acuario de la Ciutadella

El primer Acuario de la ciudad se levantó en la parte trasera de la fuente de la Cascada del Parque de la Ciudadela dentro de los espacios de diversión que fueron realizados para la celebración de la Exposición Universal de 1888.

La primera noticia sobre su construcción para el gran público tuvo lugar gracias a un artículo publicado en la Vanguardia publicado el 12 de junio de 1881 en sus páginas 3 y 4 narrando el acto de inauguración de la fuente de la Cascada del Parque de la Ciudadela y la posterior visita que ofreció José Fontseré Mestre, arquitecto que realizo el proyecto del parque a los asistentes de los trabajos que se estaban realizando para construir el nuevo Acuarium que se inauguraría con motivo de la Exposición.

Tenía una superficie de 120 metros cuadrados y estaba dividido en dos secciones distintas que diferenciaban al público las dos especies de animales acuáticos que existen, la fluvial dedicada a la fauna de peces de agua dulce y la de agua salada o marina que era la que presentaba un mayor número de animales vivos.

En la pequeña fachada destacaban en la parte superior de la entrada la palabra Aquarium y custodiando a una puerta de madera dos medallones con la figura de unos lagartos que la custodiaban.

En el interior destacaba la figura del Dios Neptuno, adornada en su parte inferior por grupos de estalactitas que simulaban una cueva subterránea, llevaba el sello de un joven arquitecto Antoní Gaudi i Cornet que ya destacaba en sus principios.

parte trasera de la cascada con el acuario

En la primera sala entre todos los peces que se exhibían en especial de nuestros ríos anguilas, carpas. Barbos, truchas, salmones y tencas destacando entre todos ellos la figura de un diminuto Cyprinodon (pequeño pez de El Prat), del que en aquel momento existían 49 especies reconocidas, también las crónicas hablaban de otras especies, crustáceos y caracoles propios de las corrientes de agua dulce.

La segunda sala estaba dedicada en un principio a los animales acuáticos que se encontraban cerca de nuestras costas mediterráneas, en aquellos tiempos ni por capacidad de espacio y menos por la falta no solo de conocimientos sino de técnicas modernas era incomprensible poder aglutinar en un espacio limitado los animales que hoy se exponen en cualquier acuario mundial.

puerta de entrada al acuario

Todo ha tenido un desarrollo a lo largo de la historia y es imposible comprender como en una época en que la luz funcionaba a 125 W, pudieran mantener vivos a los animales marinos.

El acuario presentaba en primicia una sección marina la principal novedad que incorporaba una modesta selección de peces del litoral catalán, en la que solo se exhibían ejemplares de pequeño tamaño. Entre otras cosas la dificultad de mantener en las peceras la salubridad necesaria para su mantenimiento hacía imposible incorporar al acuario peces de mayor tamaño.

En los distintos apartados dela sala se exhibían una interesante colección de corales, esponjas, ictíneas y anémonas. También los visitantes podían contemplar las estrellas de mar y los erizos, poco conocidos en aquel tiempo por los visitantes,

Por último los visitantes podían conocer en su habitad los productos que hasta entonces podían contemplar en las pescaderías gambas, caracoles, conchas, sepias y pulpos junto a sardinas, boquerones salmonetes y otros habitantes de las costas.

Justo en la división entra las dos salas se había situado el departamento de recepción un deposito en el que se ubicaban los futuros habitantes del acuario con el fin de proceder a su aclimatación y a comprobar con su cuarentena que procedían de logares sanos y no introducción no comportaba ningún peligro para las especias ya adaptadas al medio ambiente del acuario.

En el centro del espacio, entre las dos salas, había un depósito de agua en el que se colocaban previamente los nuevos peces que llegaban, con el objetivo de aclimatarlos al nuevo hábitat del acuario antes de pasar en las peceras.

castell dels tres dragons

Al ser un lugar poco visitado por el público conforme se producían vacantes estas no eran reemplazadas, esto supuso que los responsables del acuario tomasen la decisión de trasladar en la década de 1930 las peceras con las especies que resistían el cautiverio trasladando las peceras al Museo de Zoología del Castillo de los Tres Dragones ubicado en el interior del parque.

Con la instalación en el parque zoológico el delfinario con las actuaciones de los delfines los animales marinos fueron trasladados a un nuevo lugar de exhibición, quedando el antiguo acuario clausurado.


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