La Plaza de Cataluña, actual centro neurálgico de la ciudad no existiría si se hubiera seguido al pie de la letra el plan trazado por Ildefonso Cerdá, ya que en estos momentos, solo existirían las manzanas 39 y 40, diseñadas en el proyecto de urbanización del ensanche.

Cuando las autoridades españolas, permitieron el derribo de las murallas y la expansión de la ciudad fuera de ellas, delante de la parte de la muralla, solo había unos terrenos que la separaban de los pueblos próximos, en los cuales estaba prohibido hacer ningún tipo de construcción.

 

UNA EXPLANADA FUERA MURALLAS

 La explanada, era un espacio que empezaba a la salida de la muralla por la antigua puerta “dels Orbs”, actual Puerta del Ángel. El actual nombre según una leyenda fue debido al agradecimiento de la ciudad a San Vicente Ferrer, que en 1419, cuando vino de visita a Barcelona, se encontró que la ciudad estaba inmersa en una epidemia de peste, el santo rogo al cielo y se le apareció un ángel que libro a la ciudad de una epidemia, en agradecimiento la ciudad puso el nombre de Puerta del Ángel al lugar. Era la puerta con más tráfico de personas y mercancías de todas las puertas de la segunda muralla.

área de la futura plaza Cataluña junto al portal dels orbs.

De ella partían los carruajes que salían hacia las localidades con dirección a Girona y Francia. Con la desaparición en 1854 de las murallas, la puerta fue destruida, desde ese momento el lugar de unión entre la ciudad amurallada con el incipiente ensanche, quedo convertida en el Portal del Ángel.

 

LA PRIMITIVA ESTACIÓN DE MARTORELL

 En 1852, dos años antes de que diera comienzo el derribo de las murallas, empezó a construirse en el lado montaña a la altura de la actual Rambla de Cataluña y Ronda Universidad, la primitiva estación de Martorell, primera línea española de utilizar la doble vía. Fue propiedad de Miquel Baguè que obtuvo la licencia del trayecto hasta Martorell, posteriormente la licencia de la concesión que adquirida por la Compañía de los Caminos de Hierro del Centro de Cataluña, la cual inauguro el primer tramo hasta Molins de Rei, el 24 de agosto de 1854.

1858 la estación de Martorell

 En 1869, con el principio del intento de urbanizar la zona, por el lugar que estaba ubicada la estación debería de pasar una parte de la Rondas. Cerdá dada la estrechez de las calles del interior de la muralla, había diseñado las Rondas, una vía rápida de circulación, que rodearía la antigua muralla desde el Arco del Triunfo hasta la avenida del Marqués del Duero y evitaría tener que desplazarse por dentro de la antigua ciudad.

El ayuntamiento, tomó la decisión de trasladarla, Ya que la estación era un impedimento para su desarrollo, según el plan de urbanización del ensanche. Sobre el lugar de la nueva ubicación, existen discrepancias, mientras unos dicen que se trasladó a la antigua estación de la compañía MZA, otros dicen que se construyó al final de la avenida Marqués del Duero cerca de las antiguas Huertas de San Beltrán, cerca de la posterior estación del Morrot.

 La antigua prohibición por parte del gobierno, de no dejar construir edificaciones en a menos de 1,2 kilómetros de los fosos de la muralla, con el fin, que fuera imposible llegar con un tiro de cañón de aquellos tiempos, convirtió el gran descampado, en un lugar ideal para realizar mercados al aire libre, también había sido aprovechado por la población para celebrar fiestas y grandes acontecimientos, que necesitaban un espacio grande cercano a la ciudad, espacio que no existía en el interior de la muralla.

Cerdá, proyectaba la urbanización de las Rondas por el lado montaña y había diseñado, las manzanas 39 y 40. En su proyecto, Cerdá había colocado el centro de la ciudad en la actual Plaza de Las Glorias, lugar de encuentro de las tres grandes avenidas que había diseñado para atravesar la Ciudad, Diagonal, Gran Vía y Avenida Meridiana.

 

HAY QUE URBANIZAR LA ZONA!

 En 1869 el Ayuntamiento tomó la decisión de urbanizar el lugar y derribar la estación, pero una cosa fue el propósito y otra el poder realizarlo, a causa de los impedimentos de las personas perjudicadas en su desaparición. La estación de Martorell no se logró clausurar hasta el 25 de octubre de 1882.

La Vanguardia 1885-5-de-diciembre

Durante los trece años transcurridos desde el cierre y su demolición pasaron trece alcaldes por el ayuntamiento, lo que da un a idean de la ingobernabilidad de la ciudad. Otro ejemplo de cómo se realizaban las cosas fue que desde el decreto de cierre una vez anulada, al comienzo del derribo de todo el complejo, los trabajos quedaron paralizados durante dos años.

