Cuando Camilo Julià decidió construir un nuevo edificio, inicialmente encargó el proyecto a Enric Sagnier, el arquitecto que había realizado la construcción de los edificios familiares que estaban al lado del nuevo edificio que Julià quería construir. Sin embargo, debido a la gran cantidad de trabajo que tenía en ese momento, Sagnier declinó la petición de construcción del nuevo edificio.
Ante esta negativa, Julià decidió encargar la nueva construcción a Rafael Guastavino, un joven arquitecto que estaba empezando a destacar en Barcelona en aquellos momentos, como innovador de estilos. La Casa Julià, situada en el Paseo de Gracia número 80 y construida en 1884, es una de las pocas creaciones del arquitecto valenciano Rafael Guastavino Moreno durante su etapa española.
LA CASA JULIÀ
El edificio, principalmente de líneas rectas, sorprendía por la elegancia de su diseño. Tenía solo las tribunas en los extremos del chaflán, y los balcones estaban realizados con barandas de piedra individuales de forma rectangular, a excepción de los balcones que estaban por encima de la puerta principal que eran mucho más grandes y con acabado redondeado. Finalmente, hizo una cornisa (que tuvo que ser retirada debido a la sobre edificación realizada), que daba una sencillez a la realización, con un concepto completamente armónico.
RAFAEL GUASTAVINO
Cuarto de catorce hermanos, Guastavino llegó a Barcelona a los 19 años para vivir con su tío, Ramón Guastavino, y estudiar en la Escuela de Maestros de Obras de Barcelona.
En sus inicios, colaboró con varios arquitectos, entre ellos Jeroni Granell i Mundet, con quien trabajó en la construcción de la primitiva casa Miguel Buxeda en la Plaza de Cataluña. Posteriormente, realizó algunas obras personales que aún se conservan hoy en día.
Entre los proyectos más destacados de Guastavino se encuentran la fábrica de Can Batlló, que hoy alberga la Escuela Industrial, y el Teatro de La Massa de Vilasar de Dalt, donde diseñó la cúpula del edificio. Este último fue su último trabajo antes de partir precipitadamente a Estados Unidos en 1991, sin poder disfrutar de su inauguración.
A pesar de su talento como arquitecto, un defalco le obligó a abandonar el país de manera precipitada. Se trasladó a Estados Unidos, donde cosechó un importante éxito que le consagró como uno de los grandes arquitectos del país, llegando a ser conocido como «el arquitecto de Nueva York».
Aprovechó el momento en que la población estaba consternada por los devastadores incendios que habían ocurrido en los rascacielos de Chicago en 1871 y en Boston en 1872 para presentar su propuesta de boveda tabicada cerámica, que fue muy bien recibido por la población y la administración estadounidense.
En 1885, Guastavino fundó la compañía Guastavino Fireproof Construction Company, especializada en la construcción de bóvedas con materiales a prueba de incendios, utilizando un sistema de construcción derivado de la construcción tradicional en la zona mediterránea española, conocida como “bóveda tabicada”.
Esta innovación llevó a Rafael Guastavino, en poco tiempo, a ser contratado para diseñar las bóvedas de las grandes obras que se estaban construyendo en la ciudad de Nueva York en aquel tiempo, como la Grand Central Terminal, el Great Hall de Ellis Island, las zonas del Metro, las bóvedas del puente de Queensboro, la catedral de San Juan el Divino, el Museo Americano de Historia Natural en Central Park, la iglesia de San Bartholomé en la Quinta Avenida, el Hospital Monte Sinaí, así como el Museo Nacional de Historia Natural en Nueva York.
No solo llegó su fama a la ciudad de Nueva York, sino que también fue contratado para diseñar el Edificio de la Corte Suprema en Washington y la Biblioteca Pública de Boston.
Al final de su vida había construido con el sistema 360 edificios en Nueva York, sin contar con los construidos en Boston, Washington, Filadelfia, Baltimore, etc. La empresa familiar continuó a través de su hijo menor Rafael Guastavino Expósito, nacido en Barcelona en 1873.
2010 LA CASA JULIÀ FUE ADQUIRIDA POR LA MARCA LOUIS VUITTON
A principios de la década de 2010, la Casa Julià fue adquirida por la empresa de moda Louis Vuitton, que contactó con el arquitecto Federico Correa para que realizara el trabajo de reconvertir el interior del edificio en un local comercial. Correa exigió para asumir la responsabilidad del trabajo, la condición de preservar en todo momento la obra de Guastavino. La rehabilitación fue inaugurada el 20 de septiembre de 2013.
Guastavino también intervino en 1872 la casa Blajot, propiedad del banquero Víctor Blajot Iglesias, situada en el 32 del Paseo de Gracia, esquina con la calle Diputación, para dedicarlo a edificio de viviendas, que albergó la Sastrería Gales en la planta baja y posteriormente se convirtió en una tienda de Adolfo Domínguez.
El arquitecto también asesoró a Eusebio Güell en el diseño de la bóveda de la fábrica de Cemento Asland, construida en 1901 en Castellar de N’Hug.
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