EXISTIERON DOS TEATROS CON ESE NOMBRE
El desaparecido teatro Prado Catalán de la Plaza Lesseps no tuvo nada que ver con el otro Prado Catalán que existió en el siglo XIX al inicio del primitivo Camino de Jesús, actual Paseo de Gracia.
El Teatro Prado Catalán fue construido a principios del siglo XX en la entonces novísima Plaza Lesseps, un lugar que era conocido en el siglo XIX como els Josepets, por tener allí construido el antiguo convento de los carmelitas de Santa María de Gracia.
El desaparecido teatro fue construido en el antiguo solar que en la antigüedad había sido ocupado por las antiguas cocheras de los primitivos tranvías que desde la ciudad de Barcelona acercaban a los pasajeros al municipio de Gracia.
Aunque algunos historiadores han creído que su construcción tuvo alguna relación con la desaparición del primer local con el desaparecido Prado Catalán situado en el siglo XIX al principio del Paseo de Gracia, posteriormente se ha comprobado que fueron dos empresarios diferentes que no tuvieron nada que ver entre sí.
EL TEATRO DE LA PLAZA LESSEPS
El nombre de Plaza Lesseps le había sido otorgado al lugar por el ayuntamiento el 21 de enero de 1905 como agradecimiento del municipio al ciudadano francés Ferdinand-Marie de Lesseps i Crevinyi por su gran labor de defensa de la ciudad durante su estancia como Cónsul de Francia en Barcelona, donde vivió en una torre cercana al lugar, y por su intervención a favor de la ciudad con motivo del bombardeo de Van-Halen en 1842.
El nuevo teatro se levantó en unas cocheras de tranvías que ya no estaban en servicio. El teatro estaba compuesto de Palcos y platea a un precio de 10 pesetas, butacas en 2 zonas circulares a 1,50 pesetas, y una entrada en el espacio General y de paseo de 0,60 céntimos.
El nuevo local fue decorado por dos de los decoradores más importantes de la época, Miguel Moragas y Salvador Alarma, quienes no escatimaron ningún recurso para convertir el lugar en uno de los más prestigiosos de la ciudad. En él no solo se celebraron funciones teatrales, sino que en alguna ocasión fue convertido en restaurante para, debido a su amplio espacio, poder celebrar algún banquete multitudinario.
199 INAUGURACIÓN DEL TEATRO
El teatro fue inaugurado el jueves 30 de septiembre de 1909.
Ese día se representó la opera de La Bohème bajo la dirección de Vicente Preti y la intervención de los tenores barítonos y sopranos Vicente Petri, Dolores D’Arroyo y Anua Casáis, Cantarell, Pascual, Fernández, Qiralt, Leoni, Godes y Bicart.
La Vanguardia del día 6 de octubre en su página 10 hacía una información favorable en la que entre otras cosas decía: «Ahora que contemplamos realizad» felizmente te creación de un teatro en aquella explanada de la plaza de Lesseps (Josepts) es cuando el público que gusta de los locales saneados por el aire libre…Sin duda será el punto de reunión predilecto durante estas noches otoñales, y más aún de la ¿próxima primavera y el verano…Hasta ahora se han representado Boheme, Aida y Trovador, contándose por llenos las funciones. Anunciase para mañana la Africana. De su interpretación nos ocuparemos oportunamente».
Pese al éxito del local sus propietarios conocedores las dificultades de los espectadores para comprar las entradas, publicaron el 23 de junio de 1910 en el anuncio de la programación del local la siguiente nota: Para mayor comodidad del público se abre un despacho en la Rambla del Centro, 6, y Conde del Asalto, 108. En septiembre de 1910 Hipólito Lázaro hizo una representación con ocasión de la visita de la escuadra inglesa a Barcelona interpretando La Favorita.
IMPROVISADO RESTAURANTE
La aceptación del local por los espectadores y políticos hizo que la Llíga Regionalista solicitara a sus propietarios la conversión del local en restaurante, para celebrar la inauguración del monumento al doctor Robert en la plaza Universidad.
El doctor Robert que había sido por poco tiempo Alcalde de Barcelona y presidente de la Lliga Regionalista durante el tiempo que estuvo en la política se ganó el afecto de los barceloneses esto supuso que tas de su muerte repentina, se intentara perpetuar su memoria y construirle un monumento.
En principio la obra fue encargada a Lluís Domènech i Montaner el cual un año después abandono el proyecto que fue continuado por escultor Josep Llimona. El monumento fue inaugurado el 13 de noviembre de 1910 y retirado en 1940 por las autoridades franquistas, fue desmontado y guardado en el almacén municipal de la calle Wellington.
La Vanguardia un día después del banquete en su página 3 un día de su celebración publicaba un amplio resumen de los actos celebrados. Pese a que dos de las figuras de bronce de un hombre a quien el segador da la mano y una bandera fueron fundidas. En 1977, con la llegada de la democracia el monumento fue restaurado y colocado en el centro de la Plaza Tetuán.
La última aparición como teatro la hace el sábado 16 de septiembre de 1911, anunciando para el domingo 17 a las 9,30 de la noche de la opera de La Dolores.
1911 EL TEATRO INUNDADO
No se vuelve hablar del local hasta el día 18 de octubre de 1911 a causa de unas fuertes lluvias que destrozan parte el local causando grandes desperfectos, La Vanguardia ese día hace un comentario desconocido para muchos de la existencia de la inauguración del cine Lesseps que comentaban que había ocupado el local del teatro: «Detrás del cine Lesseps se derrumbó una pared, penetrando el agua en aquel local, así como en el café del Prado Catalán».
1912 EL TEATRO INCENDIADO
El Teatro vuelve a aparecer en La Vanguardia del lunes 15 de abril de 1912, para comunicar un incendio en el local a las 3 de la madrugada al día siguiente La Vanguardia ampliaba la noticia recogiendo las opiniones de algunos vecinos y finalizaba el artículo.
Nuevamente La Vanguardia da otra información contradice a los que creían que el cine Lesseps se construyó en los terrenos del Prado Catalán.
Las pérdidas son considerables, pero el edificio estaba asegurado. Afortunadamente el teatro estaba aislado, pues por la violencia del fuego, de haber tenido inmediato algún edificio este hubiera también sufrido las consecuencias del siniestro.
Alguien supuso que no era éste casual, pero se ignora el fundamento que esta suposición pueda tener, ni el fin que de ser cierta se hubiera propuesto el autor del atentado.
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