El Estado cansado de la falta de actuación por parte de las autoridades municipales, en 1886, expropió los terrenos empezando a realizar su derribo. Ese año el Gobernador Civil, autorizo, la apertura de la Ronda de San Pedro, desde el Paseo de Gracia a la Rambla de Cataluña. Se comenzó a desviar y cegar la Riera d’en Malla (hacía la calle Caspe). Como se puede apreciar, en aquella fecha todavía nada hacía prever la construcción de la Plaza Cataluña. Civil, autorizo, la apertura de la Ronda de San Pedro, desde el Paseo de Gracia a la Rambla de Cataluña,

El decreto de considerar la zona como terreno edificable, puso en total desacuerdo a una parte de los concejales municipales y a la totalidad de la población, que contemplaba que con esta disposición, se perdía un lugar que había sido revindicado tenazmente.

A LA FUTURA PLAZA NO SE APLICÓ EL PLÀ CERDÀ

En 1860 una parte de concejales presionados por la mayoría de los ciudadanos, se puso en completo desacuerdo con el seguimiento total del Plan Cerdá, pidiendo a los Estamentos del Estado, la derogación de esa parte del plan, que no preveía la construcción de la plaza, solicitando el permiso necesario para su rectificación. La petición para el cambio de la utilización de los terrenos afectados, resulto un estrepitoso fracaso.

 Víctor Balaguer, que había recibido en 1863 el encargo, para la realización de la nueva toponimia de las nuevas calles del ensanche, se hizo eco en su libro “las Calles de Barcelona”, de las contradicciones por las que pasaba el descampado.

A la salida de la Rambla, antes que ésta enlace con su prolongación, y antes de penetrar en el paseo de Gracia, existe hoy una vasta extensión de terreno que el público ha dado en llamar plaza y que las gacetillas de los periódicos y el vulgo han bautizado con el nombre de “plaza de Cataluña”.

Las autoridades españolas (conocedoras del importante crecimiento de la oposición ciudadana), tomaron la determinación de imponer las indicaciones del Plan Cerdá, con el consiguiente sometimiento de parte de las autoridades municipales, para ello aprobaron urgentemente la construcción de edificios dentro de los terrenos de la discordia.

Manuel Gibert i Sans, abogado, militar y presidente del Gran Teatro del Liceo, en 1832, había adquirido los terrenos de la Plaza de Cataluña que seguían por el Paseo de Gracia y llegaban hasta la calle Cortes (actual Gran Vía), al conocer la normativa de construcción de la manzana 40, solicitó rápidamente, autorización para la construcción en dicho lugar de su casa familiar.

Casa Gibert

Las autoridades aprovecharon la petición de permiso por parte de Gibert, para la construcción del nuevo edificio y la colocación de la primera piedra del primer edificio que se construiría en el ensanche por parte de Gibert, prohombre de la sociedad catalana, para anunciar a bombo y platillo, la colocación de la primera piedra para el 4 de septiembre de 1860, a la que asistiría con carácter especial S. A. Real Isabel II. 1863 fue el despegue de la segunda estación de tren que se construyó en el perímetro de la futura plaza delante de las antiguas murallas. La solicitud de la concesión del ferrocarril de Barcelona a Sarriá, se había realizado en 1851, acercaba a los pasajeros de Barcelona a la población de Sarria. Habían pasado tres años de la inauguración de la primera línea Barcelona – Mataró.

en la entrada de la estación se lavantará en el futuro el café Zurich

El edificio se construyó en la esquina de la Rambla de Canaletas, con Pelayo y los andenes entonces en superficie discurrían por la calle Pelayo hasta la calle Balmes. Se trataba de una pequeña línea de 4,6 km. que unía las dos localidades, circulando por los pueblos de Gracia, San Gervasio hasta llegar a Sarriá.

La urbanización de lo que hoy es la Plaza Cataluña, no entraba en las previsiones realizadas por el pueblo y los estamentos oficiales, por lo que se acató que no solo se construyeran edificios de viviendas sino también locales de espectáculos y comercios.

LAS «MANSANAS» 39-40 DEL PLÀ CERDÀ

El seguimiento del Plan Cerdá para el desarrollo del Ensanche, suponía, desplazar el centro de la salida de la ciudad antigua hasta la zona de las Glorias, destinando la petición de la ciudad en destinar la zona de la actual Plaza de Cataluña a la urbanización de las manzanas 39 y 40 dedicadas a edificios y servicios.

