La casa Teresa Maspons, viuda de Llopart, fue construida en 1873 en la primitiva calle Fontanella 4, actual plaza Cataluña 22, lindaba con la casa Ignaci Serra y en la esquina donde se encontraba la entrada del huerto de la primitiva iglesia de Santa Ana la actual calle Rivadeneyra, frente a la casa de Agustín Goytisolo.

Fue construida por el maestro de obras Jeroni Granell i Mundet, que había realizado en 1869 el Edificio de Exposiciones de Arte de la Gran Vía y en 1867 había trasladado piedra a piedra la iglesia de del convento de Santa María de Junqueras a la calle Aragón para construir la actual Parroquia de La Concepción junto al mercado del mismo nombre.

La Casa de Teresa Maspons, seguía el patrón original de las edificaciones construidas en la acera mar de la futura Plaza Cataluña disponía de bajos y cuatro alturas, a las que posteriormente se añadió otra para acoger un estudio fotográfico de los muchos que se instalaron a principios del siglo XX, en las azoteas de algunos edificios del centro de la ciudad.

El edificio que en ningún momento tuvo grandes pretensiones arquitectónicas, consiguió sin embargo acoger negocios que calaron en el ámbito festivo de la ciudad, el más importante sin duda alguna fue el promovido por los hermanos Michel y Charles Pompidor.

Los hermanos Pompidor fueron unos “fondistas” de Tarrasa con ascendencia francesa, anteriormente habían abierto con motivo de la Exposición Universal en 1888, un restaurant en La Plaza Real, con el nombre de » Pompidor”, viendo las posibilidades de la plaza, decidieron instalarse en el local que hasta entonces había pertenecido a la popular chocolatería La Mallorquina».

Su constructor Augusto Font Carreras, realizó la remodelación, con un estilo art nouveau, que obtuvo el segundo premio en el concurso anual de comercios artísticos organizado por el Ayuntamiento.

Su decoración elegante le daba un ambiente de suntuosidad, rememorando al otro restaurante que existía en París. Fue el primer local de Barcelona que instalo una puerta giratoria. Se comentaba en la calle, que con la energía creada al entrar y salir los clientes hacía funcionar la máquina que molía el café, situada en el sótano del edificio.

El local estaba dividido en tres plantas: En el sótano, se encontraban todas las instalaciones, propias del servicio del restaurante cocina, bodega, despensa y demás servicios del personal.

La planta baja de gran impacto estaba dividida en dos partes, un primer espacio dedicado a café-restaurante y en el fondo una puerta daba entrada a un gran salón, con capacidad para 300 personas, destinado a banquetes y la los clientes de comida a la carta, a los que se les ofrecía la oportunidad de una entrada exclusiva por la calle Rivadeneyra.

Las dos estancias estaban adornadas con por columnas de hierro fundido adornadas motivos florales, con conchas doradas en las destacaban apliques cristales de colores en el techo y el impresionante mostrador que abarcaba las dos salas. El salón interior adornaba sus paredes con pinturas de Antoni Ferrater, Joaquim Vancells y otros artistas catalanes. En el café de la entrada destacaba la pintura de Alexandre de Riquer. El mobiliario había venido directamente de Paris.

El piso superior al igual que la planta baja estaba dividida en en dos salas. Una dedicada a un comedor anexo con capacidad para 150 personas, una una gran terraza-interior con jardín, con un conjunto de servicios complementarios propios de un local público: lavabos, tocador para señoras, guardarropa y sala de fumadores.

La otra sala era la que en estos días llamaríamos VIP: Comedores privados, una sala de descanso con piano y un apartado, que utilizaban sólo los clientes viajeros más destacados, con algunas habitaciones de lujo que utilizaban sólo los clientes más destacados.

Al frente de la cocina pusieron al célebre chef Blancher, que hizo famosos sus macarrones a la italiana, que estaban aromatizados con trufas, tal y como lo exigía Gioacchino Rossini (compositor de ópera), en sus comidas. El cubierto en aquella época constaba de cuatro entrantes y costaba,” 5 Ptas».

