Cuando en la actualidad queremos conocer algún edificio construido entre final del siglo XIX o principio del siglo XX, corremos el peligro de que lo que encontramos delante de nuestros ojos, no se corresponda como lo construyeron nuestros antepasados y que durante el tiempo que ha pasado desde su inauguración haya sufrido una transformación.
Esto es por desgracia lo que ha sucedido con el edificio mandado construir en 1914 por Luis Ferrer-Vidal i Soler y que fue construido por Eduard Ferrés i Puig, arquitecto que entre otros edificios construyó los célebres Almacenes Damians.
UNA FAMILIA DE LA ALTA BURGUESÍA
Ferrer-Vidal i Soler era hijo José Ferrer i Vidal, fundador de la saga de los «Ferrer-Vidal», conocida familia de la alta burguesía catalana, y hermano de José Ferrer-Vidal y Soler I marqués de Ferrer-Vidal.
Ferrer-Vidal i Soler, fue un destacado empresario, mecenas y político. Diputado a las Cortes y Senador, prohombre de la sociedad barcelonesa, caballero de la Gran Cruz de la Real Orden de Alfonso XII, cofundador de la fábrica de cemento Portland, cofundador en 1904, de la Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorros, actual “La Caixa”.
EN LA DIAGONAL, JUNTO AL PASEO DE GRACIA
Ferrer Vidal, había escogido la parte alta de la antigua Avenida Arguelles (hoy Diagonal), con el incipiente Paseo de Gracia, porque aun estando en la calle más popular del momento, estaba a las afueras de la ciudad.
La fachada como casi todos los edificios de aquel tiempo debido a su anchura estaba dividida en cinco partes. La planta baja tenía cuatro puertas para locales comerciales y la quinta y última situada a la izquierda estaba dedicada a la entrada del edificio.
EL EDIFICIO
La puerta de entrada tenía una altura importante ya que llegaba hasta el entresuelo del edificio. En su parte alta Eduard Ferrés había colocado en piedra el escudo familiar de los Ferrer Vidal, que daba al edificio un aire de prestigio.
El entresuelo tenía un balcón a la derecha le seguía un frontal de tres ventanales con puertas de cristal, sin salida al exterior. Le seguía el piso principal, que era la residencia familiar, en la que destacaba una gran tribuna con arco rebajado y vidrieras, que ocupaban los tres cuerpos centrales de edificio. A los dos lados sendos balcones estaban adornados con las balaustradas de piedra.
Ferrés i Puig, había proyectado los tres pisos superiores con ligeras diferencias entre ellos, ya que mientras en el inmediatamente superior destacaban los cinco balcones con barandillas de piedra, en el superior, los tres balcones centrales tenían barandillas de hierro forjado y dos miradores laterales.
Los pisos quinto y último tenían una misma distribución que el cuarto pero su terminación superior estaba acabada en arco. El cerramiento del edificio mantenía la figura de los pisos inferiores, en cuanto a la línea externa de los pisos inferiores con un acabado de piedra trabajada, que cambiaba radicalmente en el centro.
Ferrer Vidal, modo a Eduard Ferrés que construyera una cúpula mirador que destacara sobre los demás edificios de la zona.
Unos años después de la finalización de la guerra civil, la ciudad sufrió la fiebre de la remontada de las antiguas edificaciones y con ello conseguir aumentar el número de viviendas de las edificaciones. El concejal y el propio ayuntamiento, con tal de cobrar por realización de obre nueva, sin preocuparse de lo que se destruía con la nueva obra. Se cambiaron las ordenanzas municipales y los edificios podían aumentar una o dos alturas, con lo que se destruían la mayor parte de los antiguo cerramientos.
En la mayoría de los casos, los nuevos propietarios de los antiguos edificios, eran los herederos o los nuevos propietarios, no tenían reparos en remontar los edificios construidos a principios de siglo con tal de lograr unos beneficios atípicos.
A la casa Ferrer Vidal, le tocó el premio en 1947, siendo alcalde José María de Albert Despujol, que permitió el descabezamiento del edificio con el fin de aumentar dos piso su altura.
Dentro del desastre que produjo, la eliminación de la cúpula, el constructor, realizó un remonte, que solo los que conocían el viejo edificio, lo pudieron observar.
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