Sin duda alguna el desaparecido local situado en la calle de las Tapias 5, fue uno de los más frecuentados de los habituales de la noche barcelonesa, marcando una época, primero en sus inicios y después cuando la calle, se volvió en una de las más peligrosas de la noche barcelonesa.
José Márquez Soria, conocido popularmente como Pepe el de La Criolla, desde que había sido contratado por Valentín Gabarró para poder controlar los disturbios de su local, por la habilidad de abortarlos. Márquez viéndose como poder realizar esa labor en un local de su propiedad, abandono la disciplina de la Criolla para convertirse en el propietario de un local de esas características, encontrándolo en el solar de los antiguos establos de una vaquería.
Originalmente construyó una sala rectangular, busco la colaboración de del decorador Humbert Vallmitjana, para que le construyera las míticas columnas-palmera de La Criolla, instalo un bar, una mesa de juego, los obligatorios lavabos para los dos sexos y un guardarropía (situado a la derecha atendido por unas chicas vestidas de seda negra, que daba la sensación de confort que ofrecía el establecimiento).
La fachada del local tenía más aspecto de la entrada de una fábrica que la puerta de un cabaret. Al entrar re encontrabas con la pared principal de la sala que estaba cubierta con un mural pintado que reproducía las imágenes de varios loros tropicales con dos mujeres desnudas que se estaban columpiando.
La pista central en la que los artistas realizaban sus actuaciones, estaba protegida por cordones gruesos, que evitaran en lo posible, las manos inoportunas de algunos espectadores. El proyecto ambicioso de José Márquez, fue inaugurado en marzo de 1936 y José se sintió muy orgulloso y afortunado de haber convertido el local en un referente de las noches barcelonesas.
Desgraciadamente no pudo saborear la felicidad mucho tiempo ya fue asesinado la noche del 29 de abril de 1936, cuando aún no llevaba dos meses abierto Barcelona de Noche.
PEPE «EL DE LA CRIOLLA» ASESINADO!
El crimen tuvo lugar cuando regresaba a casa después de haber realizado la liquidación de los camareros. Sobre las 5 de la madrugada, se dirigió a su domicilio de la calle Santa Madrona 6, cuando nada más abrir la puerta de entrada de la portería, recibió una ráfaga de siete tiros.
Se comentó que la muerte había sido un ajuste de cuentas o una venganza, ya que se le encontró encima unas joyas personales y la recaudación de 3.625 pesetas. Tenía 64 años y dejaba el negocio a su esposa Cayetana Hibraind, que continuaría como propietaria del negocio.
Finalizada la guerra civil y ante lo que supuso un corte drástico de libertades, la calle de les Tàpies pasó a ser convertirse en el eje central del Barrio Chino.
El cabaret con la intención de recuperar su anterior popularidad, apoyada por el cambio de nombre de muchos locales, se convirtió en La Nueva Criolla, al haber sido está destruida en 1838 durante un Bombardeo. Pero ni con esta estratagema logro hacer retornar a los antiguos clientes .
La calle de las Tapias y las calles adyacentes se convirtieron en un feudo de prostitutas y miseria extrema. A final de la década de 1950, con la llegada de los marines norteamericanos de la VI Flota, el local empezó a remontar los clientes gracias a que los marines encontraban en el local y el lugar, lo que buscaban en sus horas de ocio.
El aumento de clientes, sirvió para contratar en la década de los 60 a una serie de artistas emergentes que volvieron a dar renombre al local, Moncho, Antonio Gades y Encarnita Polo.
Clientes de talla internacional Salvador Dalí, Federico Gallo, periodista y locutor de Radio Nacional, de España, Ladislao Kubala, jugador del F. C. Barcelona y los artistas extranjeros Ingrid Bergmann y David Niven.
En aquellos tiempos se llegó a comentar que muchos días tras finalizar las óperas ofrecidas en el Gran teatro Liceo, algunos espectadores iban a ver las actuaciones de Barcelona de Noche, en especial la de Francisco Morera García, principal transformista entonces, más conocido como Paco España.
El aumento de la permisividad y la clarividencia de Caballé, nuevo director del local, hizo que aparecieran otros artistas trasgresores que marcaron una época: Madame Arthur, Ángel Pavloski, Christa Leem, Christine, Bibi Andersen, Nicol, Violeta la Burra, Mimí Pompón, Pierrot y Dolly Van Doll.
En los años 80, con la incorporación de Ana Lúpez, se realizó una revolución en la programación lo que supuso la realización todas las noches de dos sesiones una a las 23 horas y otra aprovechando la salida de los espectáculos a la 1:30 de la madrugada por aquel entonces las artista fueron las travestis Shamanta y Cristinne, Denisse Zambrana y el ballet de Alberto Aurenti.
Se intentó acondicionar el local para ofrecer cenas espectáculo. Para ello buscaron la colaboración del grupo Racó de l’Arnau con un precio de 3.700 pesetas y 1.500 a los espectadores que solo querían ver el espectáculo con derecho a una consumición.
La concesión de las olimpiadas a la ciudad, supuso una regeneración del barrio del Raval, lo que supuso el cierre de Barcelona de Noche, el 16 de septiembre de 1990.
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