Las casas Sicart, estuvieron situadas en la esquina de la calle Fontanella con Plaza Cataluña, en el lado montaña, (hoy se encuentran absorbidas por el Corte Ingles), su numeración pertenecía al 2 del Paseo de Gracia, ya que todavía no estaba consolidada la Plaza Cataluña y al 1-3 de la calle Fontanella.
Con la urbanización de la Plaza la numeración del Paseo de Gracia empezó en la esquina de Ronda de San Pedro y los edificios que existían en el entorno de la plaza pasaron a tener una numeración propia desde la plaza Cataluña, por lo que quedo registrada desde entonces con el número 16 de la Plaza Cataluña y el 1 de Fontanella.
EL PROPIETARIO ERA EL CONDE DE SICART
Su propietario de Isidre Sicart i de Torrens, Conde de Sicart, que le fue otorgado en 1875 por el Papa Pio IX, encargo en 1867, al arquitecto Pau Martorell, la construcción como una inversión, de un edificio con la intención de alquilar los distintos pisos y conseguir unos beneficios atípicos.
Tan buena fue la acogida por parte de los inquilinos que en 1903, pensó en reformar la fachada por medio de otro arquitecto Enric Fatjó i Torras (que había cogido un gran prestigio y que entre otras obras realizo entre 1897 y 1908 las reformas de la Casa de la Misericordia y posteriormente llevó a cabo la reforma de convertir la parte ruinosa en un pabellón aislado emplazado en el Pati dels Tarongers).
Añadió al terrado del edificio unos pequeños pináculos sobre la antigua cornisa que le daban un aspecto de castillo medieval modificando los acabados de los vértices de las esquinas. La reforma incluyó también la construcción de un edificio anexo, en el solar contiguo de la calle Fontanella, el cual seria utilizado por Isidre Sicart, como su vivienda particular.
El edificio constaba de planta baja y dos alturas. La planta baja y primer piso seria como vivienda privada y el segundo piso hizo que se lo diseñara para ubicar como zona de descanso y relaciones públicas.
Una de las primeras condiciones que Sicart pidió a Enric Fatjó es que incluyera una sala de música y una atractiva tribuna mirador para poder observar el exterior. Realizo una maravilla de ventana formada por tres arcos sobre columnas y una barandilla de piedra, rematada por cuatro esculturas que tenían relación directa con la música.
En 1906 los bajos del edificio situado en el chaflán, sufrieron otra reforma realizada por el arquitecto Pablo Martorell, para adecuar los bajos del edificio, para poderlos dedicar a la apertura de establecimientos comerciales, ya que había visto el éxito que tenían en los edificios que los habían instalado,
Algunos de dichos establecimientos estuvieron largos años y de los cuales solo pudimos disfrutar los que tenemos unos cuantos años. En la esquina abrió un establecimiento de la fábrica de Galletas Montes, cuya fábrica estaba en la calle Manso, entre Calabria y Viladomat.
Otro de los establecimientos en el lado de la calle Fontanella, fue la Granja Afanó, que posteriormente se convirtió en Granja Maldà con su célebre mató de Pedralbes, en el lado de la plaza una administración de Lotería y una farmacia. Anteriormente había tenido un local la Sociedad Catalana General de Crédito y el Banco di Roma.
La elegancia de la casa particular de la calle Fontanella, hizo que Enric Bernat, fundador de los célebres “Chupa Chups”, se fijase en ella, para derribarla y después edificar un edificio. Había fracasado en su intento de comprar la Casa Batllo y no se le ocurrió otra cosa que intentar comprar la Casa Sicart, para poder hacer un edificio espectacular de oficinas, cosa que no llegó a realizarse.
A MANOS DE EL CORTE INGLES
Finalmente los dos edificios fueron comprados por El Corte Ingles, en 1991 los derribo para llevar a cabo la última ampliación de los almacenes.
Como siempre el equipo municipal, mande quien mande y sea en la época que sea, por permitir la desaparición de una obra de arte estuvo de espaldas a preservar los edificios históricos.
Ante tamaño desastre, al permitir la destrucción de la casa particular y especialmente el ventanal de la misma, con motivo de las protestas de las entidades barcelonesas y la población, el ayuntamiento aconsejo a la dirección del centro comercial que intentaran rescatar la ventana que estaba ya en el lugar de los escombros. Se sugirió que se realizara una copia. Ni el Ayuntamiento, ni el Corte Ingles, intentaron enmendar el error cometido y en el lugar colocaron una malísima copia del mirador destruido.
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