El Frontón Barcelonés fue el proyecto de una sociedad anónima, que aprovechando el auge del frontón en aquel momento decidieron construir uno en las afueras de la ciudad.
El nuevo deporte del frontón había revolucionado la vida ciudadana de las ciudades con el aditivo de las apuestas y Barcelona no tenía ninguno, cosa que si sucedía en Madrid y en otras capitales de provincia (especialmente en el País Vasco).
El grupo de aficionados constituyo en 1892, una Sociedad Anónima, que hiciera realidad dicho proyecto, buscaron un local en las afueras de la ciudad, para su construcción y lo encontraron en un solar vacío en la actual calle Diputación 415-417, entre Sicilia y Cerdeña.
Este lugar que hoy poco menos que es el centro de la ciudad, en aquellos tiempos solo eran campos de cultivo. Fue el primer frontón inaugurado en Barcelona y ocupaba un área de unos doscientos mil palmos cuadrados.
Fue proyectado por el arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia, un claro exponente del modernismo. Su construcción fue realizada por el maestro de obras Julio Marial Tey.
En un principio el edificio estaba rodeado por un muro con una bonita verja de hierro que acababa en el chaflán de la calle Sicilia con Diputación, con dos torretas redondas que eran utilizadas como despacho de venta de localidades.
A unos veinte metros de la entrada se alzaba una rotonda, estilo Renacimiento con siete puertas, de tres metros de luz, por las que se entraba a un vestíbulo de 16 metros de diámetro, con un techo decorado con cartón piedra, sostenido por esbeltas columnas de ladrillo prensado, que eran sujetadas por zócalos de mármol amarillento, rematadas con molduras de piedra labrada, con aberturas de medio punto.
El salón superior estaba decorado con armaduras metálicas, pinturas y cristales con grabados alegóricos. La rotonda estaba cubierta por una cúpula con lucernario y rematada con una afiligranada corona de piedra.
Desde el interior del vestíbulo partían dos grandes puertas, con columnatas, estilo renacimiento, que llevaban hasta un corredor, conducían a la pista de juego y a la gran escalera de mármol, de cinco metros que conducía a los palcos y al salón de descanso.
Al café-restaurante de 22 metros de largo por doce de ancho, al que también se llegaba desde el vestíbulo y directamente a través de una entrada directa en la calle Sicilia. Sobre el comedor una terraza a la que se salía por el salón de descanso.
Rodeando el edificio se encontraba un paseo entre la pared del local y la reja de hierro de la calle con una profusión de plantas y árboles que hacían ameno el paseo entre pequeños jardines.
La cancha de juego constaba de dos paredes, la larga de 68 metros dividida en 17 secciones de 4 metros y la corta de 11,10 metros, el suelo era de piedra artificial.
La separación que había entre el público y la pista era como es habitual mucho menor en la zona próxima a la pared de juego ensanchándose conforme se iba alejando para que los jugadores pudieran abrirse al igual que las pelotas en los rebotes.
El espacio entre la cancha y las sillas de los espectadores, tenía una anchura de dos metros, los primeros cuadros seis y medio, llegando hasta los once en los últimos cuadros.
El espacio dedicado al público tenía 5 filas de sillas a ras de pista que estaban resguardadas por una elegante baranda de hierro. Los tendidos se dividían en tres secciones; con asientos de mármol: la primera sección en color rojo, la segunda en blanco y la tercera en gris, que los distinguía de categoría para su ocupación.
Le seguía una galería-paseo, con esbeltas columnas y jácenas decoradas, que era la admiración del público y el orgullo del joven y prometedor arquitecto el (en aquel entonces) Enric Sagnier i Villavecchia.
Se frontón se inauguró el jueves 19 de octubre de 1893, con un encuentro fuera de abono para recaudar fondos para los pobres. En el partido inaugural se enfrentaban las parejas de Saturnino Echevarría (Muchacho) y Pedro Echevarría (Tandilero) contra Victoriano Gamborena y Enrique Artaraz (Zurdo de Abando).
El programa inaugural tuvo lugar el domingo 22, jugando los célebres jugadores, Pedro Arreselgor (Porta!) y Angulo Bilbao (Chiquito de Abando), contra Enrique Artaraz (Zurdo de Abando) y Bautista Otegui (Chitivar). Las entradas se despacharían desde la mañana del viernes en las taquillas del frontón y en los puntos señalados.
Para facilitar la asistencia, se habilitaron dos despachos de localidades fijos en el centro de la ciudad: uno en el kiosco de enfrente del Liceo y otro en el Café de la Alhambra). Las taquillas del frontón se abrían todos los días a la una del mediodía.
El gran éxito alcanzado por el Frontón Barcelonés, hizo que aparecieran nuevos frontones en el centro de la ciudad, lo que provoco que el frontón se resintiera de la asistencia de espectadores, causando importantes pérdidas, lo que provoco que la sociedad se replantease, la continuidad del proyecto. Dado que se habían inaugurado nuevos frontones en el centro de la ciudad y había bajado un poco la afluencia de espectadores al recinto, La Vanguardia, publicaba el 7 de abril de 1985,el siguiente anuncio.
La Sociedad FRONTÓN BARCELONÉS ha acordado abrir un primer abono de 10 funciones para la temporada de Primavera, inaugurándola con un notable partido el día 14 de Abril Pascua de Resurrección, contando con los mejores pelotaris existentes en la actualidad. El abono quedará abierto en la taquilla del Teatro Principal desde el lunes 8 de Abril al viernes 12, ambos inclusiva, de 10 a 1 a de la mañana y de 3 a 5 de !a tarde
En 1896, el propio maestro de obras Julio Marial, que había construido el edificio, invirtió 150.000 pesetas para ampliarlo y cubrirlo, el nuevo proyecto de rehabilitación fue obra de August Font, que incorporó una decoración vistosa, realizada por el escenógrafo Francesc Soler i Rovirosa.
El 11 de Enero de 1902, el administrador de la Sociedad, Sr. Vilallonga, convoco una reunión especial para el día 23 del mismo mes, para presentar los balances y someter a la discusión y resolución de la conveniencia de proceder a la disolución de la Sociedad y caso de que así se acordase, convenir forma y modo en que debía realizar la liquidación.
En febrero se disolvió la sociedad, que vendió el mobiliario y el terreno. El edificio fue derribado y no quedó más rastro del antiguo edificio.
El 26 de marzo de 1902, La Vanguardia publicaba un anuncio en la sección de ventas, en la que se comunicaba la venta de todo el material existente en el Frontón.
El 10 de agosto de 1902 la casa Vicente Gil y Cia realizo una subasta de caballerías en el solar del antiguo edificio del Frontón Barcelonés.
Mientras estuvo en activo estuvo considerado uno de los frontones más lujosos de España.
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