El cuartel de las Atarazanas (conocido también como el de los Astilleros), estaba situado al en un descampado junto al antiguo convento de los Agustinos Descalzos, y las marismas que estaban situadas en el lugar en el que hoy se levanta, el edificio de la Comandancia de Marina del Sector Naval de Cataluña, al comienzo de las Ramblas.
Hasta el siglo XV, aquel lugar estaba ocupado por las marismas, que con motivo de la construcción de la tercera Muralla, conocida como “la muralla del Raval”, en los terrenos resultantes al abrigo de la ciudad, empezaron a construirse varios conventos. La quema de estos en 1835 (por las revueltas contra las órdenes religiosas por su apoyo a los carlistas), junto con la desamortización de dichos terrenos, propició la realización del proyecto de unir la explanada (La actual Plaza de Cataluña) y el actual puerto, con la realización de la urbanización de las Ramblas.
CONSTRUIDO EN 1792
Las antiguas Atarazanas habían dejado en 1663 la construcción de embarcaciones, pero una vez finalizada la Guerra de los Segadores, se convirtieron en un cuartel militar. No fue hasta 1792, cuando en el espacio entre el antiguo convento de Santa Mónica y el Portal de la Paz, se construyó el cuartel de Atarazanas o Artillería. En la actualidad, el edificio de la Comandancia de Marina del Sector Naval de Cataluña.
Era un edificio adosado a las antiguas Atarazanas, con la que formaba un bloque homogéneo, con trasera a la calle del Portal de Santa Madrona, antigua puerta de entrada a la ciudad por la muralla del Raval.
Después de la guerra de Sucesión, observando la debilidad del edificio de las Atarazanas y ante los motines y actos de sedición y la dificultad que tienen los mandos para residir en los pisos de la ciudad, especialmente tras la revuelta de la primavera de 1773 en torno a la leva de quintos, Felipe V decidió la construcción, de la fortaleza militar de la Ciudadela entre 1715-1751.
En 1774 en las Atarazanas, se llevó a cabo un proyecto, para instalar unas fraguas y convertirlas en una fundición, para construir piezas de artillería, encargando al Ingeniero Miguel Moreno, que realizara un proyecto de fortificación, para protegerlas en caso de un ataque con fusil o de un levantamiento del pueblo.
Ante la creciente idea de la urbanización del tramo final de la Rambla, el consiguiente derribo del tramo final de la antigua muralla y el aprovechamiento de sus materiales, para destinarlos al terreno que se gana detrás de la Muralla Vieja de la Rambla, se decide ensanchar los Cuarteles y los Pabellones de la tropa.
Confirmado la realización del proyecto de urbanización de los huertos del Raval, con la idea de fortificar la seguridad de las antiguas Atarazanas.
En 1792 comienza la construcción de una edificación adosada a las Atarazanas con un patio central que completaba el equipamiento militar. Las obras comienzan una vez una vez son indemnizados los dueños de los edificios afectados, que según la tasación efectuada asciende a 78.243 libras.
En 1884 después del derribo de las murallas el cuartel, sufre una remodelación interior en la que se encuentra una capilla que según los expertos de la época pertenecía a la época de los Reyes Católicos. Prueba de ello es este artículo literal de La Vanguardia en sus páginas 1 y 2 del día 13 de septiembre de 1884 en su edición de la tarde.
—Dice hoy un colega que al procederse al derribo de algunos trozos de muralla y de otras paredes en el interior del cuartel de Atarazanas, se ha descubierto una capilla de reducidas dimensiones, que se conservaba en buen estado, construida de piedra labrada, con detalles arquitectónicos de bastante mérito y que según se cree data del siglo XIV. Parece, según la tradición, confirmada por lo que se consigna en algunos códices, que en dicha capilla se rezó el santo sacrificio de la misa en acción de gracias al Todopoderoso por el feliz descubrimiento de América realizado por Cristóbal Colón, quien asistió a la ceremonia religiosa junto con los reyes católicos Fernando e Isabel y demás magnates y altos dignatarios de aquella corte. Por disposición de la superior autoridad militar se procurará conservar intacta la referida capilla, que a su valor arquitectónico une el histórico.
