Con motivo de la Exposición Universal de 1888, la ciudad de Barcelona sufrió una gran transformación. Se realizaron obras que perduran hasta nuestros días, así como otras efímeras que desaparecieron al finalizar la exposición o con el paso del tiempo.
Entre las obras que perduran, aunque hayan sufrido transformaciones, se encuentra el Parque de la Ciudadela. Este lugar ha sido objeto de las remodelaciones más importantes a lo largo del tiempo.
La zona del puerto fue testigo de la construcción del efímero Hotel Internacional, una de las construcciones que desapareció al término de la Exposición.
EL ARCO TRIUNFAL
Otra obra que corrió la misma suerte fue el Arco Triunfal dedicado a los Reyes, construido en la entonces calle Cortes (actual Gran Vía), cerca de la Plaza Tetuán. Al igual que el Hotel Internacional, fue una construcción de vida efímera, ya que se construyó con fecha de caducidad.
Aunque el Ayuntamiento mandó construir el monumento con la intención de adornar el posible recorrido de los visitantes a la Exposición, las autoridades de la época decidieron añadir el escudo de España, con el objetivo de dar un recibimiento a S.M. el Rey en su llegada a la ciudad para la inauguración.
EL MONUMENTO
El monumento superaba los 24 metros de altura, cubriendo el centro de la calzada de la calle y sobrepasando la altura máxima de seis pisos de los edificios de la zona.
El arco tenía una luz interior de 7 metros de ancho por 12 metros de luz, cubierta por la estructura que formaba todo el elemento del monumento.
El arco estaba adosado a dos columnas rectas a los lados, con escaleras interiores para que los visitantes pudieran subir y contemplar la calle Cortes desde la balaustrada superior. Esta balaustrada estaba realizada por una serie de columnas unidas por una barandilla recta, en cuya parte central se colocó el Escudo de España.
En el centro de la balaustrada emergía otro arco más reducido, coronado por un triple grupo escultórico obra de Rossend Navas. En el centro se colocó una figura alegórica de la ciudad de Barcelona, y a ambos lados, esculturas representando al Comercio y la Industria. El monumento también fue adornado por otras esculturas obra de los hermanos Enric y Josep Carcassó.
En la parte interior de la balaustrada, una serie de pebeteros iluminaban la parte superior del conjunto con lámparas de gas, dando luz a los visitantes que habían accedido por las escaleras para admirar la vista nocturna.
UN MONUMENTO EFIMERO
Como era natural con la finalización de la Exposición Universal de 1888, la Arco Triunfal fue desmontado y de la serie de figuras que sirvieron para decorarlo poco se sabe, posiblemente no fueron las únicas realizadas en aquellas fechas que dolo han quedado en la memoria de unos pocos.
En aquellas fechas también para adornar el antiguo El Salón de San Juan (actual Paseo Lluís Companys), se ambiento con una serie de estatuas y unos jardines que acercaran a los visitantes de la Exposición en el Arco del Triunfo a la entrada de la exposición.
Para ello las autoridades municipales decidieron colocar en el paseo ocho esculturas de bronce dedicadas a ocho prohombres catalanes destacados en la historia de nuestro país.
Una de las ocho esculturas realizadas en aquel momento, y que adornaron el Salón de San Juan antes de entra en el recinto de la Exposición, fue la de Rafael de Casanova realizada por Rossend Nobas.
En la actualidad dicha escultura se encuentra, sobre el pedestal situado en la confluencia de las calles Ali Bey, Bailen y Ronda de San Pedro, lugar tradicional de visita los días 11 de septiembre.
Pero la historia de las estatuas merece un artículo aparte.
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