Salón Edison, Barcelona.

En la vida, no siempre es lo primero salir en la fotografía. Muchas veces, el primero no tuvo la suerte de que hubiera un fotógrafo presente o no supo ponerse a tiempo para quedar inmortalizado. Esto es precisamente lo que le sucedió a uno de los primeros aparatos que intentaron ofrecer en primicia las imágenes en movimiento, las cuales fueron conseguidas por los hermanos Lumière el 22 de marzo de 1895 para unos 200 miembros de la «Sociedad para el Desarrollo de la Industria Nacional» en París.

Aunque para la historia el primer cine barcelonés que ofreció imágenes en movimiento fue el Salón Edison, situado en el descampado que ocupaban las manzanas 39-40 de la actual Plaça de Catalunya, la realidad es que esta experiencia ya había sido realizada anteriormente por un aparato conocido como el Decavoltcopio.

EL DECAVOLTCOPIO

El Decavoltcopio se anunció el 25 de septiembre de 1894 en la página 4 de La Vanguardia, con el siguiente texto: «Pabellón de la Plaza Cataluña. Gabinete de impresión y reproducción de imágenes hasta el infinito, único en el mundo. Se exhibe todos los días de 6 a 12 de la noche; festivos todo el día. Entrada 5 céntimos.».

Esto significa que el Decavoltcopio fue el primer aparato en ofrecer imágenes en movimiento en Barcelona, ​​antes que el Salón Edison, que normalmente se considera el primer cine de la ciudad. El Decavoltcopio, era un sistema de reproducción de imágenes a través de juegos de espejos en un espacio de dimensiones reducidas. 

Este monótono anuncio o dejo de publicarse el 7 de noviembre de 1894 y entonces ya solo publicaba el nombre del local y DECAVOLTCOPIO Plaza de Cataluña.— Entrada 5 céntimos.

1894-1896 EL SALÓN EDISON

Cada día aparecían nuevos aparatos que encandilaban al espectador pero casi todos ellos a lo largo de su corta existencia padecían los lógicos problemas que solo los Hermanos Lumiere lograron superar.

Salón Edison, primer local

Uno de esos locales que presentó varios aparatos estuvo situado en el centro del descampado que posteriormente se convertiría en la actual Plaça Catalunya. El Salón Edison que presentaba los proyectos de los nuevos aparatos que ofrecían las primitivas imágenes en movimiento.

Era un barracón de madera instalado entre el Circo Ecuestre y lo que entonces todavía se conocía como la Rambla de Cataluña que en aquel tiempo empezaba a la altura de la calle Pelayo.

El Salón Edison presentó el Kinetoscopio de Tomás A. Edison uno de los muchos aparatos que en aquel momento se presentaba a la opinión pública como el mejor de todos cuantos aparatos se habían presentado al público barcelonés.

La Vanguardia del 19 de julio de 1894 en su página 5, lejos de las carteleras presentaba el invento con cautela:

Kinetoscopio de Edison

Una vez más ha brotado del cerebro prodigioso de Tomás A. Edison uno de esos descubrimientos notables que al principio nos resistimos a admirar como cosa seria, pero que en realidad, existe, a pesar de todas nuestras dudas, convertido una cosa tangible.

Con el Kinetoscopio, Edison ha logrado fotografiar, con el auxilio de un aparato conocido por kinetógrafo, todos los movimientos del cuerpo a 46 fotogramas por segundo y al pasar proyectadas rápidamente a la vista del espectador, produce la ilusión completa de una escena animada.

Eran varios los teatros que en los vestíbulos de sus locales habían instalado pequeñas habitaciones  para que el público pudiera disfrutar de imágenes animadas.

Aún era un sueño poder contemplar escenas deportivas o funciones de teatro representadas en cualquier lugar del mundo que través de los nuevos aparatos.

El Salón Edison fue una construcción efímera que apenas estuvo en activo de 1894 a 1896, dicen que fue sufragada por todos aquellos que con la ilusión de poder comprobar la revolución que decían que iba a llegar con la visión de las imágenes en movimiento no les importaba costear todo lo que fuera necesario para dar un empuje al nacimiento del séptimo arte y de paso poder comprobar desde cerca los movimiento fe los otros inventores.

Este tipo de chabola tuvo el honor de ser el escenario de la primera experiencia de proyección cinematográfica realizada en Barcelona. Fue presentada el día 1 de mayo de 1895 por los franceses Nel y Dumont.

Se trataba de la combinación de las dos últimas invenciones de Edison, consistentes en un kinetoscopio y un fonógrafo.

Uno de las personas que dedico su vida a conocer los principios del cinematógrafo y autor de Viaje sentimental por los cines de Barcelona, Jordi Torras i Comamala, publicó en La Vanguardia y en La Publicidad dos artículos en el que se ofrecían una serie de fotografías que permitían ver en movimiento al artista Louie Fuller realizando unos pasos de baile y otra secuencia en la que se apreciaba una pelea en un bar.

En aquel momento todo eran conjeturas sobre si el cine llegaría algún día ser realidad. La Esquella de la Torratxa que catalogaba el invento como un Palomar de la época.

Las modas cambien y las personas también, empezamos con locales pequeños, construimos grandes locales y hasta montamos cines en grandes descampados, retrocedimos a las multi salas y a las grandes superficies y ahora preferimos las aplicaciones que nos traen el cine en nuestra propia casa, ¿Qué nos deparara el futuro?. 


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