CINE MONTERREY, BARCELONA

En el número 429-431 de la calle Castillejos se alza el Cine Guinardó, un testigo mudo de la evolución del barrio. Construido como el primer local de ocio de la zona, en aquel entonces plagada de descampados, el cine fue concebido como un espacio de una sola planta para optimizar la gestión y el control de una única sala.

Sus fundadores, los hermanos Oscar y Vicente Martí, propietarios del cine Sanllehy, no tardaron en ver el éxito del negocio y decidieron embarcarse en un nuevo proyecto: la construcción de un segundo cine junto a la plaza Sanllehy. Para ello, contaron con el talento de uno de los arquitectos más renombrados de la época, Buenaventura Bassegoda Nonell.

LA SALA

El diseño del Cine Guinardó respondía a la sencillez de su tiempo. La fachada, con cuatro puertas de 2,20 metros de ancho, daba paso a un vestíbulo que cumplía con las normativas de acceso de la época. En este espacio se ubicaban la taquilla y un botiquín, elemento que ha desaparecido con el paso del tiempo. Completaban el recinto una cafetería y una escalera que conducía a la sala de máquinas y a un almacén.

La platea del Cine Guinardó, con una capacidad de 1.360 espectadores, se distribuía en tres hileras de butacas separadas por cuatro pasillos longitudinales y uno central, siguiendo las estrictas normas establecidas por el reglamento municipal del 3 de mayo de 1936. Esta disposición buscaba garantizar la comodidad y la fluidez del movimiento de los asistentes, así como prevenir aglomeraciones o situaciones de riesgo.

Platea del cine Monterrey

Para facilitar el acceso y la salida del público, se instalaron seis puertas de entrada y tres de salida. Esta configuración respondía a la preocupación por la seguridad de los espectadores, ya que permitía una evacuación rápida y ordenada en caso de emergencia.

Los aseos del cine también se diseñaron de forma diferenciada, respondiendo a las necesidades y costumbres de la época. Los aseos femeninos se ubicaron en el lado izquierdo de la pantalla, contando con un espacio amplio y confortable. Los aseos masculinos, por su parte, se situaban en un nivel superior al que se accedía por una escalera. Este espacio disponía de 16 urinarios, 6 habitáculos de WC y 6 lavabos.

1965 SE INAUGURA EL CINE

El domingo 6 de junio de 1965, el barrio Guinardó asistió a la inauguración de una sala de cine de última generación: el Cine Monterrey.

Dotado con las últimas tecnologías disponibles, este nuevo espacio cultural prometía convertirse en un referente para los amantes del séptimo arte. 

Sin embargo, a pesar de las expectativas iniciales, el cine no abrió sus puertas como Cine Guinardó, tal y como se había planeado en un principio, sino bajo el nombre de Cine Monterrey. Las razones del cambio de nombre a última hora siguen siendo un misterio.

La cartelera inaugural del Cine Monterrey estuvo a la altura de las circunstancias, con dos películas de gran atractivo para el público: «Molly Brown siempre a flote», protagonizada por Debbie Reynolds y Harve Presnell, y «Búsqueme a esa chica», con las actuaciones de Marisol, el Dúo Dinámico e Isabel Garcés.

A pesar de su corta trayectoria, el Cine Monterrey logró ganarse la fidelidad de los vecinos del barrio. La comodidad de sus anatómicas butacas, la climatización perfecta, la agradable cafetería y la programación de estrenos recientes lo convirtieron en uno de los locales de ocio más populares de la zona.

La pujante urbanización del barrio Guinardó durante la década de 1960 supuso un duro golpe para el Cine Monterrey. La masiva construcción de nuevos edificios y locales de ocio, muchos de ellos con ubicaciones más céntricas y accesibles para los espectadores, comenzó a afectar la viabilidad del cine.

Llegar al Cine Monterrey no era tarea sencilla. Los espectadores debían afrontar una pronunciada subida por la calle Castillejos o atravesar un barrio aún en construcción ubicado sobre la Ronda del Guinardó, una zona poco atractiva y con escasa iluminación.

A pesar de contar con una programación de calidad, que incluía películas de gran éxito como «Soltera y madre en la vida», «El libro de la selva», «Una chica para dos», «El puesto de los suspiros» o «Dos en la guillotina», el Cine Monterrey no pudo competir con la comodidad y la ubicación de los nuevos cines del barrio.

1970 CIERRE DEL CINE MONTERREY

Los elevados precios del terreno en la zona también jugaron un papel importante en el cierre del cine. Los hermanos Martí, propietarios del local, vieron una oportunidad más rentable en la demolición del cine y la construcción de un gran edificio en su lugar.

El domingo 5 de marzo de 1970, con la proyección de las películas «Los espías matan en silencio», protagonizada por José Bódalo, y «La hermana San Sulpicio», interpretada por Carmen Sevilla y Jorge Mistral, el Cine Monterrey bajó el telón por última vez.

En su lugar, la empresa Martin S.A. construyó un edificio que albergó viviendas, locales comerciales y parkings. El cine, que durante unos años había sido un referente cultural del barrio Guinardó, desaparecía para siempre, dejando un vacío en la memoria de los vecinos y un recordatorio de los cambios que la ciudad experimentaba en aquella época.


 

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