Con motivo de la Exposición Universal de 1929, los organizadores del evento pusieron a disposición de los visitantes uno de los mayores espacios lúdicos conocidos hasta la fecha: El Pueblo Español, La Fuente Mágica de Montjuïc, el Funicular que subía hasta el Palacio Nacional, el Parque de atracciones de La Fuxarda y el restaurante La Pérgola, situado frente a la Fuente Mágica.
La Pérgola se encontraba en la esquina de la Avenida María Cristina con avenida del Marqués de Comillas (actual avinguda Francesc Ferrer i Guàrdia), delante de la Fuente Mágica de Carlos Buïgas, (actual plaza de Carles Buïgas), un lugar privilegiado en aquellos tiempos para realizar comidas de empresa y sobre todo cenas de empresa contemplando el esplendor de la fuente. El lugar supuso uno de los mayores espacios lúdicos del referido certamen.
Tenía como vecino el edificio de la antigua fábrica Casaramona levantada para sustituir a la antigua fábrica destruida por un incendio. Fue un edificio modernista construido por Josep Puig i Cadafalch, para el industrial Casimir Casaramona i Puigcercós.
El restaurante fue bautizado con el nombre de Pérgola, con motivo de tener dentro de su recinto, una terraza, donde habían construido una pérgola con 18 columnas en la que los clientes tomaban sus comidas o cenas contemplando los dibujos artísticos que desarrollaba la fuente.
Con la finalización del certamen, el restaurante paso a ser propiedad municipal, el cual realizaba periódicamente concursos para conceder la explotación del local.
Con la finalización de la guerra civil, el restaurante estuvo cerrado a cal y canto durante una gran parte de la post-guerra, sumido en el más espantoso olvido y cuando todo hacía presagiar un próximo derribo, volvería a abrir sus puertas, después de una reforma en profundidad, que supuso la destrucción de la pérgola original y la terraza. En 1957 volvió a la actividad vinculado al ayuntamiento de Barcelona que lo sacó de nuevo a concurso público.
En esta segunda etapa La Pérgola se convirtió en un local típico para la celebración de bodas, bautizos y comuniones de la pequeña burguesía. También se convirtió en una sala de baile en la que actuaron nombres famosos de aquella generación: José Guardiola, Dodó Escolà, Renato Carosone, Mario Visconti, Ramón Calduch, Gelu, Francisca, que antes de los bailes amenizaban con sus canciones las cenas de los clientes más carrozas.
Con los años la gestión del restaurante pasaría del empresario Joan Gaspart Bonet (padre del que después sería presidente del Barça), otro gestor de La Pergola fue Jaume Soteras (propietario del restaurante Diagonal). La reanudación y crecimiento de la Fira de Barcelona y otros salones monográficos y congresos internacionales le dio también un gran impulso hasta convertirse en el restaurante clásico del recinto ferial de Montjuïc.
El nombre del restaurante sirvió también para bautizar la curva del circuito de Montjuïc que subía desde la Font Màgica hacia el Poble Espanyol.
EL OCASO DE LA PERGOLA
Un golpe fuerte para el restaurante supuso el traslado de las carreras de coches, ciclistas y de motos del Circuito de Montjuic a Montmelo. Pero su golpe mortal definitivo, tuvo lugar con motivo del traslado de las principales ferias al nuevo recinto de la Gran Vía inaugurado en el 2007.
Hacia finales del siglo pasado el local inició una paulatina decadencia, anunciando un nuevo tipo de comidas anunciando un self-service, demostrando que había perdido totalmente la distinción y el pedigrí de lo que había presumido años atrás.
Ya ni el encendido de la fuente mágica, lograba a atraer a la clientela selecta. Todo ello condujo inexorablemente, a su cierre. El edificio, que a lo largo de su historia había sido sometido a numerosas reformas y adecuaciones, nada tenía que ver con el original. En noviembre de 2014 se procedió al derribo definitivo del local.
La Vanguardia del 12 de noviembre del 2014 publicaba:
El derribo del antiguo restaurante-cafetería La Pérgola, frente a la fuente Mágica de Montjuïc, costará 96.700 euros (más IVA) y durará hasta finales de diciembre, según ha informado el Ayuntamiento de Barcelona. El consistorio, a través de Barcelona Infraestructuras Municipales, SA (BIMSA), ejecuta el derribo de este edificio, construido en 1929 y en desuso desde hace años, y también prepara el proyecto para reurbanizar y adecuar el espacio público resultante durante el primer trimestre de 2015.
Los trabajos consisten en el derribo de este edificio, el relleno de la planta sótano con material reciclado y triturado procedente de la misma obra, la regularización del solar con una capa de arena y su cierre con red metálica a la espera de las próximas actuaciones.
El proyecto para urbanizar y adecuar el espacio público resultante del derribo que se ultima prevé un coste aproximado de 200.000 euros e incluye el pavimentado y la instalación de lugares para sentarse.
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