La historia de este ferrocarril aéreo y la posterior construcción de la cafetería Alhambra, empieza antes de la urbanización de la Plaza Cataluña.
Las primitivas manzanas 39 y 40 habían sido diseñadas para la construcción de edificios. La manzana del lado montaña que le seguía y llegaba hasta la primitiva calle Cortes, propiedad de la familia de Narcís Pla i Daniel, abogado y político que había mandado construir en 1875 un edificio al arquitecto Francisco de Paula del Villar, en la esquina con la Rambla Cataluña.
El resto de esta manzana en su lado montaña tenía que sufrir una gran modificación, la parte central de la misma debía ser utilizada para realizar el desvió de la Riera de ‘n Malla, que bajaba desde Collserola al mar y se desviaría en esa zona, se cubriría hasta pasado el Paseo de Gracia continuaría por la calle Caspe.
1889-1991 EL FERROCARRIL AÉREO
Esa parte del terreno había sido adquirida con el fin de construir un Ferro-Carril Aéreo, como competencia a los parques instalados en el nuevo Paseo de Gracia.
La futura atracción realizaría un recorrido de unos 200 metros con diferentes tramos del solar con subidas y bajadas incluyendo un túnel para dar más emoción a los pasajeros simulando un viaje real.
Se construirían algunos barracones para la venta de objetos bancos para descansar y un kiosco de bebidas para que los asistentes pudieran calmar la sed o comer algún tente en pie. Era propiedad de Arturo Vilaseca, descendiente de una familia dedicada al ramo de la hostelería. Los retrasos en el desvió de la riera y posteriormente su cobertura y fueron aplazando la puesta en marcha de la atracción, la cual no pudo ser inaugurada hasta el verano de 1889.
Durante los dos años que estuvo abierta la atracción, en las noches de verano se realizaban para atraer a los visitantes de 9 a 12 noche, una serie de conciertos por los profesores Badía, Decabo, Aynó, Vinal» y Valdealde. La entrada al recinto era gratis.
Durante su existencia se realizó el 26 de septiembre de 1889, uno de los actos que tuvo más repercusión en la ciudad, fue la celebración de un festival a beneficio de los desgraciados habitantes de Puigcercós.
EL DESASTRE DE PUIGCERCÓS
Un festival organizado por la empresa del ferrocarril en colaboración con la prensa de toda la ciudad. Puigcercós había sufrido un desprendimiento que envolvió en humo y polvo a todo el pueblo.
El primitivo pueblo de Puigcercós que había sido construido sobre una colina a unos 700 metros de altura, había tenido varios deslizamientos que supusieron la desaparición de casas y personas.
El segundo el 13 de enero de 1881, hizo caer la mayor parte del pueblo viejo montaña abajo y este de 1889 volvía a azotar a los que todavía quedaban en él.
Los restos del primitivo pueblo cuyos restos todavía se pueden contemplar en especial la iglesia románica de San Martín de Puigcercós emergen sobre un boquete de unos 50 metros de altura y 200 de longitud que va desapareciendo poco a poco tragado por la tierra junto a las últimas edificaciones.
Estos hechos conmovieron a la opinión pública que contribuyeron con el festival de manera importante a la construcción del nuevo pueblo.
Pese al éxito logrado, por el Ferro-Carril Aéreo, la continua lucha por la urbanización de la zona hizo cerrar al ferrocarril aconsejando la urbanización de la manzana.
CAFÉ ALHAMBRA
En los bajos del frente que daba a la futura Plaza de Cataluña se construyó el nuevo Café de la Alhambra, uno de los locales más grandes de la época que se recuerdan. Tenía entrada por la Rambla Cataluña 28 y Paseo de Gracia 29. Posiblemente extrañara la numeración del local que actualmente estaría situado en el principio de ambas calles. La respuesta es bien sencilla al no existir la Plaza Cataluña, la Rambla y el Paseo de Gracia, empezaban en Canaletas y Puerta del Ángel.
El Café Restaurante Alhambra lo gestionaba la empresa Montané y Cia propiedad de Miguel Montané que preciso de diez empresas importantes para que con su aportación se consiguiera sacar adelante el nuevo proyecto.
En el interior de la entrada, Montané había colocado un mural sobre la Alhambra con el Patio de los Leones. En local tenía un salón capaz de acoger a 1.500 personas.
Por la entrada de Rambla Cataluña se podía subir directamente a un salón de billares en la que aparte de dar clases a los desconocedores del juego. En el local se celebraban campeonatos entre los jugadores más avanzados.
Por la entrada del Paseo de Gracia, entraban aquellos clientes que deseaban usar solo la parte culinaria, el edificio se unía en su parte central esta zona según los historiadores carencia de un suelo firme y las mesas estaban asentadas en un suelo de tierra que no era muy bien visto por la clientela.
1905 CAFETERÍA-RESTAURANTE Y CINE ALHAMBRA (1905-1908)
El edificio estuvo en activo hasta el año 1905, fecha en que fue dividido en dos partes. En la zona del Paseo de Gracia se continuo realizando el servicio de Cafetería Restaurante, dejando el lado de Rambla de Catalunya para inaugurarlo el sábado 23 de febrero de 1905, como Cine Alhambra.
En los primeros años del siglo XX, la impaciencia de los propietarios de negocios era grande y los cambios de dueño o de negocio eran continuos ya que estos buscaban rentabilizar las inversiones rápidamente y los negocios duraban lo justo para recoger beneficios y dedicarse a otro negocio.
El Cine Alhambra cerró sus puertas en 1908 para convertirse en el Gran Salón Dore.
En 1921 el Gran Salón Dore cerró sus puertas, el local durante dos años desarrollo sus actividades como Salón Eslava.
1924 DE SALÓN ESLAVA A TEATRO BARCELONA (1924-1987)
En 1924, el Salón Eslava sufrió una transformación radical con la construcción de un nuevo edificio de fachada e interiores completamente clásicos convirtiéndose en el nuevo Teatro Barcelona.
En 1987 tras unos años en que el local estuvo cerrado y sin ningún tipo de mantenimiento su estructura sufrió un deterioro que presagiaba un derrumbamiento inmediato, por lo que fue derribado y en su lugar en 1995 se construyó el Barcelona City Hall, que estuvo abierto hasta 2005.
Pero la historia de cada uno de estos locales, la conoceremos en otros artículos individuales.
Posteriormente en los terrenos sin urbanizar de la plaza, todavía como manzanas 39 y 40, Arturo Vilaseca propietario del kiosco del ferrocarril aéreo, abrió «La Pajarera»,la Cafetería del Siglo XIX. A su cierre con motivo de la urbanización de la plaza en la acera lado montaña junto al edificio de Narcis Pla, instaló la Cafetería y Restaurante Colón.
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