Puda de can Manel, Barcelona

La historia de este desaparecido restaurante de la Barceloneta tiene una historia que comienza en 1870, cuando después de que construyera el barrio.

EL BARRIO DE LA BARCELONETA

La Barceloneta como barrio no existía fue en el siglo XIV que para aprovechar la isla de Maians, se construyó un dique con el fin de poder crear el primer puerto en 1687 y poder llegar a la isla por tierra, el dique fue recogiendo los sedimentos que bajaban del Rio Besos y fueran afianzando el suelo con las arenas aportadas por las corrientes marinas.

La conversión del barrio vino a consecuencia de los acontecimientos de 1714, con la expulsión de los habitantes del barrio de Ribera para la construcción de la fortaleza de la Ciudadela y la necesidad de dar un lugar de cobijo a dichos habitantes.

La solución la encontró por el ingeniero Juan Martín Cermeño que convirtió el lugar en un gran solar para poder construir unas casas de planta baja y piso en un terreno con 321 parcelas en 1749. Se creó una Junta de Obras del Puerto y se decidió la construcción de la Barceloneta en 1753 para solucionar los problemas habitacionales de la ciudad.

LOS PRIMEROS RESTAURANTES

Uno de los primeros restaurantes que se abrieron en el interior del antiguo puerto fue el que abrieron en 1870, el joven matrimonio, Manel y Teresa, que fundaron la Puda Manel, una de aquellas casas de comidas abiertas en el interior del puesto, para dar comidas a los marineros y aquellos habitantes intramuros, se atrevían a salir a cenar regresando antes de que cerrasen las puertas de la Muralla.

El principal problema de aquellas casas de comidas era el fuerte olor a aceite requemado que desprendían por la falta de ventanas que airearan los locales y evitaran el olor a refritos que despedían sus cocinas.

Un olor fuerte que nos encontramos en los lugares donde se encuentran fuentes y manantiales de agua sulfurosa e incluso algunos balnearios que emiten un olor maloliente y desagradable, este fue el motivo de que aquellas casas de comidas recibieran el nombre de Puda.

Con la creación Junta de Obras del Puerto, aquellos locales se convirtieron en tabernas y aunque los olores se dispersaron por la aireación que habían puesto en los nuevos establecimientos, la palabra de “Puda”, continúo conviviendo con ellos.

Durante el siglo XIX el barrio vivió un desarrollo industrial destacado. Se instalaron importantes industrias metalúrgicas y mecánicas como la Maquinista Terrestre y Marítima o los astilleros Nuevo Vulcano.

Con la urbanización de la Barceloneta y la ampliación del puerto, los establecimientos de comidas desaparecieron del interior y este fue el motivo de que en 1900, la Puda Manel pasase a ocupar los bajos de un edificio del primitivo Paseo Nacional (posteriormente passeig de Joan de Borbó), junto a al carrer Judici.

Lugar donde se instaló y permaneció desde el siglo XX y principios del siglo XXI, siendo uno de los locales que alcanzó gran popularidad por sus inconmensurables paellas y sus platos de pescado y marisco y el famosísimo bacalao a la llauna.

Uno de sus asiduos clientes fue el escritor ampurdanés Josep Pla, recordaba en sus libros, momentos pasador en su interior y cuando después de comer se tomaba el café y gente del barrio, jugaba una partida de cartas en un ambiente de amable y distendido.

La Puda de Can Manel recibió por parte del gremio de restauradores de Barcelona en 1989. El título del restaurante “Milenario de Catalunya” por ser el restaurante más antiguo del gremio de Barcelona.

El 22 de Abril del año 2009, recibió la medalla de oro del «Foro Europa 2001», en el XII aniversario.

Después de muchos años de ser uno de los restaurantes estandartes típicos del barrio de la Barceloneta en el que cuatro generaciones siguieron las ilusiones y los principios de Manel y Teresa, por ofrecer lo mejor de la cocina mediterránea, Can Manel acabó siendo víctima de la especulación inmobiliaria, sufrida por el barrio de la Barceloneta y de su boom turístico.

Aunque desde 2014, la cuarta generación de la familia compuesta por Josep y Martí Domènech, intentaron salvar el restaurante.

En 1991 el restaurante adquirió una parte del edificio para agrandar el local y ese contrato tenía fecha de caducidad, que fue la puntilla final con la compra del antiguo edificio por parte de una inmobiliaria. El alquiler se disparó de una forma exagerada imposible para poder pagar el alquiler del local y seguir ofreciendo la calidad de sus productos a un precio competitivo.

2016 CIERRA LA PUDA D´EN MANEL

El 16 de octubre de 2016, la Puda de Can Manel bajaba la persiana y dejaba atrás 140 años de historia, con ello desaparecía un referente de comida de calidad en el barrio.

De los antiguos restaurantes que llenaban el paseo solo quedan aquellos que en su día adquirieron el local o consiguieron en aquel tiempo un contrato indefinido los primitivos nombres se han ido perdiendo con el tiempo y solo quedan algunos de la vieja escuela y la Barceloneta pierde su identidad a pasos agigantados.



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