El pabellón de San Carlos y Santa Francesca, fue uno de los pabellones construido por Pere Domènech i Roura en 1927 que no había sido proyectado ni imaginado por su padre fallecido en 1923.

Fue construido en la zona norte del recinto, en unos terrenos situados por detrás del Pabellón Central y su construcción fue debida a una iniciativa de Francesca Balart, viuda de Carles Baró

Los administradores del Hospital de San Pablo, recibieron en 1927 una propuesta por parte de los herederos de la familia Balart Baró, de recibir un legado importante para construir un gran pabellón en el recinto del Hospital.

LEVANTADO GRACIAS A LA DONACIÓN DE FRANCESCA BALART

Francesca Balart, en sus últimas voluntades, había expresado a sus herederos de que después de su fallecimiento y que una vez liquidados sus bienes, para honrar la memoria de su marido, el resultado de la liquidación, fuera entregado íntegramente al hospital con la condición de hacer un gran edificio, para poder asistir en él, a las personas mayores sin recursos.

inauguración de la placa conmemorativa

Para recibir la donación, Francesca había puesto unas condiciones irrevocables que los administradores del hospital deberían cumplir. 

  1. Construir un pabellón grande con dos edificios con una capacidad mínima de 300 camas destinadas en partes iguales a hombres y mujeres.
  2. Que estuviera integrado únicamente para poder atender a las personas mayores sin recursos.
  3. Que para un buen control y funcionamiento del pabellón, se pusiera al frente de este un sacerdote que estuviera dentro de la curía del hospital, el cual aparte de cuidar del buen funcionamiento, se cuidara de la celebración de la santa misa los domingos y festivos, así como de la predicación del Evangelio y el Catecismo una vez por semana.
  4. También dispuso dedicar un dinero para el sostenimiento de utillaje médico y la compra de instrumental «para el cuidado y tratamiento científico de los enfermos hospitalizados que estuvieran internados en el Pabellón.

Francesca Balart, con esta donación pretendía perpetuar la memoria de su marido buscaba perpetuar la memoria de su marido, Carles Baró y la suya propia.

1929 el hospital en obras

El pabellón fue construido en tres partes:

  • la del oeste estaba dedicada a las mujeres
  • la central con un gran Arco central espectacular que servía de unión entre ambos edificios con servicios conjuntos para las dos partes y
  • la del este para las mujeres.

Los dos pabellones completamente simétricos acababan en los extremos con una sala en forma de “T”, con una altura de dos pisos para las personas enfermas y una planta intermedia dedicada a los servicios.

El desnivel por la pendiente de la zona oriental del edificio, Domènech i Roura, construyó una planta inferior que quedaba a nivel de tierra

El pabellón estaba dividido en dos alas (la de mujeres en el oeste, y la de hombres en el este) separadas por un gran arco, que permitía la circulación a través suyo. Ambas alas eran simétricas, y contaban con dos pisos y una planta intermedia. Debido al desnivel del terreno, en el extremo del ala oriental todavía había una planta inferior que quedaba a nivel de tierra.

Alfonso XIII visitando el hospital 1930

Cada una de las salas tenía una capacidad para 32 camas, con sala de día y el espacio que pertenecía al extremo final, estaba dedicado a los servicios de la planta, este pabellón tuvo un lado Particular con relación a todo el hospital ya que a diferencia de los otros pabellones, cada sala de enfermos tenía el nombre de una santa o santo según su dedicación.

Sobre el arco central de entrada a los dos pabellones, se construyó en el segundo piso, un conglomerado de salas en las que estaban ubicadas: las distintas oficinas y la sala de espera.

En pabellón tenía una capacidad de 284 camas en las salas de enfermos y 38 camas en las distintas salas dedicadas a salas de aislamiento, lo que le daba una capacidad total de 322 enfermos.

A lo largo de los años tuvo que realizar varias modernizaciones que mantuvieran el confort y la vida saludable de los enfermos. En 1947 se instalaron unos solárium en la cara sur, entre el cuerpo central y las salas de día, para que los enfermos, pudieran tomar baños de sol.

Puestos en contacto con Manuel Puig Janer, arquitecto del Hospital, realizó un proyecto de construcción que mantuvo en todo momento el estilo del edificio. La realización de dichas obras, fueron sufragadas por Júlia Buixens, viuda de Portabella

Nuevamente a finales de 1950, Manuel Puig Janer, realizo diversas modificaciones, a petición de los respectivos jefes de servicio, en los espacios interiores de las alas de los pabellones. En 1958 a petición del doctor Caralps, realizo una reforma en el ala oeste y un año después fue el doctor Andreu Pursell, quien solicito su intervención en el ala oeste.

La necesidad de mantener el hospital, con las mejores condiciones técnicas y sanitarias y la dificultad de adaptar el interior de los viejos edificios a las tecnologías nuevas, aconsejo a los administradores en buscar una solución al problema.

Al final del siglo XX, se puso sobre la mesa la posibilidad de construir un nuevo hospital en la zona norte del recinto del hospital, lo que suponía el derribo de los pabellones que aunque antiguos no tenían el sello del modernismo, el Pabellón de San Carlos y Santa Fancesca, fue uno de los sacrificados.

2005 DEMOLIDO

Fue derribado en 2005 para hacer sitio en el nuevo edificio por los arquitectos: Esteve Bonell, Josep Maria Gil, Silvia Barbera, José Luis Canosa, Francesc Rius, que planificaron la construcción de dos bloques, que partiendo de un vestíbulo de entrada del que parten un pabellón de 36.022 m2, dedicada a la parte ambulatoria y cuatro pabellones con una superficie de 46.878 m2, para atender las distintas ramas de la medicina.


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HOSPITAL DE SANT PAU: PABELLÓN DE SAN CARLOS

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