones, además de la testimonial de Don Antonio Xuriguer, Don Ignacio Mariano Lacambra presenta una de un “Hostal capaz para albergue de 2000 personas mayores”.
El hotel, en principio se debía de construir con una premisa importante: debería tener las máximas calidades de confort y comodidad, pero tenía que ser concebido para una vida corta, ya que la ciudad no podía permitirse el lujo de tener un hotel tan grande, para ello se pusieron en contacto con el arquitecto Luis Domenech Montaner, el cual debía hacerse cargo del proyecto.
Para la ubicación se buscó una zona cercana a la exposición y que a la vez tuviera el espacio suficiente para desarrollar el proyecto.
La zona ideal para la realización del hotel fue la del Paseo de Colón, en un terreno que se había ganado al mar para la ampliación del puerto, los terrenos tenían las dimensiones requeridas, delante de la que fue Capitanía General de Cataluña. Tenía una superficie de 21216 metros cuadrados. Fue construido con ladrillo y madera en la planta baja. Tenia que estar dividido en tres cuerpos ya que lo atravesaban dos pasajes.
CONSTRUIDO EN 53 DÍAS
La construcción comenzó a mitad del mes de diciembre de 1887 y se edificación acabó el 14 de febrero de 1888, aunque los acabados interiores y la decoración se prolongó hasta finales de marzo de 1888.
Constaba de planta y cuatro pisos de altura, con una longitud de 150 m por una profundidad de 35 m, lo que representaba una capacidad de unos 2.000 huéspedes que se distribuían en 30 apartamentos para familias numerosas y 600 habitaciones normales, lo que representaba una construcción de unos 5.250 m2. por planta. En los dos extremos se instalaron 38 habitaciones.
El servicio general se repartía entre dos grandiosos comedores, salones de descanso y lectura, escritorios públicos, cocinas, almacenes (en el centro) y un gran café restaurante. En el primer piso estaban las oficinas y 856 apartamentos de dos categorías. Los de primera medían 24m2 y los de segunda 16m2. Los precios iban de cinco pesetas por habitación, los almuerzos desde tres a cinco pesetas.
TRABAJANDO DIA Y NOCHE PARA TENERLO ACABADO
Dada la imperiosa necesidad y la premura de tiempo, a partir de mediados de enero, se tuvo que trabajar por la noche, se instalaron 18 focos eléctricos algo impactante para aquel tiempo. En la fase final de las obras llegaron a trabajar un total de 650 peones, 100 carpinteros y 40 yeseros. Así se logró completar la obra exterior y cubrir aguas el 14 de febrero de 1888. Sólo faltaban los detalles de la decoración interior que se completaron a finales del mes siguiente.
El Hotel se construyó en un tiempo record de 53 días, La construcción, quedo acabada el 14 de febrero de 1988 y la decoración y acabados interiores se prolongaron hasta finales de marzo. La Exposición se inauguró, el 8 de abril de 1988 y estuvo abierta durante ocho meses, la cifra de visitantes recibidos de todo el mundo durante ese tiempo fue de cerca de 425.000 personas.
Tal fue el éxito del hotel que muchos ciudadanos e intelectuales, surgieron que se indultara al hotel de su derribo, ya que no era lógico que una obra tan bonita tuviera que ser derribada. Pero aunque se habían hecho unos acabados que a primera vista eran excelentes, los materiales empleados no eran de larga duración.
Otro problema añadido era que el hotel había sido construido en unos terrenos prestados por la Junta del Puerto para la realización del evento y como dije anteriormente (la sugerencia de desmontarlo y construirlo en otro sitio), era impracticable. La demolición comenzó poco después de acabada la Exposición.
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