El Diluvio, que vio la luz en Barcelona el 10 de febrero de 1879, no surgió de la nada. Su historia se remonta a El Telégrafo, un diario de ideología republicana fundado en 1858 con la intención de tantear el mercado periodístico. Fue impreso en los talleres de Tomás Gorchs, cuya redacción se encontraba en la calle Ferrán 2 y los talleres en calle del Carmen 38.
El Telégrafo, impulsado por el abogado y fiscal Fernando Patxot Ferrer, junto a su cuñado Manuel de Lasarte y Mariano Flotats. Lo publicaron desde el 1 de noviembre de 1858. Este experimento sirvió para evaluar la recepción del público y determinar la viabilidad del proyecto. Previamente Patxot, había intentado sin éxito adquirir el Diario de Barcelona, propiedad de Antonio Brusi.
En 1859, Patxot, falleció y la dirección de la publicación pasó a manos de Flotats y Lasarte, los cuales con motivo de la guerra de Francia y el Piamonte contra Austria mandaron como enviado especial para su seguimiento al escritor y político Víctor Balaguer, que posteriormente en 1865. Escribiría para la editorial de Salvador Manero los dos libros en los que desarrollo la historia de las Calles de Barcelona.
1879 APARECE «EL TELÉGRAFO»
El nacimiento del nuevo «diario El Diluvio «El Telégrafo» tuvo lugar el 10 de febrero de 1879, instalando anteriormente su redacción de la calle Consejo de Ciento 345, un edificio que pese a los cambios originados en su actual fachada todavía se conserva y se reconoce pese a los cambios de ha sufrido con los años ya que sufrió el desmantelamiento de la parte superior de la marquesina donde se ubicaba el nombre del diario y se han levantado nuevos pisos de viviendas.
El nuevo periódico fue el resultado del cansancio por parte de los editores del primitivo El Telégrafo con el acoso por parte de la justicia y las continuas suspensiones por parte de las autoridades de la época, cansados de las suspensiones sucesivas y de los reiterados problemas con la justicia.
Pese a ello desde su nacimiento se presentó a los lectores como un diario de ideología anticlerical y una profunda orientación republicana.
Salía con el firme propósito de establecer una competencia con los dos periódicos que en aquel momento lideraban el espacio periodístico en la ciudad: el Diario de Barcelona y La Corona de Aragón, ambos con un coste de suscripción de 12 reales mensuales mientras El Telégrafo solo cobraba 4 reales a sus suscriptores.
Contrario a la política municipal fue un declarado defensor de muchas de las disposiciones en manera de impuestos adoptadas por el ayuntamiento, gobernado por el partido que fuera.
Estuvo en un continuo enfrentamiento con sus competidores La Vanguardia y La Dinastía era seguida por parte de los lectores de los rotativos que, en muchos de los caso,s hasta de leer las noticias buscaban las puyas que se lanzaban entre ellos.
No obstante pese a sus esfuerzos siempre fue detrás de La Vanguardia que era en aquel momento el más vendido de la ciudad.
En su primera década tuvo como directores executivos a Josep Laribal y Manuel de Lasarte que consiguieron colocarlo junto a La Publicidad, como los periódicos más leídos por los lectores republicanos.
PROBLEMAS CON LA CENSURA
Su forma de tratar la información le costó a «El Diluvio» en 1865 su primera censura que fue el comienzo de una persecución continuada durante los meses siguientes, que culminaron con la supresión de su edición a finales en julio de 1865, a manos del capitán general Manuel Gasset i Mercader.
1866-1868 «EL PRINCIPADO»
Por tal motivo sus editores decidieron volver a salir a la calle con el nombre de “El Principado”, rotativo que estuvo solo dos años en activo tras el control severo de autoridades y competencia periodística.
1868 «EL DILUVIO» NUEVAMENTE
Con motivo de la Revolución Liberal de septiembre de 1868 el periódico recupera su cabecera y se convierte nuevamente El Telégrafo, en el que se declara partidario de la República. Uno de sus promotores Manuel de Lasarte funda en octubre de 1868, junto a Valentí Almirall, el Club de los Federalistas.
1871 «LA IMPRENTA»
En 1871 debido a los cambios en la propiedad y a consecuencia del fallecimiento de su director Mariano Flotats, sufre un nuevo cambio de cabecera pasando a editarse como “La Imprenta”, a consecuencia de sus artículos la publicación es suspendida de publicación el 27 de febrero de 1875 por orden del gobernador civil, Cástor Ibáñez de Aldecoa.
Esta suspensión obliga a sus editores a imprimir una hoja suelta para que sus suscriptores la reciban en sus domicilios durante los quince días de suspensión junto con una edición de un ejemplar de La Crónica de Cataluña.
Desde ese momento no solo sufrió la persecución por la nueva ley fiscal de imprenta sino también por el gobierno conservador de Cánovas del Castillo, que la tenía tomada con los periódicos considerados por el gobierno como prensa republicana, este situación llegó a ser considerada por los periodistas “la dictadura Cánovas”.
Debido a la declaración de la Ley de Imprenta de 1878 y la campaña contra el impuesto municipal al consumo de gas ciudad el 18 de abril, sus ediciones obtuvieron un enorme éxito entre los lectores por lo que le fueron aplicadas distintas sanciones y una suspensión de 10 días.
Nuevamente La Imprenta decide durante el tiempo de suspensión atender a sus suscriptores que recibirían en su domicilio la publicación de las revistas “El Látigo”, “El Coliseo Barcelonés “y “La Crítica, aunque provoca su desaparición.
A mediados de la década de los veinte se especializo a principios de año en editar una publicación que relataba los hechos relevantes y sucesos importantes acontecidos en el transcurso del año finalizado.
Desde su inicio procuro dar al lector una ediciones presentado sus publicaciones con las herramientas más actuales esto le obligo a vida de sus ediciones llegara a realizar tres cambios en las rotativas de sus publicaciones.
Con la llegada de la guerra civil llego el final de El Diluvio. Su último director fue el periodista cubano Jaime Claramunt, que aunque había entrado a trabajar en 1894 se convirtió en director entre 1916 y 1938, que sufrió la escasez de papel y las limitaciones provocadas por la contienda, pese a que fue el único diario que no fue incautado.
1939 EL DILUVIO DEJA DE PUBLICARSE
Con la entrada de las tropas de Franco dejo de publicarse el 25 de enero de 1939.
El local y la rotativa fueron expropiados. El hijo de Manuel Lasarte, propietario en aquel momento Manuel de Lasarte i Aran, fue encarcelado, moriría años después en la cárcel Modelo.
Frederic Pujulà encarcelado y condenado a muerte primer momento fue conmutado con 20 años de prisión y Jaume Claramunt regresó a Cuba.
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