Aunque nunca haya sido una plaza propiamente dicha sino un cruce importante de tránsito siempre ha estado considerada una plaza y a través de los años ha tenido un movimiento de nombres casi tan importante como el de una verdadera plaza.
Cerdá al planificar el ensanche el cuece de la Diagonal con el Paseo de Gracia lo considero como un cruce normal sin problemas. En aquellos años de principios del siglo XX, ninguno se imaginaba la evolución que tendría el citado lugar.
El ayuntamiento y Pere Falques, que había urbanizado la zona, viendo lo difícil que era para los peatones cruzar a pie esa parte de la ciudad por la distancia que había entre las dos aceras, decidieron hacer unas isletas para facilitar el paso de los peatones. Colocaron cuatro laterales y una en el centro un poco más grande con el fin de que se pudiera realizar los giros más fácilmente. Después con la iluminación se colocaron sendas farolas diseñadas por el propio Pere Falqués. Desde entonces dada la configuración de la zona, el lugar fue conocido por los ciudadanos como el Cinc d’Oros, “el cinco de Oros”, por su parecido con el dibujo de la carta de la baraja española.
EL MONUMENTO DE LA CONTROVERSIA
Una vez iluminada la zona se decidió por parte del ayuntamiento instalar un monumento en la isleta central lo que provoco una cantidad enorme de disputas. El Ayuntamiento había propuesto levantar un monumento en memoria del político Francesc Pi i Maragall pero, como siempre, no todos los partidos políticos estuvieron por la labor. En en 1917 (unos dicen 1915) se hizo la colocación de la primera piedra.
La llegada de Miguel Primo de Rivera, después de su golpe de estado el 13 de septiembre de 1923, freno cualquier intento de colocación del monumento. No fue hasta el 1931 que se instaló un monumento con el busto del político obra de Felip Coscolla. El monumento fue efímero ya que un año después de su inauguración se decidió que el sitio y el monumento no tenían la calidad que se merecía el político y se convocó en 1934 un concurso para levantar un nuevo monumento.
El 1936 se inauguró el nuevo monumento de nuestros días («el Lápiz») con la figura de la República, obra de Josep Viladomat (ahora instalada en la plaza Llucmajor). Colocaron en la base un medallón en recuerdo del político catalán. Lógicamente no fue del agrado de Franco y en 1939 se decidió conservar la columna pero cambiando las figuras.
En 1942, retirada a figura de la república, en su lugar hizo colocar un águila real con las alas abatidas que daban un aspecto poco agraciado a la figura. En la base se puso una figura con el brazo alzado obra de Federico Marés, que pronto se decantó al lado del régimen.
El lugar y el monumento pasaron a llamarse inmediatamente como plaza de “La Victoria”.
Como era de prever, la poca gracia del águila y el descontento de los ciudadanos por haber sido eliminada la figura de la república, hizo crecer el ingenio de la gente en vez de llamar a la plaza con el nombre de la Victoria, pasó a denominarla como la Plaça del Lloro “Plaza del Loro”.
Fue tal el movimiento que hubo con el nombre añadido, que las autoridades militares pronto se hicieron eco del clamor popular y se lo comentaron al general el cual mando que rápidamente eliminaran al pájaro y rematasen la columna con una pirámide, cosa que se efectuó sin mucha notoriedad.
PLAZA DE LA VICTORIA
Con la llegada de la democracia hubo un nuevo cambio de nomenclatura pasando a ser Plaza de Juan Carlos I, eliminando la figura de la Victoria.
El 23 de septiembre el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) anunciaba el cambio de nombre de la plaza Juan Carlos I de Barcelona por la nueva denominación ‘Cinc d’ Oros’.
La alcaldesa Anna Colau había eliminado el nombre de Juan Carlos I, pese a la oposición de varios estamentos políticos.
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