Una parte de la actual Parroquia de la Concepción, que hoy contemplamos en la calle Aragón, perteneció en su día a la parte del Monasterio de Santa María de Junqueras, desmontado en 1879, con motivo de la urbanización de la calle Bilbao (Primitiva calle de la posterior Vía Layetana que iba desde la actual Plaza Urquinaona a la unión de la actual Vía Layetana con la calle Junqueras, que había adoptado el nombre del antiguo monasterio).
Posteriormente la calle Bilbao, desaparecería con la apertura de la totalidad de la nueva Vía Layetana, a principios del Siglo XX, que hizo desaparecer innumerables calles y una infinidad de edificios, con el propósito por parte de las autoridades, de abrir la ciudad vieja y poder conectar el nuevo ensanche con el puerto.
Se solucionaría con estas obras el tener la necesidad de rodear la ciudad a través de las nuevas Rondas, en una especie de vía rápida construida a lo largo del perímetro de la desaparecida muralla, con el fin de facilitar el movimiento de vehículos.
UN CONVENTO BENEDICTINO DEL SIGLO XIII
El monasterio de Santa María de Junqueras había sido construido en el año 1293 y pertenecía a la congregación de monjas benedictinas, que había fundado en Sabadell en 1214, el obispo de Barcelona, Berenguer de Palou y cuya casa central, decidió trasladar a Barcelona.
El nuevo monasterio ocupaba aproximadamente las dimensiones actuales de la isla formada por la acera mar de la plaza Urquinaona, hasta su unión por las actuales calles de Vía Layetana y Junqueras. Era el convento elegido por los nobles barceloneses para custodiar a sus hijas casaderas. Aquí estuvo custodiada con sus criadas la futura esposa del Virrey Amat antes de casarse.
El conjunto del convento albergaba en su interior, una iglesia de una sola nave con una serie de capillas laterales y un ábside poligonal con una cubierta abovedada.
La iglesia estaba iluminada por un rosetón ubicado en la testera, formado por un disco de siete círculos y por los ventanales no muy grandes, que rodeaban el ábside, que se abrían alternativamente en el lienzo superior de cada capilla.
Tenía un claustro rectangular de grandes dimensiones, con dos pisos de altura, con un total de ciento treinta y dos arcos góticos. Junto al claustro, estaba otro patio y rodeando a los dos patios0szf<b<n situadas todas las construcciones monásticas y las celdas que servían de residencia a las religiosas.
El monasterio disponía del Refectorio que hacía las funciones de comedor común en contadas ocasiones.
La puerta principal, abovedada, conducía a un largo zaguán, que servía de Hospital Militar en 1808. Lindaba con la huerta y posteriormente con la antigua casa de Corrección, donde destacaba una palmera y el claustro de las monjas, estaba situado casi en el centro de las varias de las dependencias de la calle Junqueras. En este claustro, que estaba coronado de sesenta y seis ojivas parecidas a las del cercano monasterio de Montesión, tenía espaciosos pasadizos con un hermoso artesonado en todo el techo, un patio central, sembrado de hierbas aromáticas, flores, naranjos y cuatro cipreses bañados por una amplia fuente que arrojaba numerosos chorros de agua.
EXPULSION DE LAS MONJAS DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
En 1808 con la entrada de las tropas francesas, las monjas fueron expulsadas, el convento, en principio fue convertido en hospital militar y posteriormente se convirtió, en un correccional y termino en cuartel.
Entre los muchos patios que tenía el convento, se encontraba uno en especial, que las monjas habían convertido en huerto, en el que aparte de cultivar las verduras y frutas que consumían, había crecido una palmera que tuvo una influencia no solo en el convento sino también en varios episodios de la vida ciudadana.
TRASLADO DEL CLAUSTRO PIEDRA A PIEDRA
En 1868 con motivo de la urbanización de la calle Bilbao se derruyó todo el complejo excepto la parte de la iglesia y el claustro, trasladados en 1871, a la calle Aragón, para construir la nueva parroquia de la Concepción.
La palmera que había sobrevivido el derribo de las dependencias del monasterio y que había quedado próxima a la desaparecida plaza de Juncales, que tenía una altura de unos 30 metros superando la altura de los edificios de la zona.
En 1879, con motivo de la urbanización de la plaza Junqueras y del entorno de la plaza, se abrió, la posibilidad del traslado de la Palmera, al centro de la plaza. Se puso un cuidado especial, en el intentó trasplantar cuidadosamente, a la vieja palmera, pero ante el arraigo de sus raíces y la reducida posibilidad de supervivencia, se decidió no moverla de sitio. Los intentos del traslado hicieron que la palmera se secara.
Este hecho hizo que en 1881, Jacinto Verdaguer dedicara un poema a la desaparecida palmera, en el que denunciaba a los peligros a que se abocaba la ciudad, perdiendo sus tesoros en pos de un mal llamado progreso. Este poema por desgracia no ha sido leído por la mayoría (por no decir todos) delos alcaldes que ha tenido desde entonces la ciudad.
Durante su existencia el extenso solar iba acogiendo diferentes servicios, tanto oficiales como civiles. El sábado 7 de octubre de 1882, en una parte del local se inauguró una sala de baile, que acogió como nombre del establecimiento, “la Palmera”, aprovechando el conocimiento de la ciudad de dicha palmera por sus grandes dimensiones.
La Vanguardia del lunes 9 de octubre, en su página 3, comunicaba: El pasado sábado se inauguró el gran salón de baile de «La Palmera», construido en la plaza de Junqueras. El local se halla bien adornado y presenta un brillante aspecto, por lo que en vista de la escogida concurrencia que había el día de la inauguración, no dudamos que se verán las reuniones de La Palmera, sumamente favorecidas.
Con la urbanización de la Vía Layetana, la antigua manzana recibió un cambio total, en sus construcciones, la principal la tenemos en la que corresponde con la desaparecida Plaza Juncales, que durante los años 1914 a 1917, se vio enriquecida por el arquitecto Enric Sagnier, con la construcción del edificio en estilo neogótico de La Caja de Pensiones para la Vejez y el Ahorro de Cataluña y Baleares (actual La Caixa).
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