Su inauguración tuvo logar el 15 de septiembre de 1903, su condición de franceses, ayudo a que la burguesía de la ciudad convirtiera el lugar en el lugar preferido de sus numerosas tertulias.

En sus salones se celebraron fiestas y fue lugar de tertulias a las que concurrieron personalidades de la época, tales como Santiago Rusiñol, Puig i Cadafalch, Isidoro Nonell, Ramón Casas y un largo etcétera. Cuando Alfonso XIII, venía a Barcelona, era frecuente que fuera a comer a sus salones de la Maison Dorée. El local era el punto de encuentro de la mejor sociedad de la ciudad.

La cocina tuvo en el célebre chef Blancher su director cualificado, quien hizo famoso sus macarrones a la italiana, que estaban aromatizados con trufas, tal y como lo exigía en sus comidas compositor de ópera Gioacchino Rossini. El cubierto constaba de cuatro entrantes, costaba,” 5 Ptas».

En sus salones se celebraron fiestas y fue lugar de tertulias y donde concurrieron personalidades tales como Santiago Rusiñol, el arquitecto Puig i Cadafalch, Isidoro Nonell, Ramón Casas y un largo etcétera. Cuando El rey Alfonso XIII, visitaba Barcelona, era frecuente que fuera a comer a sus salones. El local era el punto de encuentro de la mejor sociedad de la ciudad.

Cerró en 1918, un tiempo después se abrió en la misma plaza de Cataluña número 7, otro con el mismo nombre, pero jamás alcanzó la misma categoría…

El 15 de junio de 1918, el restaurante cerró sus puertas después de haber sido durante los años de su existencia, uno de los principales locales en los que se celebraban grandes evento de la vida social barcelonesa.

En 1920, el edificio fue adquirido por Manuel Arnús, para efectuar su derribo y construir la sede central de la Banca Arnús, obra del arquitecto Enric Sagnier. En 1927, Arnús adquirió el edificio continuo del banco, que estaba ocupado por el Hotel Continental, propiedad de Ignacio Sierra para la ampliación de la sede central. Posteriormente paso a ser sede del Banco Central

El nuevo edificio fue derribado para construir la ampliación de la sede central del banco con la adquisición de edificio del Hotel Continental propiedad de Ignacio Sierra, para realizar el nuevo edificio que aún perdura en nuestros días primero como Banca Arnús, que posteriormente fue adquirido por el Banco Central, conocida porque en su escenario se produjo un histórico atraco-secuestro, el 23 de mayo de 1981, con 300 rehenes.

En la actualidad el edificio lo ocupa El Corte Inglés, tras haber albergado los almacenes de Marks & Spencer y Sfera.

Finalmente en la planta sótano se emplazaban todos los servicios necesarios para el correcto funcionamiento del establecimiento: cocina, bodega, despensa, nevera etc

En la planta baja había un primer espacio dedicado a café-restaurante con acceso desde la Plaça Catalunya y más adentro un gran salón, destinado exclusivamente a banquetes ya comida a la carta, con una capacidad para 300 personas, en el que se podía acceder directamente por la calle Rivadeneyra. Estas dos estancias de la planta baja eran sostenidas por unas artísticas columnas de hierro fundido con motivos florales, conchas doradas y unos apliques en el techo con cristales de colores, que configuraban un espacio de gran impacto visual. El mobiliario era comprado directamente en París. En las paredes del restaurante interior había pinturas de Antoni Ferrater, Joaquim Vancells, Rius, Urgell y Gual y otra de Alexandre de Riquer en el café. Otro elemento a destacar del interior era el impresionante mostrador que abarcaba las dos salas.

El piso superior quedaba sectorizado igualmente en dos salas. Una dedicada a comedores privados con una sala de descanso con piano, así como algunas habitaciones de lujo que utilizaban sólo los clientes viajeros más destacados. La otra había un comedor con capacidad para 150 personas, una gran terraza-jardín y un conjunto de servicios complementarios como lavabos, tocador para señoras, guardarropa y sala de fumadores.

Finalmente en la planta sótano se emplazaban todos los servicios necesarios para el correcto funcionamiento del establecimiento: cocina, bodega, despensa, nevera etc.


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