DERRIBO DE LOS CUARTELES
En 1927, el cuartel quedo afectado para poder realizar un nuevo plan de rehabilitación de la zona, en el que se derribaría el cuartel quedando las Atarazanas, como elemento arquitectónico, abriéndose a continuación, la avenida de las Atarazanas que empalmaría directamente con la calle Muntaner, dando así una nueva llegada de aire a la ciudad. Pero no fue hasta primeros de 1935, (durante la segunda república), que se autorizó el derribo del mismo.
El domingo 3 de febrero se celebró una jornada de puertas abiertas, para que los ciudadanos que lo desearan y tuvieran la curiosidad de conocerlo por dentro, antes de iniciar su derribo. El sábado 9 de febrero a las once de la mañana, empezaron los trabajos de demolición. Pich i Pon, alcalde de la ciudad, inicio simbólicamente el acto de derribo, subiéndose a la azotea para empujar un trozo de balaustrada hacia la calle, que fue observado desde la distancia por un gran número de ciudadanos, la Vanguardia del martes día 5, publicaba en sus páginas 4 y 5, varias fotografías del acontecimiento.
El martes 26 de julio de 1935, se celebró la inauguración de los nuevos cuarteles, que se habían trasladado a zonas más a las afueras del centro de la ciudad:
- Regimiento de Caballería número 9, situado en la calle de Lepanto.
- Cuartel del Bruch, perteneciente al regimiento de Infantería número 10.
- Cuarto regimiento de Zapadores Minadores, situado en la Riera Blanca, en la prolongación de la Gran Vía, por la parte de Sans, conocido como Cuartel de Lepanto (actual Ciudad de la Justicia).
Durante la guerra civil el acuartelamiento tomó el nombre de “Lenin” al alojarse en él, la Columna Caserna Lenin del P.O.U.M. y otra columna de las Brigadas Internacionales.
El cuartel de Atarazanas medio derruido, recibió al mediodía del 19 de julio de 1936, la visita del general Goded, que había llegado desde Mallorca, para apuntalar el amotinamiento, visito el cuartel y se trasladó a Capitanía, para dirigir personalmente el golpe de estado, lo que produjo serios enfrentamientos entre las fuerzas rebeldes que apoyaban el golpe y las fuerzas constitucionalistas.
Los principales combates tuvieron lugar en Capitanía y en los cuarteles de: Docks, Lepanto, Bruc, Tarragona, Lauria San Andrés, Jaime I y Atarazanas, para el control de los mismos. En este último perdió su vida Francisco Ascaso Abadía, militante del movimiento anarcosindicalista español de la Confederación Nacional del Trabajo, (CNT) en el que militó desde su juventud junto con Buenaventura Durruti, Federica Montseny y Juan García Oliver, formando el grupo «Los Solidarios».
Al anochecer del 19 de julio en Barcelona solo resistían el cuartel de Atarazanas, cerca del puerto, y el cuartel de San Andrés (con su importante arsenal militar), También seguían resistiendo un grupo de oficiales y soldados del Regimiento de Caballería Santiago n º 9, que se habían refugiado en el Monasterio de los Carmelitas Descalzos en la avenida Diagonal después de que el coronel Francisco Lacasa convenciera al prior, del convento.
El general Goded, fue arrestado y llevado al barco-prisión Uruguay, junto a otros rebeldes capturados, donde quedó encarcelado. Juzgado por un consejo de guerra acusado de alta traición fue condenado a muerte, el 11 de agosto de 1936, fue fusilado junto a otros militares, al día siguiente, 12 de agosto, en los fosos del Castillo de Montjuic.
El golpe de estado del 18 de julio de 1936 y la consiguiente Guerra Civil, retrasó todo el proceso de reurbanización de la zona. No fue hasta el jueves 20 de junio de 1946, que el ministro de Obras Públicas, señor Fernández-Ladreda, se trasladó al Ayuntamiento de Barcelona, para examinar los proyectos municipales de urbanización de la ciudad, la construcción del edificio de la Comandancia de Marina en el lugar del antiguo cuartel y reurbanización de los accesos de la zona, la prolongación de la Avenida del Generalísimo Franco hasta la población de Esplugas y la Avenida de José Antonio Primo de Rivera hasta la población de Castelldefels, convirtiendo dicha carretera a partir de la Plaza Cerdá en autovía.
Dichos proyectos fueron llevados por el Sr. Fernández Ladreda a Madrid, para que pudieran ser aprobados en el Consejo de Ministros.
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