La llegada de nuevos habitantes a Barcino, fue convirtiendo la ciudad en un hormiguero difícil de controlar, la masificación urbana continuada, no solo agobiaba el interior del recinto, sino que bloqueaba el interior y el exterior próximo a las entradas de la muralla romana. La ciudad tenía unas 150 Hectáreas que acogían unos 30.000 habitantes. Se tiene constancia de que se controlaba el acceso de persones y mercancías en los límites físicos de la ciudad. Las nuevas puertas que controlaban las entradas se construyeron no como una medida defensiva, sino con la finalidad administrativa, de controlar las entradas y salidas para cobro de tasas y impuestos”.

El ataque francés sobre Girona de 1285, movió el rey a ordenar la fortificación de Barcelona y la edificación de una segunda muralla que protegiese a todo aquello que se había ido construyendo alrededor de la antigua muralla. La dirección del proyecto fue contratado y seguido por el Consejo de Ciento, lo que le convirtió en el primer gobierno ciudadano que participaba en la construcción de una obra pública. El MHCB guarda una placa de 1295 en el que se da por finalizado la obra en la Puerta Nueva “Portal Nou”.

 

 La nueva Muralla seguía por la parte de “Riera d’en Malla” (también llamada de Cagadell, Codonell, d’en Bonanat, d’en Ponç o d’en Pomet), nombres dados a las diferentes rieras que bajaban desde Collserola y que cogían el nombre de las masías por la que pasaban, que bajaba por la actual calle Balmes, Rambla de Cataluña y por la actual Ramblas para desembocar en algún punto entre la actual Plaza del Duque de Medinaceli “Plaça del Duc de Medinacelli” y Plaza de la Merced “Plaça de la Mercè”.

 

Por la parte de la riera (Actual Ramblas) el trazado unía el convento de San Francisco de Asís y la colegiata de Santa Anna con un muro que arrancaba de la Torre de los Pulgas y llegaba hasta la actual plaza de Cataluña, de ahí salía un tramo que enlazaba con el monasterio de Juncales, y el Portal Nuevo, llegando hasta la playa, y unía el convento de Santo Agustín Viejo y el monasterio de Santa Clara.

 

OCHO PORTALES

Ocho puertas permitirían la entrada y salida de las personas o mercancías, cuando la muralla estuviera acabada. Cinco estaban en la zona de la muralla que discurrida por las Ramblas: el Portal de San Francisco (o Framenors), el de Trentaclaus (también dicho de los Escudellers), el de la Boquería, el de la Puertaferrisa (Portaferrissa) y el de Santa Anna (o de los Bergants).

En el de Portaferrissa se fijo una barra de hierro que servía de patrón de una de las medidas de longitud de la ciudad. En el lugar donde estaba emplazada dicha medida existe actualmente una fuente construida el 1818 (y restaurada el 1898), que quiere dar una idea de la primitiva Puertaferrisa.


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Si te interesa la historia de Barcelona no dudes en consultar algunas páginas de referencia:

 

SEGUNDA MURALLA, DE JAIME I

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