El año 1903 la fachada fue reformada por Enric Fatjó i Torras, con un proyecto de Antoni Mª Gallissà i Soqué. Al edificio se le añadieron sobre la cornisa, unos pequeños pináculos que le daban un aspecto de castillo medieval, modificándose los acabados de los vértices de las esquinas.
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La reforma incluyó también la construcción de un edificio anexo, en el solar contiguo de la calle Fontanella, el cual era utilizado por Isidre Sicart como vivienda particular constaba de planta baja y dos alturas. El segundo piso se habilito como zona de descanso y relaciones públicas, incluyendo una sala de música con una atractiva “tribuna mirador” formada por tres arcos sobre columnas y una barandilla de piedra. El edificio estaba rematado por cuatro esculturas que tenían relación directa con la música.
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Los bajos del primitivo edificio se reformaron, lo que permitió instalar los primeros locales comerciales que acogieron inquilinos históricos: Anteriormente en 1879, Antoni Gaudí, había decorado la Farmacia Gibert. En 1907, la Sociedad Catalana General de Crédito, en 1909, el Banco di Roma, una popular administración de loterías, la tienda de venta al público de la fábrica de Galletas Montes que tenía su fábrica en el barrio de San Antonio, también durante bastante tiempo estuvo uno de los locales de las antiguas Granjas Maldà en el lado de la calle Fontanella (junto a la casa familiar), que era frecuentada por el escritor Sebastià Juan Arbó, ganador en 1948 del Premio Nadal con la obra “Sobre las piedras grises”.
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La elegancia de la casa particular de la calle Fontanella, hizo que se fijase en ella, Enric Bernat Fontlladonosa, fundador de los mundialmente famosos “Chupa Chups” que después de fracasar con la compra de la “Casa Batlló” no se le ocurrió otra cosa que comprar la Casa Sicart, para poder hacer un edificio de oficinas, cosa que no llegó a realizarse.
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Tanto el edificio primitivo como la casa particular, fueron adquiridos en 1987, por el Corte Ingles, para seguir ampliando los grandes almacenes, el cual derribo el edificio para llevar a cabo su última ampliación, con ello desaparecía el último edificio modernista de la Plaza Cataluña.
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En 1996 la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, redacto un memorial en el que ponía de manifiesto por la serie de agravios que estaba sufriendo la ciudad, con el destrozo de parte de su tejido arquitectónico y acusaba de una forma directa a las instituciones: “Ministerio de Cultura”, “Generalitat”, “Diputación”, Ayuntamiento” y “Obispado”, por la dejadez en la conservación del patrimonio de la ciudad.
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Ante la queja de las entidades y la ciudadanía, como siempre los políticos reaccionaron tarde y obligaron a los almacenes a colocar el mirador en su fachada, cosa imposible ya que este había sido destruido conjuntamente con las piezas escultóricas de la fachada, por lo que se vieron obligados a realizar una réplica de la misma. La ventana que se puede apreciar hoy en día en la fachada del Corte Ingles, es una réplica “MALISIMA”, de la original que estaba en el mirador. Con el derribo del edificio se perdió no solo la casa más antigua de la plaza Cataluña, sino las bóvedas que estaban en el sótano del edificio pertenecientes a una parte del Portal de l’Àngel, una de las puertas de la antigua muralla de la ciudad.
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