Los romanos llegaron a la península ibérica durante la Segunda Guerra Púnica, en el 218 a. C. desembarcaron en Empuréis para controlar los pasos pirenaicos y cortar las comunicaciones entre el ejército de Aníbal y sus proveedores hispánicos. Pronto establecieron una segunda base en Tàrraco, y para asegurar este eje creían oportuno y necesario la fundación de una ciudad intermedia Barcino (la actual Barcelona). El lugar escogido fue el Monte Tàber, montículo existente cerca de la costa. Porque la cumbre era bastante alta y ofrecía unas buenas posibilidades defensivas, porque hacía posible traer el agua del río Besòs, y porque este lugar ofrecía unas posibilidades en comunicaciones con el interior de la península. La ciudad recibió el nombre de “Colonia Iulia Augusta” se estructuro un recinto en forma de rectángulo que rodeaba la cumbre y en su interior se construyeron los organismos necesarios para la organización de la nueva ciudad, esta primitiva ciudad es lo que hoy está integrado dentro del distrito de “Ciutat Vella”, “Ciudad Vieja”.
LA PRIMERA MURALLA, ROMANA
La primera muralla de Barcino, se realizó de forma sencilla, se comenzó a construir en el siglo I a. C.. Se realizó para proteger a los ciudadanos delante de ladrones y maleantes, tenía pocas torres, sólo en los ángulos y en las puertas del perímetro amurallado.
Las primeras incursiones a partir de la mitad del III siglo de los pueblos francos y alemanes obligaron a los gobernantes tomar la decisión de reforzar la muralla, bajo el mandato de Marco Aurelio Claudio “Claudio II” que gobernó el Imperio romano entre los años 268 y 270.
Aproximadamente en el centro de cada uno de los cuatro lados laterales de la muralla, se abrieron cuatro puertas que originaban dos ejes de calles principales, que se entrecruzaban en el centro de la ciudad, “El Foro”. Dos usadas preferentemente para la entrada de tropas y mercancías: una que se abría en la actual Plaza Nueva, (en la entrada a la calle del Obispo), otra en el extremo opuesto en la calle Regomir y dos entradas laterales para peatones “Porta Principalis Dextra” Porta Principalis Sinistra”.
La ciudad tenía una superficie de unas trece Hectáreas. Era pues pequeña si la comparamos con las 60 Hectáreas de Tàrraco o las 100 de Emérita (Mérida). Podemos seguir el trazado de las murallas que cerraban la ciudad a partir de la Plaza Nueva, y siguiendo la Avenida de la Catedral, torciendo por la calle Tapinería, la Plaza Ramón Berenguer, la Plaza de Àngel y la calle Teniente Navarro hasta la Plaza de los Traginers. Allá se gira siguiendo la Calle Correo Viejo hasta Regomir. La perdemos en este punto pero la recuperamos a Avinyò, Baños Nuevos, Calle de la Paja, donde sigue de nuevo hasta la Plaza Nueva. Este contorno, de aproximadamente un kilómetro y medio.
Barcino inicia la construcción de mejores fortificaciones entre los años 270 y 300. La nueva muralla se construyó sobre las bases de la primera, y estaba formada por un muro doble de dos metros (hasta 8 metros en algunos tramos). El muro constaba de 81 torres de unos 18 metros de altura, la mayoría de base rectangular (solo diez con base semicircular, que estaban situadas en las portaladas). Las obras de mejora fueron muy importantes y constituyeron una de las causas por las que Barcino tomó relevancia al empezar a compararse con la Imperial Tarraco.
EL FORO
El foro, era la plaza principal de la ciudad, estaba dedicada a la vida pública y a los negocios. Estaba aproximadamente en el centro del recinto amurallado. (se sitúa próxima a la actual San Jaime “Plaça de Sant Jaume”), hoy siguiendo aquellos antiguos cánones tiene ubicada la sede del Ayuntamiento y el Palacio de la Generalitat, en épocas anteriores este edificio correspondía al edificio de la Diputación de Barcelona. Como se puede comprobar en este promontorio siempre se han concentrado los órganos principales dedicados a la gobernabilidad de la ciudad.
ACUEDUCTOS
Como la ciudad estaba enclavada en un promontorio, su principal problema era el suministro del agua para el consumo y la higiene de la población, ello obligo a tomar la decisión de construir dos acueductos que condujeran las aguas hacia la ciudad. Uno que traía el agua desde la sierra de Collserola y otro que tomando agua del río Besós. Ambos se unían enfrente de la puerta preatoria de la ciudad la actual Plaza Nueva. El agua se usaba tanto para usos domésticos como para los baños públicos instalados en la ciudad, lo que exigía una gran cantidad de agua diariamente.
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