Con la construcción de la tercera muralla del Raval en el siglo XV la riera “d’en Malla” fue desviada y se construyeron los diferentes tramos de las Ramblas (Canaletas, Estudios, San José (de las Flores), Capuchinos y Santa Mónica). A partir de ese momento se construyeron varios conventos, sobre todo en el lado del Raval, los cuales desaparecieron con la quema de conventos de 1835.
En el siglo XIII la Muralla simbolizaba la fuerza y el poder de una ciudad moderna fuerte y rica. Se juntaron el poder oficial y el civil, la ostentación de la burguesía (comercial y financiera) y la garantía de la corona, cubrieron una parte importante de la riera convirtiéndola en la actual Ramblas quedando por terminar el frente marítimo y el despliegue de lo que se llamaría la tercera muralla que serviría para proteger todos los asentamientos que se habían ido construyendo y que quedaban delimitados en lo que hoy es avenida del Paralelo, Ronda San Pablo, Ronda San Antonio, Plaza Universidad y Calle Pelayo.
De 1357 datan los primeros trabajos de dar continuidad a completar el desarrollo de amurallar Barcelona por su parte de poniente y terminar lo que faltaba en su parte oriental bajando por los actuales, el Arco del Triunfo, LLuis Companys, Comercio, y Marques de Argentera.
En el espacio liberado por su desaparición de la segunda muralla por la actual Ramblas, se construyeron varios equipamientos y espacios públicos que aún existen actualmente, como el Liceo, la Boquería y la Plaza Real. A partir de 1859 se empezaron a plantar plátanos de sombra de la Dehesa de Girona. En 1860 se inauguró la Fuente de Canaletas. La venta de flores data de mediados del siglo XIX.
Por la parte de poniente se protegieron a parte de los asentamientos civiles e instituciones religiosas como San Pedro del Campo “Sant Pau del Camp” como hospitalarias, Hospital de la Santa Cruz “Hospital de la Santa Creu”. Empezaba en el mar con el Portal de Santa Madrona que es el único trozo de muralla que se conserva de la tercera Muralla y terminaba en la Puerta de Canaletas.
El perímetro amurallado del siglo XIII se extendía por unos 5 kilómetros, y dejaba un frente abierto al mar, para así no entorpecer el movimiento portuario. Multiplicaba por diez la extensión de la ciudad. Las nuevas murallas seguían las actuales Ramblas, la Ronda de San Pedro, el actual Arco del Triunfo, el Paseo Víctor Pradera actual “Lluis Companys” y el parque de la Ciudadela. Este trazado englobaba una muralla de ochenta torres, de los cuales veinticinco correspondían al tramo de la Rambla.
La nueva muralla amplio su recinto en 6 km. y una superficie de 218 hectáreas. Los trabajos de su construcción duraron aproximadamente un siglo, (desde mediados del siglo XIV a mediados del siglo XV). Hubo muchas críticas a la realización de la nueva ampliación de la muralla llamada también de poniente ya que según los expertos había un desfase entre las previsiones de los valedores de la obra y sus detractores, ya que la expansión de la ciudad preveía una mayor concentración de necesidades en la segunda muralla, por la cantidad de servicios que se concentraban en ella, tanto administrativos como portuarios y que requerían una mayor dedicación a solucionar las necesidades existentes que había en el siglo XIV, que el desdoblamiento, de la muralla de poniente en la que solo había asentamientos particulares y religiosos. La realidad de ocupación al término de las obras en el siglo XV demostraba que la previsión de futuro optimista había quedado sobrevalorada por los gestores de la obra.
Los historiadores han dicho que la tercera muralla no fue un exceso de optimismo por parte de los promotores, sino un fenómeno común en aquellos tiempos de muchas ciudades: cuyas murallas tardaban tres o cuatro siglos en estar completamente ocupadas. Su objetivo, no era acoger la necesidad del momento, sino el crecimiento urbano que se preveía y el intento de evitar la concentración de servicios en un punto concreto de la ciudad y descentralizar tanto el comercio como los servicios públicos.
También coincidían que el objetivo de la nueva muralla situada justo al extremo opuesto donde se estaba desarrollando el núcleo más dinámico y de más crecimiento demográfico no era abrir horizontes al crecimiento urbano, sino la voluntad de sus mentores de mantener el nuevo espacio como un área suburbana, el objetivo de la tercera muralla no era proteger nuevos espacios urbanos sino proteger un espacio rural al servicio de la ciudad en caso de asedio. Los avances de las técnicas bélicas que se producían en aquella época de conflictos, imponía dejar los huertos y los espacios del ganado dentro de la ciudad.