CASA GIBERT

Cómo ya hemos comentado anteriormente, la primera casa construida en la manzana 40, fue la de la casa Gibert, que suponía cortar de raíz las protestas y las esperanzas de los más optimistas, ya que ante la consumación de los hechos, rápidamente se construirían nuevos edificios y ante los hechos consumados, no habría marcha atrás.

Este enfrentamiento entre el gobierno central y el ayuntamiento quedo zanjado con la autorización de la construcción en las dos manzanas. El recelo y la reticencia de la sociedad en volcarse rápidamente en la construcción de edificios, provoco que en principio solo las empresas de diversión fueran los siguientes vecinos de la zona.

TEATRO DEL BUEN RETIRO

En 1876, Gibert vendió los terrenos del jardín, para la construcción del teatro del Buen Retiro, primer local construido en el interior de la plaza. Fue inaugurado el 3 de junio de 1876 por los actores León Fontova y Rafael Ribas, como teatro de verano.

En 1881, fue reformado, para presentar obras de teatro, zarzuela y comedia. Ocho años después, el 7 de enero de 1884, anunció que cerraba sus puertas para proceder a su derribo, para levantar la Casa Estruch. Los permisos definitivos no llegaron y el local siguió en activo con su programación hasta el otoño de 1885, en que se produjo su derribo definitivo.

Teatro del Buen Retiro

La Vanguardia, en la edición del día 14 mayo 1884, en su página 3, publicaba un artículo criticando la posición de cierta parte del consistorio, en referencia a la construcción de edificios en la Plaza. Ese mismo año el 28 de octubre en su edición de la tarde, el ataque hacia el ayuntamiento era mucho más feroz, insinuando que el ayuntamiento estaba vendido.

En 1887, Josep Estruch i Comella, socio fundador del Banco de Barcelona y famoso coleccionista de armas, mando levantar en la esquina izquierda de la plaza, donde confluyen la Rambla Cataluña y la Ronda Universidad un edificio de cuatro plantas a Jaume Bernades i Mir.

MUSEO ARMERIA ESTRUCH

Posteriormente en el lado izquierdo mando construir otro edificio de 20 metros de ancho por 10 de largo dedicado a museo, “Museo Armería Estruch”, en el que dicen se exponían más de mil quinientas piezas de armamento.

Si bien al principio por la novedad, el museo tuvo un auge grande, poco a poco fue languideciendo. Estruch cerró, la colección y la puso en venta. Fue adquirida por Georges Pauliac, un francés que se llevó la colección a Francia, hoy en día las armas, se encuentran expuestas en el “Museo de Armas” situado en los Inválidos de Paris.

El 13 de abril de 1899, el museo se convirtió por la sociedad Cinemática Internacional, en Cinematógrafo y Fonógrafo Gigantes. El 23 de septiembre, en Teatro Guiñol y Cinematógrafo, alternando cine con marionetas, cerró sus puertas el 20 de mayo de 1900, para trasladarse a un local de las Ramblas.

Hasta su derribo final, el local fue cedido por el Ayuntamiento a la Cruz Roja, para atender a los heridos de la guerra de Cuba, como dispensario ambulante. En julio de 1901, empezó su derribo, al haber sido autorizada la construcción de la Plaza Cataluña.

CASA ROSICH

En 1866 en el lado Besos y aproximadamente al final de la plaza en el lado Fontanella se construyó la Casa Rosich, a la que le cabe el honor de haber sido la última edificación construida en el interior de la plaza en ser derribada en, 1902. Fue el primer edificio del interior de la plaza en poner un anuncio en su parte posterior, de los célebres Cafés Tupinamba, que podía verse desde la calle Pelayo esquina Canaletas.

Su derribo se realizó el 15 de agosto de 1902, convirtiendo el acto en un espectáculo multitudinario, al que asistió el propio alcalde Manuel Fabra i Ledesma, quien en un acto simbólico hizo el acto del comienzo de la demolición lo para dar comienzo a la urbanización de la plaza.

CIRCO ALEGRIA

En 1879, la empresa Alegría y Chiessi, obtuvo por parte del ayuntamiento, un permiso provisional para desarrollar, un espectáculo circense. Se asoció con el Circo Alegría fundado por Gil Vicente Alegría, para levantar el Circo Ecuestre, construido por Francisco Comas, fue instalado en el centro del terreno.

Fue inaugurado el 21 de mayo de 1879, con un aforo aproximado de tres mil localidades. Disponía de cuadras para los animales del circo, un café-restaurante y un patio de descanso para los espectadores. El 29 de noviembre de 1895, después de sufrir la presión municipal para liberar el espacio ocupado, al haber recibido la ciudad, autorización para construir la plaza, la empresa decidió su derribo.

