La actual avenida de Roma tiene su origen en el trazado de la línea ferroviaria que desde 1858 unió el centro de Barcelona con Sants y los municipios del Llobregat. Este trazado abandona la calle Aragón a la altura de Casanova y gira en dirección Sants dibujando una línea diagonal sobre la cuadrícula del Ensanche de Ildefonso Cerdà. La existencia de esta línea del ferrocarril consolidó el trazado de la avenida de Roma tal y cómo ha llegado a nuestros días.
|
A comienzos del siglo XX la compañía de ferrocarriles MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) presentó un plan de mejora de la línea que llegaba a Barcelona, que consistía en una reforma de la antigua estación de Sants. El ayuntamiento propuso rebajar las vías ante la estación para situarla al mismo nivel que la línea que discurría por la calle Aragón y uniformizar todo el trayecto. Esto proyecto permitiría a la larga la conexión de las calles de dirección mar-montaña de la izquierda del Ensanche mediante puentes sobre las vías, que evitarían los peligrosos pasos a nivel que había desde el Puente del Mono “El Pont del Micu”, (Casanova-Aragón) hasta Sants. MZA aceptó la propuesta municipal con tal que el ayuntamiento se hiciera cargo de los costes adicionales.
|
La ejecución del proyecto fue largo, pero la concesión a Barcelona de la Exposición Universal le dio un impulso vital para que en 1929 quedasen unidas la zanja de la calle Aragón y la nueva zanja hasta la estación de Sants. No obstante el nombre de “Avenida de Roma”, no fue oficial hasta los años cuarenta, ya que su nombre primitivo era el de “La Diagonal del Ferrocarril”, nombre este por el que se conoció en sus principios, pasando a llamarse en época de la Republica a “Avenida de la Generalitat”.
|