convento de San Sebastian, Barcelona

La primera piedra del primitivo Convento de San Sebastián, fue colocada en una pequeña iglesia, bajo la invocación de San Sebastián, por parte del Conceller en Cap Pedro de San Climent.

Estaba situado en la desaparecida calle Capmany, que había sido construida, por votación popular por Feliu de la Peña, en la trasera de La Llotja, en agradecimiento por la labor realizada, durante la epidemia de peste que sufrió en 1506 la ciudad.

El 3 de marzo de 1507, se concluyó con la fundación de la Cofradía del Santo Asaeteado. El 18 enero de 1540 se colocó una imagen de plata de San Sebastián, bendecida por el Obispo de la ciudad.

En 1714 con la derrota la guerra de sucesión y la consiguiente abolición del Consejo de Ciento, paso a denominarse del Espíritu Santo. Un año después se derribó el barrio de la Ribera para edificar la Ciudadela. Ese mes de junio, Felipe V cedió la capilla de San Sebastián a los regulares de San Francisco Caracciolo como indemnización.

 

 EL CONVENTO SE ABRE EN 1719.

En 1719, los clérigos edificaron su convento en el solar que había junto la antigua iglesia. La puerta principal estaba en la plaza de la Fuente del Ángel, que posteriormente a partir de 1865, tomo el nombre de plaza San Sebastián.  

Con el derribo de las murallas y la urbanización de la zona, el lugar se convirtió a partir del 22 de mayo de 1883, en plaza de Antonio López. Las otras caras del edificio daban a la calle del Consulado, Capmany y al Paseo de Isabel II.  

El edificio estaba dividido en dos zonas: una como Iglesia y otra como escuela especial para niños de militares, su proximidad con la Ciudadela les auguraba un éxito seguro, pero la distancia (aunque corta en nuestros días) y las continuas escaramuzas a que estaban expuestos los habitantes del recinto militar, hicieron que el proyecto finalmente no tuviera éxito.

El nuevo convento era un edificio con dos torres en los extremos y constaba de entresuelo y tres pisos altos, e interiormente un claustro, de unos veinte por dieciséis metros, con tres arcos en un sentido y cuatro en el otro, con unas robustas columnas de piedra, con galerías de unos tres metros de ancho. El claustro estaba formado por arcos semicirculares, que se apoyaban sobre las columnas toscanas, que se unían en los ángulos con dos medias columnas. Al restaurar el convento, las antiguas ventanas se convirtieron en balcones suprimiendo el entresuelo.

 En 1815, estando de visita en Barcelona su Majestad Fernando VII, realizó una proclama recomendando a los frailes que, en los conventos, dedicaran un espacio para poder ejercer la enseñanza instalaron una escuela gratuita para niños sin recursos, la cual duro sólo unos años.

 ARDIÓ DURANTE LA BULLANGA DE 1835

Allí residieron los clérigos regulares menores de San Francisco Caracciolo, hasta los sucesos del año 1835. Los hechos acontecidos el 25 de julio marcaron el final de sus días en el convento.

Se celebraba la tradicional corrida del día Santiago, en la plaza de toros el Torin, en la Barceloneta y los toros que salieron eran mansos e indignos de una corrida especial. El público se pasó toda la corrida chillando y protestando pero los hechos finales provocaron, unos graves disturbios tanto en la plaza como posteriormente a la salida de la corrida en la ciudad.

A la salida de la plaza, los espectadores arremetieron contra todo lo que encontraban y a ellos se añadieron. Todas aquellas personas que estaban indignadas contra la solución que estaba dando el gobierno a sus peticiones.

Los manifestantes que ya habían destrozado la caseta del consumo “burots”, unos metros antes de llegar al convento, arremetieron contra él, entrando y destrozando cuanto encontraban a su paso.

Posteriormente la tarde del 5 de agosto, el convento nuevamente sufrió otro ataque, produciéndose un saqueo y unos destrozos importantes, que decidieron que los frailes, decidiesen su abandono.

 LA DESAMORTIZACIÓN

Poco tiempo después el gobierno decidió que al igual que otros conventos situados por la zona quedaran afectados por la desamortización y la Junta de Comercio de Cataluña lo adquirió conjuntamente con la iglesia.

El convento fue restructurado en su interior por la Junta de Comercio, que aprovecho la grandiosidad del edificio, para continuar impartiendo clases a los alumnos de forma gratuita, en una parte del edificio, diversas enseñanzas científicas y técnicas. En 1841 empezaron las clases de dibujo lineal.

En 1845, aprovecho una parte del edificio para dedicarla a instalar varios locales comerciales, entre los que se encontró, el Cinematógrafo Español de José Ubach y el Gran Café del Comercio, que ocuparon los bajos del convento.

En el segundo piso se ubicaron las oficinas de la Compañía de transporte marítimo, Vapores Correos Españoles de la empresa Pinillos Izquierdo y Cia de Cádiz.

Con motivo de la apertura de la Vía Layetana, el antiguo convento fue derribado.

Los trabajos del derribo pusieron al descubierto del claustro interior y la de sus arcos que permanecieron durante un tiempo a la vista de los curiosos. La apertura de la Vía Layetana, provoco el derribo del claustro y las dos casas situadas sobre el solar que había ocupado la iglesia para proceder la reordenación de la plaza de Antonio López.

a la derecha restos del convento de San Sebastián.

Si le ha gustado la web La Barcelona de antes. Puede seguirme en La Vanguardia en Autores

Si te interesa la historia de Barcelona no dudes en consultar algunas páginas de referencia:

CONVENTO DE SAN SEBASTIAN

Navegación de la entrada