La concesión para la celebración de la Exposición Internacional de Barcelona de 1888, hizo replantear al gobierno de la nación su negativa a cambiar el proyecto del Plan Cerda, por lo que promulgo una Real Orden en el Boletín Oficial, de fecha 4 de setiembre de 1886, en el que se procedía a convocar un Concurso de urbanización de la Plaza de Cataluña, conforme a las bases dadas en dicho boletín.

Este decreto paralelizo, la fiebre de las fuerzas vivas de la clase alta de la ciudad, en ocupar los terrenos con nuevas mansiones, que corrían el peligro de desaparecer en un tiempo no muy lejano.

PANORAMA WATERLOO

Con motivo de la Exposición Internacional de 1888, frente a la calle Vergara, junto a la Casa Estruch, se instaló el Panorama de Waterloo. Un local circular, construido por Jaume Gustà, que permaneció abierto, durante dos años en medio, en su interior un inmenso lienzo de 120 x 15 metros con una superficie de 1800 m. cuadrados, obra del pintor belga Charles Verlo de la Academia de Bellas Artes de Amberes, que se complementaba con cerca de 400 figuritas y otros detalles creados por el escultor Franz Joris, con la figura del propio Napoleón, presentaba escenas de la batalla. Fue desmontada el día 4 de junio de 1890 para la construcción de la plaza.

CASA GRASES

Casa Grases

Ese mismo año Antoni Grases Riera, mando construir su casa en la manzana 40, estaba situada, en la esquina del lado mar de la plaza, frente al Portal del Ángel y calle Fontanella, junto a la entrada del edificio del Circo Ecuestre.

Con motivo de la Exposición de 1929, Arturo Vilaseca, descendiente de una familia dedicada a la hostelería, se puso en contacto con Manuel Gibert i Sans, para que le cediese una parte del terreno de su jardín privado, para construir, “El Café del Siglo XIX”, más conocido como la Pajarera.

La Pajarera fue inaugurada el 16 de mayo de 1888 solo cuatro días antes del comienzo de la Exposición. Entre sus clientes tuvo una serie de conocidos tertulianos, que se pasaban las tardes discutiendo de la actualidad política.

Personajes como Domènech i Montaner, Armando Vives y el mismísimo Doctor Robert, que eran clientes habituales aprovechaban las tardes para después del café, comentar los acontecimientos de la ciudad, de España y del Mundo. Otro que cuando venía a Barcelona solía entrar en las refriegas literarias por lo reñidas que resultaban era Santiago Ramón y Cajal.

La decisión del ayuntamiento, de construir la plaza, provoco el cierre prematuro de la cafetería el 22 de enero de 1895. Arturo Vilaseca hizo una serie de actos para despedirse de sus clientes, a los que regaló un programa de bolsillo en el que figuraba la fecha de inicio y cierre del Local.

En 1892 el gobierno firmó la orden de expropiación de todas las construcciones que se habían edificado durante aquellos años en las dos manzanas. Empezando entonces, una serie de pleitos para expropiar los terrenos a aquellos propietarios que se negaban a abandonarlos.

El ayuntamiento, convocó entonces un concurso para la urbanización de la plaza, a la final llegaron tres proyectos que fueron presentados a la opinión pública el 23 de septiembre de 1893. El ayuntamiento adjudicó la obra a Pera Falques, arquitecto municipal. Los diarios de la época publicaron. (Entre ellos La Vanguardia en su página 4, de la edición del viernes, 25 junio 1897, los tres proyectos finalistas para que pudieran ser analizados por sus lectores.

Finalmente en 1901, comenzó el derribo progresivo de todos los edificios construidos, para poder empezar la primera urbanización de la Plaza. El alcalde Francesc de Paula Rius i Badía decretó y ordenó una campaña de limpieza y derribo de todas las barracas que aún quedaban en pie.

Durante, seis largos años la plaza quedó sin urbanizar. El espacio era un barrizal impracticable en invierno y una incómoda nube de polvo en verano.

En 1902, el arquitecto municipal Pere Falquès i Urpi, ajardino la plaza trazando dos grandes vías de veinte metros que unían la Rambla de Cataluña con el Portal del Ángel, y el Paseo de Gracia con las Ramblas, el resto estaba ocupado con parterres con magnolias, plátanos y flores diversas, el resto era un espacio de tierra perfectamente allanado. La opinión pública muy acostumbrada a poner motes a las cosas la rebautizo como la plaza de las escobas, un aspecto se mantendría hasta entrado el año 1915, en la que se volvió a pensar en realizar una nueva urbanización de la plaza, con motivo de la Exposición Universal de 1929.

15 de octubre 1892 Programa de fiestas con la colocación de la primera piedra de la urbanización de la Plaza Cataluña.

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LA EXPLANADA QUE DIO PASO A LA PLAZA CATALUÑA

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