calle de les Tres Voltes, Barcelona

La calle de las Tres Voltes, que existió en Barcelona hasta principios del siglo XX, es un ejemplo fascinante de cómo la urbanización y el desarrollo pueden transformar la geografía de una ciudad.

La historia de las calles y sus nombres siempre ha sido un tema fascinante, reflejando a menudo la cultura y la historia local.

Aunque los documentos que podrían aclarar el origen del nombre de la calle «Tres Voltas» parecen haberse perdido, la teoría de que podría estar relacionada con los numerosos cambios en la vida de Francisco Martí i Viladamor es interesante.

Este personaje histórico, conocido por su papel durante la Guerra dels Segadors y su posterior exilio en Francia, dejó una huella significativa en la historia catalana.

DESAPARECIÓ PARA ABRIR LA VIA LAIETANA

carrer de les Tres Voltes

Esta calle, conocida por su recorrido peculiar que le daba el nombre de «las tres vueltas», conectaba la calle Tapinería con la plaza del Oli.

plaça del Oli

Su desaparición se debió a la creación de la Via Laietana, una importante vía diseñada para mejorar la circulación entre el ensanche y el puerto de Barcelona.

FRANCISCO MARTÍ I VILADAMOR

En el lugar donde se encontraba la calle, previamente se situaba la plaza de Deu, donde vivió Francisco Martí i Viladamor, un destacado escritor y político catalán del siglo XVII. Martí i Viladamor, nacido en Perpiñán en 1616, fue un defensor del catalanismo y autor prolífico sobre la historia de Cataluña. Su obra más notable, inicialmente escrita en latín y enviada a París para su revisión por la reina regente de Francia, fue posteriormente traducida al español por orden del Consejo de Ciento y publicada en Barcelona en 1654.

Según Víctor Balaguer (cronista de Barcelona) en su libro “las calles de Barcelona” editado en dos volúmenes por la editorial de Salvador Manero en dos volúmenes el primero en 1865 y el segundo en 1886, Balaguer en el segundo volumen en su página 390 dedicaba tres páginas para comentar la historia de dicha calle.
El autor de las calles de Barcelona comentaba que en la antigua plaza desaparecida para desarrollar la nueva calle, había vivido en uno de los edificios el escritor catalán (por cierto muy poco conocido), pero del cual debemos decir algo, aprovechando esta ocasión que se nos ofrece. Con ello pagaremos un justo tributo a la olvidada memoria.

Balaguer comentaba de Francisco Martí i Viladamor, acerca del cual solo hemos podido recoger los datos siguientes:

tratado de Munster

Nació en 30 de Agosto de 1616 en la villa de Puigcerdá, capital de la Cerdaña, y a la sola edad de un año fue llevado por sus padres a Barcelona, donde se educó, haciendo todos sus estudios en aquella insigne universidad. Distinguióse notablemente siendo estudiante, y ganó lauro en varios certámenes literarios. A los diez y siete años recibió el grado de doctor en leyes, y apenas tenía veinticuatro años cuando estallo la revolución de 1640, a la vez solemne e inspirada de Pablo Claris.

Martí, había abrazado la bandera levantada por Cataluña, escribiendo varias obras en defensa del Principado y de su causa, algunas de cuyas obras le dieron gran reputación de literato y como abogado, le hicieron ocupar el cargo de abogado fiscal de la Bailía General de Cataluña.

Su reputación le llevo a ser nombrado representante de Catalunya en 1646, tras la rebelión de las 7 Provincias de los Países Bajos contra el Imperio español para conseguir su independencia que acabaría en 1648, con el reinado español ,en la persona de Felipe IV, durante las discusiones entabladas por Francesc Fontanella, para conseguir firmar el tratado de Munster en 1648 y poner fin al conflicto de la rebelión reemplazando a Francesc Fontanella que hasta entonces había llevado las conversaciones.

Al caer Cataluña, luego que esta hubo vuelto a reconocer a Felipe IV de Castilla, Martí tuvo que emigrar de su país, como tantos otros nobles talentos de aquella época fijando su residencia en Perpiñán, en cuya audiencia el gobierno francés le dio un puesto eminente responsabilidad.

Continuaba Balaguer: Esta obra es acaso la más importante de Martí, y de ella hicimos honrosa mención y hasta un análisis en las páginas de nuestra Historia de Cataluña.

Cuando la estaba trabajando, salió la Proclamación católica de Gaspar Sala, y tuvo entonces que quitar muchísimas cosas de la suya para evitar repeticiones. Imprimióse en Barcelona sin nombre de autor y solo con unas iniciales que eran un verdadero enigma, pues decían B. D. A. V. Y. M. F. D. N. P. D. N. Comenzando a leer estas iniciales por la octava, y siguiendo de derecha a izquierda, dice: Doctor Francisco Martí y Viladamor, abogado de Barcelona, y volviendo a las cuatro finales, natural de Puigcerdá.

Esta obra fue escrita en latín, y habiéndola remitido el autor a Paris, la reina regente en la menor edad de Luis XIV escribió al Consejo de Ciento que la hiciese imprimir y aun traducir al español, lo cual se encargó al mismo autor. Se imprimió en Barcelona la obra latina el año 1654; pero hay también otra impresión hecha en Viena, capital de Austria, de la cual se conservaba un ejemplar en la biblioteca de los Carmelitas descalzos de Barcelona.


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