Fue uno de los primeros solares edificados en la primitiva Gran Vía Layetana. Su construcción se realizó en el solar asignado con el número 20, en la confluencia con las calles: Princesa y Argentería.
LA PAPELERA DE BILBAO SE FUNDÓ EN 1901
La Papelera Española había sido fundada por Nicolás María de Urgoiti Achucharro el 25 de diciembre de 1901 en la ciudad de Bilbao. Nació con el fin de expandirse en el resto de España tras su fusión con Pandora Vizcaína, Papelera del Cadagua, Papelera Navarra, La Guipuzcoana, Papelera Vasco-Belga, La Zaragozana, Laurak- Bar, Gosálvez, Saltos el Picazo, La Aragonesa y La Magdalena. En sus inicios había tenido su delegación y almacén en el Paseo de San Juan 152. En 1907 se trasladó a la calle Bailen nº 6.
Las ganas de expansión de la sociedad le hicieron solicitar al Ayuntamiento que, una vez estuvieran finalizadas las obras de la Reforma y realizada la apertura de la nueva Gran Vía Layetana, les fuera comunicada la anunciada subasta de los solares realizados para poder ser adquiridos por los interesados y poder realizar un edificio para ubicar sus oficinas en la capital catalana.
Papelera Española y el Ayuntamiento de Barcelona firmaron un contrato el 22 de marzo de 1918 para la compra de un solar en el centro de la ciudad. El solar, ubicado en la manzana 9, sección 1, está situado en la esquina de las calles Princesa, Platería, Plaza del Ángel y Vía Layetana. Papelera Española pagó 416.735,77 pesetas por el solar. La compañía planea construir un edificio modernista en el solar para sus oficinas y operaciones comerciales.
El 26 noviembre 1918, en su página 5, comentaba que la alcaldía había ordenado a las brigadas que limpiasen los solares de la Reforma (Vía Layetana) y urgía a la Papelera Española para que retirara las vallas del solar que había adquirido para la construcción de su sucursal en la ciudad.
El edificio había sido proyectado por Francesc Guàrdia i Vidal, yerno y colaborador del arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner en la construcción del Palacio de la Música y arquitecto del Mercado Central de la Ciudad de Valencia.
El edificio constaba de planta baja, entresuelo y cuatro alturas. Las dos primeras con una decoración redondeada y las otras dos con una terminación recta mucho más sobria. El chaflán del edificio tenía una forma redondeada rematada con una elegante cúpula en la que destacaba un grupo escultórico debajo del cual se podía apreciar el nombre de la compañía.
En el edificio, aparte de La Papelera Española convivieron también otras empresas. El 16 de febrero de 1924, se inauguraba en el pral. 2ª, sus oficinas la Compañía de aceites a por mayor de Durán y Compañía.
Nicolás María de Urgoiti y José Gallach entraron a formar parte de la nueva sociedad, Compañía Anónima de Librería, Papelería y Ediciones, llevando el acrónimo “Calpe”, con un capital de doce millones de pesetas, de los cuales aportan en un principio tres millones.
En 1925 entró a formar parte de la sociedad José Espasa, de esta unión aparte de otras realizaciones se creó la famosa enciclopedia “Espasa Calpe”
Otro de los inquilinos del edificio fue la “Federació de Municipis Catalans”. El 5 de noviembre de 1934, el gobernador civil, que había suspendido las actividades de la Federación de Municipios Catalanes, vista la instancia presentada por la Unión de Municipios Españoles, publico un nuevo edicto en julio de 1935, en el que dejaba sin efecto la suspensión del mismo, por haber, “desaparecido aquellas circunstancias que pudieron motivar la suspensión”, de la “Federació de Municipis Catalans”.
Finalizada la guerra civil, el edificio fue ocupado por: la Obra Sindical 18 de Julio, La Fiscalía Provincial de Tasas, la Unión Española de Explosivos y SAS-Líneas Aéreas Escandinavas.
En 1962, Papelera Española, ganó el primer premio del Instituto Español del Envase y Embalaje, por la presentación de la Feria de Muestras de Barcelona de un modelo de caja de cartón ondulado para el envasado de la uva.
1977 DERRIBO DEL EDIFICIO PARA CONSTRUIR OFICINAS
En 1977 el edificio fue derribado y hasta 1981, no se inauguró un nuevo edificio de oficinas con fachada de vidrio y metal obra del arquitecto Francisco Herrero, que fue bautizado como edificio Nervión, una construcción rompedora con el perfil de los edificios construidos en la Vía Laietana.
Otro derroche de la incultura de las autoridades municipales (concejal de urbanismo y alcalde), dejando derribar edificios modernistas de la ciudad.
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